Jenoveva sufrió una negligencia que la dejó en silla de ruedas
A los 40 años, viviendo en el pasaje Jason junto a su madre, esta mujer lucha día a día para vencer a la depresión y la distonía cervical que la han obligado a vivir desde los 26 años en complejas condiciones. Ahora necesita ayuda.
Una negligencia médica en la Posta Central en el año 2011 dejó a Jenoveva de Las Rosas Ruiz Durán con una distonía cervical a los 26 años de edad. "Tenían que sacarme líquido de la médula, y pasaron a llevar un nervio que me afectó de inmediato".
Previo a aquella operación que le cambió la vida, Jenoveva había sufrido repentinamente una parálisis facial en el lado derecho de su rostro. Pensaron que podía ser meningitis o un aneurisma. Para salir de la duda los especialistas le programaron una punción lumbar. "Aún recuerdo. Era jueves en la tarde, y los doctores me señalaron que le iban a sacar líquido de la médula", agrega Marta Durán, madre de Jenoveva. Ella acompañó cada acción que se desarrollaba en la Posta Central. Junto a su hija compartían hogar en la comuna de Maipú (además del hijo de Jenoveva), e incluso trabajaban juntas. La unión entre ambas es bastante fuerte.
Pero la punción lumbar salió mal. "Estaba ya consciente cuando escucho que un médico le dice a otro 'saquen eso altiro porque la embarramos'. Antes de la anestesia general me acuerdo de haber visto en una mesa chica una jeringa con agua y dos frascos de penicilina", relata Jenoveva, quien despertó tras aquella operación aquella noche a las tres de la mañana. Los medicamentos para el sueño había cortado su efecto, y a la joven de 26 años le dieron ganas de ir al baño. "Quería pararme pero no sentía las piernas. Y lo más extraño era que la cabeza se me movía para todos lados y no la podía controlar. La enfermera que me estaba cuidando me trató de explicar un poco lo que me estaba pasando".
"enfermedad del tony"
La negligencia de los doctores de la Posta Central dejó a Jenoveva con una severa distonía cervical. Su cuello le movía la cabeza para todos lados sin que pudiera controlar el movimiento.
"También le dicen la 'enfermedad del tony'. Estando en la Posta Central un neurólogo del hospital San Borja pidió mi ficha para hacerme un control. Grande fue su sorpresa cuando me da vuelta y se da cuenta que aún tenía una aguja puesta en el sector de la médula". De urgencia fue derivada al hospital San Borja, donde la esperaba una tina con agua caliente llena de burbujas que le proporcionaría golpes de corriente para que su cuerpo reaccionara. "Las piernas reaccionaron, pero el cuello no respondía a ningún estímulo". A los 26 años, Jenoveva tendría que comenzar a vivir con un cuello cervical. "Lo que más me dolió fue que al pedir una explicación nadie dijo nada. Al final estuve diez días en el San Borja. Después de eso empecé una terapia en Maipú para poder mover las piernas de nuevo. Estuve siete meses y pude volver a caminar de forma normal. Pero el cuello no dejaba de moverse".
Viudas del transantiago
Con una severa depresión, Jenoveva ya no quería seguir batallando contra el ritmo frenético con el que tenía que lidiar en la capital. Incluso, el cambio en el transporte público en el 2007 en la Región Metropolitana le afectó y la apuró a tomar una importante decisión.
"Con el Transantiago se complicó mucho más aún el tema, ya que me trasladaba desde Maipú hasta la Clínica Alemana, en Las Condes, y los nuevos recorridos comenzaron a traerme problemas. Hasta me molestaba que me preguntaran qué me pasaba, por el tema de que se me movía tanto el cuello", explica.
Todo esto la motivó a cambiar su vida en Maipú. Junto a su madre y su hijo apuntaron hacia el Litoral Central, más precisamente a Cartagena. Se ubicaron cerca de la Parcela 3. Sin embargo, pese al cambio de aire, los problemas continuaron. La pierna izquierda de Jenoveva sufrió una trombosis múltiple, mientras que al poco tiempo debió soportar un accidente vascular que le paralizó el sector derecho de su cuerpo. No había vuelta atrás. A sus 33 años de edad tendría que comenzar a afrontar el resto de su vida sobre una silla de ruedas.
Hacia san antonio
"Me dio una depresión que fue difícil superarla. No quería usar silla de rueda y mi vida cambió el 100 por ciento", reconoce.
Instaladas en Cartagena, el terremoto del 2010 las obligó a tener que cambiarse de hogar junto a su madre Marta Durán y su hijo. Fueron trasladadas de emergencia a un departamento en el sector de Bellavista, en San Antonio. "Y ahí fue peor, porque era un espacio muy chico el departamento y lo único que hacía era estar sentada en la silla de ruedas mirando por la ventana".
En noviembre del año pasado, tanto Jenoveva como su madre Marta tuvieron una gran noticia: pudieron cambiarse a una casa en el pasaje Jason, en el sector de Las Acacias, Llolleo, el que actualmente es su hogar.
Allí pasa el día mirando televisión, a veces leyendo el diario, o saliendo un rato al pequeño patio que durante el verano se llena de sol. Vive con una pensión de invalidez que le entrega cerca de 70 mil pesos mensuales. "En esta casa tenemos un patio en el que con mi madre realizamos trabajos de jardinería. Ella me pasa los maceteros para que les coloque los brotes. También la ayudó en la cocina, o en lo que se pueda con tal de no quedarme aburrida", dice.
Una nueva operación
El próximo 15 de febrero, desde las 09.30 horas en el hospital J.J. Aguirre en Santiago (allí se encuentra el otorrino especialista en este tipo de casos), Jenoveva nuevamente tendrá que operarse. La distonia cervical le afectó su traquea, por lo que tiene que ser operada de su laringe.
A sus 40 años (16 de febrero de 1975), le cuesta mucho hablar, y se agita cuando lo hace seguido. Ya en diciembre pasado tuvo que hacerse unos exámenes que costaban 120 mil pesos. Debió gastar toda su pensión de diciembre (la que venía con aguinaldo), y pedirle el resto a su madre para cumplir con estos exámenes. "Hice una campaña en Facebook pero nadie me ayudó, entonces eso fue muy desalentador", reconoce.
Para la operación del próximo 15 de febrero, Jenoveva tiene que contar con 500 mil pesos para costear su intervención. "Si alguien puede ayudar se lo agradecería", dice a la espera de alguna alma caritativa.
Para cualquier colaboración, la cuenta rut de Jenovena en el Banco Estado es 14.303.798-3 y su teléfono celular es 56004713.