Madre pide libertad para su hijo "víctima de apremios ilegítimos" por el Ejército
Paulina Silva está desesperada y dispuesta a todo para librar a su hijo Sergio Espinoza de la jaula en que está recluido en el Regimiento Rancagua del Ejército, en Arica.
El ex alumno de la Escuela Industrial de San Antonio y cabo segundo del Ejército permanece privado de libertad hace más de cinco meses por el supuesto robo y venta de armas desde la unidad militar.
Asegura que "fue víctima de presiones para culparse y de apremios ilegítimos. Fue humillado y tratado como delincuente siendo esposado y paseado con las esposas puestas por el patio principal del regimiento a vista de todos aun sin haber pruebas en su contra. El abogado ha solicitado la libertad bajo fianza más de tres veces comprobando que no hay pruebas que dicten su culpabilidad y participación en los hechos, pero se niegan".
Su madre jura que es inocente y que todo quedará claro en cuanto se investiguen los hechos.
"Quiero que se haga justicia, que el fiscal militar de Arica acabe con este juego y quede en claro cómo fueron las cosas", dice la mujer al borde del llanto.
"Sus compañeros y toda la gente de San Antonio que lo conocieron saben que era un cabro bueno y que está siendo víctima de una injusticia", agrega Paulina, quien envió una carta a la Presidenta Bachelet y al Ministerio de Justicia para que se revise la situación.
Entiende que las autoridades poco y nada pueden hacer en un caso judicial y menos dentro del Ejército, pero no quieren agotar las instancias para exonerar a Sergio. Está tan segura de su inocencia que "solo basta que se investigue un poco para que todo quede claro".
los hechos
"Mi hijo es instructor artillero. Eso estudió en el Ejército, pero un día sin motivos lógicos fue cambiado y enviado al almacén general de armamento (…) Llegó en enero a ese puesto junto a dos personas más. Ese mes solo trabajó una semana ya que salió con vacaciones y al volver sufrió una fractura en su mano. Lo operaron y le pusieron dos fierros, dejándolo 90 días con reposo en su hogar. Volvió en mayo y al mes siguiente se detectó la falta de 4 subametralladoras que pudieron haberse hurtado entre enero y julio. Mi hijo no alcanzó a trabajar en ese tiempo y lo que hizo fue prácticamente ayudar porque no conocía el trabajo diario del almacén. Su especialidad es otra", detalla.
Paulina denuncia que Sergio "fue maltratado por sus superiores desde un principio por tener tatuajes de la Universidad de Chile. Tenían que desconfiar por tener tatuajes de una barra brava".
"No pararemos hasta que se haga justicia", concluye Paulina, decidida a difundir su historia "hasta que se inicie una investigación".
Hace dos semanas escribió un mensaje en Facebook exponiendo los hechos, el cual fue compartido por cerca de cuatro mil personas. Está convencida de que "metiendo bulla" logrará avanzar y liberar a su hijo. J


