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Comerciante reclama contra "animalistas"

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"Yo no tengo problemas con que alimenten a los perros que andan en la calle, pero no afuera de mi local. Las razones son obvias". Así lo dice tajantemente la comerciante Marina Navarro, quien hace 19 años tiene su negocio frente al hospital Claudio Vicuña.

"Le pedí a un señor que no le diera comida a los perros dentro de mi local porque si pasa Sanidad voy a ser multada, pero al final fue peor porque este señor me lanzó la misma agua que minutos antes me había pedido para dársela a los perros", cuenta.

La comerciante asegura que no está en contra de las personas que quieran ayudar a los animales, pero "también deben entender que uno vende cosas para comer; por lo mismo, no puedo permitir que eso pase al interior y al frente de mi local".

"El otro día un perro se puso a vomitar mientras una señora se comía un pastel. Obviamente a ella le dio asco y al final botó todo a la basura", agrega con molestia. J

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Vecinos intentaron ayudar a abuelito abandonado

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Luego de que Diario El Líder diera a conocer la historia de un hombre de 61 años que llevaba cuatro días abandonado en el hospital Claudio Vicuña, las reacciones de sus vecinos en Las Dunas, específicamente de calle Galvarino, no se dejaron esperar.

Aseguran que hasta diciembre del año pasado, "Iván", como lo llaman, vivía en su casa junto a sus hijos, pero no entienden en qué momento llegó al hospital y en tan malas condiciones.

Alicia Morales conoce a Mario González hace 40 años. Ella asegura que en varias oportunidades intentó buscar ayuda para su vecino y su familia, pero nadie le prestó atención.

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"Fui al Sename porque su hija tenía apenas 9 años y vivía en completa vulnerabilidad. También fui a la municipalidad, pero al final nadie me escuchó y la verdad es que me da mucha pena verlo así", dice Alicia y luego agrega que "de un día para otro esa familia se fue para abajo y al final terminaron viviendo en precarias condiciones, sin luz ni agua y en medio de la basura, porque esa casa se convirtió en un chiquero".

Otra vecina asegura que tras sufrir un infarto cerebral, la salud de Mario se deterioró notablemente, lo que se sumó a la carencia económica que estaba enfrentando.

"Entre todos los ayudábamos porque éramos vecinos hace 40 años, pero algo pasó que terminaron así. Su mujer lo dejó y al final se quedó con sus hijos. Esa casa se convirtió en cualquier cosa y a cada rato llegaba gente a tomar o a drogarse", detalla esta vecina.

La última noticia que tuvieron sobre Mario es que estaba en una casa de acogida en Cartagena debido a su mal estado de salud, ya que ni siquiera podía hablar. J

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