Luego de un día de sol y playa, la sal en la piel deja una extraña sensación.
Es por eso que para los vecinos y bañistas de la playa Marbella ha llegado una ducha ubicada en el sector cercano a los estacionamientos en donde pueden refrescarse con agua potable, y así quitar los residuos de sal y arena de sus cuerpos.
El uso de la ducha es completamente gratis y puede acceder a ella quién lo estime necesario. J
Si acude a la playa en un día de sol radiante o de grandes nubes, no olvide mirar el solmáforo y proteger su piel de los peligrosos rayos UV.
Ya están presentes en muchas de las playas del litoral estos prácticos instrumentos que nos indican los niveles de radiación ultravioleta.
Ayer marcó un índice de peligro medio, pero para hoy se prevé un nivel muy alto. J
Cada año cuando inicia la temporada de verano entre el mar y la arena el salvavidas, Marcelino Carreño, se dirige a la playa Marbella para comenzar su labor.
Y cómo no, si ya lleva cinco años cuidando la vida de los cientos de personas que eligen las costas de Santo Domingo para pasar sus vacaciones.
Consiguió su licencia luego de aprobar el curso en la Capitanía de Puerto, proceso que tuvo altos y bajos, pero como señala Marcelino: "igual es difícil porque si uno no sabe nadar no va a poder dar las pruebas nunca ja, ja, ja".
El salvavidas se siente muy contento y orgulloso al contarnos que "aquí la gente es más tranquila y responsable, no como en Cartagena, El Tabo o El Quisco", ya que cuando el advierte a los bañistas éstos le obedecen, y compara que "en Cartagena pasaba todo el día en el agua".
"Siempre atentos", esa es la consigna, ya que así ha salvado la vida de muchos niños y jóvenes que a veces por conductas irresponsables se introducen más allá de lo permitido en el mar.
Desde que la costa de Santo Domingo se vio afectada por la invasión de piedras, los turistas decidieron dirigirse a la playa Marbella, pero otros optaron por otro lugar.
Carreño señala que "por las piedras mucha gente se ha ido de aquí porque no le gusta como está la playa".
Marcelino comenzó la temporada de verano el 15 de diciembre, sin embargo en esas fechas no había tanta concurrencia. Cuenta que "ha venido mucha gente desde el uno en adelante, mucho más que otros años".
Es por eso que Marcelino Carreño debe tener ojos en la espalda y estar completamente atento a lo que los bañistas hacen, ya que un descuido puede cobrar la vida de alguien más.
"La gente se sube a las rocas y la Armada nos ha venido a llamar la atención, porque está prohibido".
Sin embargo, los curiosos y temerarios siguen con estas prácticas que podrían terminar en una tragedia. J
Son sólo seis vendedores ambulantes los autorizados por el municipio para trabajar en la playa Marbella de Santo Domingo, dos de ellos son mujeres y cuatro hombres. Y no vaya a meter las patas, porque casi todos son familiares y para trabajar equitativamente mantienen los mismos precios.
Las infaltables palmeras cuestan $700 y la oferta es de 3 en $2.000, lo mismo los panes de huevo y los cachitos rellenos con manjar, pero si lo dulce no es lo suyo y se le antoja comer charqui, la bolsita está a $1.200.
Según el testimonio de estos esforzados emprendedores el trabajo es sacrificado, pero las ventas son buenas.
Marco Antonio Jara, de 55 años hace cerca de 20 años trabaja vendiendo en las playas y durante el año vende bolsas en las ferias libres. Gracias a esto ha logrado sacar adelante a su familia y a su hija que estudia Ingeniería en la universidad.
"Me gusta mucho trabajar en esta playa y lo bueno es que tenemos permiso y no se puede meter ningún otro vendedor", detalla.
"Todos vendemos lo mismo y nos vamos coordinando para ir recorriendo toda la playa", comenta Gladys Berríos, quien trabaja junto a cuatro hermanos que se trasladan desde Llolleo alto hasta Santo Domingo a trabajar en la temporada llevando productos frescos y de buena calidad todos los días hasta el 5 de marzo. J