Toda la alegría del "Festival" Santibáñez
Humberto Santibáñez es un personaje ciento por ciento sanantonino. "Lo que nunca me falta es la sonrisa", repite varias veces mientras trabaja junto a su familia en el amplio puesto de frutas y verduras que desde hace seis años instala durante la temporada estival en la rotonda ubicada al final de calle Curicó.
No hay cliente que no lo salude. Para todos la primera respuesta es la misma: una sonrisa. "Pero este año no ha sido tan alegre, porque me han estado fregando harto los vecinos. Como nos va bien, de inmediato empiezan los malos comentarios. Nos han venido a pedir todos los permisos, pero el alcalde Omar Vera me dijo que mientras no exista un proyecto en ese terreno, podía mantenerme trabajando sin problemas", reclama el popular Humberto "Festival" Santibáñez.
Pese a esto, junto a su familia tienen que mantener la rutina habitual. Ir a buscar todos los días las sandías y melones a San Pedro. Resguardar durante toda la noche el local "porque si no capaz que lo quemen", reflexiona don Humberto. El esfuerzo, eso sí, tiene su recompensa. "A los clientes les decimos que si la sandía le sale harinosa, vengan y la devuelvan, que acá le damos otra. De hecho ofrecemos partir y calar acá mismo en el local la sandía para que se den cuenta de la calidad de los productos que tenemos", afirma.
la vida en juan aspeé
El 24 de septiembre de 1950 es la fecha de nacimiento de Humberto Santibáñez. Orgulloso asegura que "crecí, me crié y me malcrié, en la población Juan Aspeé. Fueron años hermosos. Me acuerdo cuando llegaba el tren y se bajaba mucha gente que venía a disfrutar de la playa de Llolleo y se quedaban acampando, porque aún no se habían construido las cabañas".
En su hogar familiar, ubicado en calle Miraflores número 2, vivió sus mejores años. Jugaba con sus amigos todo el día en la calle y las únicas preocupaciones que tenían eran las de chutear una pelota o salir a recorrer el borde costero. "Siempre me ha gustado el fútbol", reconoce Humberto, quien realizó sus estudios primero en la Escuela 24 de San Antonio, para luego egresar del tradicional Liceo Fiscal
Siendo joven comenzó a trabajar en locomoción colectiva y en 1978, ya casado con su señora María Retamal (con quien tiene cuatro hijos: William Troy, Paula, Jagger y Marcela), realizó uno de sus primeros trabajos independientes importantes. "Con mi mujer salíamos de San Antonio hacia la población Santa Elisa de Cartagena para ir a vender sandías. Nos iba bastante bien durante el verano porque llegaba mucha gente. En ese tiempo no existían los altavoces, entonces había que tener la voz preparada para gritar todo el día".
generación boxeril
De la generación que lo acompañaba en sus andanzas en la población Juan Aspeé, Humberto Santibáñez recuerda al "Chino" Enrique, a Pedro Castro, al "Loco" Pérez, a Iván Corrales, al "Lobito" Pinto. Los dos últimos, fueron reconocidos boxeadores sanantoninos.
"A mí me pagaban una luca en ese tiempo para servirles de sparring de boxeo, como era alto y maceteado. Todos éramos fanáticos del boxeo. Se puede decir que nuestra generación era boxeril. El gimnasio del Esparta varias veces se llenó para ver pelar al 'Lobito' Pinto", rememora.
Pero no solamente el boxeo era uno de los deportes favoritos del juanaspino. El fútbol también lo apasionaba. Jugó en Torino, en el Rayón de San Juan y luego en Ferroviarios de San Pedro "porque pagaban bien por partido". Su puesto natural era el de defensa central y su porte lo ayudaba siempre a ser impasable en el juego aéreo.
Fuera de la cancha, su corazón siempre ha sido lila. Es hincha fanático del SAU. "Tuvimos el privilegio de tener los mejores entrenadores en un tiempo, como Pedro Morales, Gracián Miño, o Sacha Mitjaew. También grandes jugadores como el "Peta" Fernández, el "Cholo" Vásquez, el "Lolo" Araya, el "Huaso" Santibáñez o el "Pupuya" Gómez. A todos tuve el privilegio de verlos en el estadio Municipal", rememora. Pero a quién más recuerda era al "Sapito" Acevedo, uno de los primeros arqueros de San Antonio Unido. "A muchos jóvenes que son hinchas del SAU les pregunto quién fue el 'Sapito' Acevedo y no tienen idea quién es", se queja quien fuera testigo presencial del gol de arco a arco que recibió el portero sanantonino Teo Gantz de parte de su colega de posición Wilfredo Leyton, golero del club Aviación (el hecho se registró la tarde del 24 de octubre de 1973 en el Olegario Henríquez, y para muchos fue el primero gol "de arco a arco" del fútbol chileno).
agradecido de Pedro piña
Pero el trabajo que más ha marcado hasta el día de hoy a "Festival" Santibáñez, sin lugar a duda, es como chofer y guardaespaldas del abogado y político comunista Pedro Piña.
"Todo lo que tengo se lo debo a él, no puedo estar más que agradecido por todo lo que ha hecho por mí tanto don Pedro Piña como su familia. De hecho sus hijos que ya son profesionales también me ayudan, por ejemplo uno que es odontólogo se ha preocupado de mi salud bucal", cuenta agradecido.
Junto a Pedro Piña ha vivido muchas experiencias, pero la última aún le sigue dando vueltas. Fue cuando al actual consejero regional sufrió el accidente vascular que lo tuvo por más de un mes en cuidados intensivos. "Estábamos saliendo de una reunión desde Santiago cuando se me desploma en el auto. Tuve que traerlo de vuelta sobre mi hombro, mientras iba manejando. Hasta que llegué al encuentro de sus hijos que se lo llevaron de urgencia. Fue una situación muy complicada, donde había que hacer todo rápido", señala.
Humberto Santibáñez comenta de todo corazón que "lo único que deseo es que don Pedro se mejore. Lo conozco desde chico, y los más de cuarenta años trabajando con él me han ayudado mucho. Me acuerdo cuando lo ayudé para comprarse su primer auto, que fue un Simca 1000. Por eso que estoy muy pendiente de su recuperación.
siempre una sonrisa
Entre el 4 de enero y el 28 de febrero, al "Festival" Santibáñez se le puede encontrar de punto fijo en su local de frutas y verduras en la rotonda de Curicó. "Me dicen 'Festival' porque siempre estoy contento, tirando la talla, conversando con la gente". Para don Humberto, sentirse un personaje popular de San Antonio "es algo que uno no anda buscando, pero me siento querido y reconocido por los sanantoninos. Siempre tienen una palabra de apoyo cuando pasan a comprar algo".
A sus 64 años, y con la misma vitalidad que lo ha caracterizado desde que jugaba por las calles de la población Juan Aspeé, Humberto Santibáñez no para de asegurar: "lo que nunca me falta es la sonrisa". J