El vecino Luis González, José Catalán tuvo su camioneta atrapada por diez meses al interior de su propiedad. No podía moverla debido al desnivel que quedó entre la entrada para vehículos, la vereda y la calle luego de los trabajos de repavimentación en esa arteria de Barrancas.

Reclamó y al poco tiempo un grupo de trabajadores acudió hasta su vivienda para solucionar el desperfecto, pero según el dejaron peor que al principio.

"Ahora quedó el portón colgado, la cámara (de aguas servidas) tapada con escombros y me rompieron la escala", alegó.

"Esto no puede ser, porque tengo 80 años y soy discapacitado", reclamó.

Juan Jofré, cuidador del estadio Municipal Olegario Henríquez, aclaró el supuesto ataque que sufrió la clínica veterinaria móvil de la Municipalidad de San Antonio.

Según su relato, dos ruedas del vehículo habían sido "pinchadas" por desconocidos fuera del recinto y no al interior de este como se informó anteriormente.

"Yo estaba ahí y vi que eso pasó afuera, que llegaron así al estadio y no que hubo gente que entró para provocar ese daño", explicó el hombre.

"Claro que se trató de un acto de vandalismo, pero no adentro, que es donde me corresponde cuidar a mí", agregó el trabajador respecto del caso registrado la semana pasada cuando funcionarios municipales hallaron que el nuevo vehículo de la Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Ornato tenía dos de sus neumáticos desinflados.

Jaime Casajuana, presidente de la comisión electoral de la junta de vecinos Nueva Esperanza de San Sebastián, llamó a los residente de ese sector de Cartagena a participar del proceso eleccionario para definir al nuevo directorio de la junta por el periodo 2016-2019.

Los inscritos en la organización pueden ser parte del proceso el próximo domingo 7 de febrero, en la sede social ubicada a un costado del Cuerpo de Bomberos de San Sebastián, entre las 10 y las 18 horas.

Los candidatos que optan al cargo vecinal son Juan Ramón Morales, Violeta Madariaga Mardones, Manuel Inostroza González, Nélida Salgado Salinas, Carlos Stein Vallejo y Ana Quiroga González.

Jesús Farías Silva

Hace unos días los vecinos del sector norte del Alto Mirador, en la parte alta de Barrancas, comenzaron a sentir una vibración extraña al interior de sus casas. Muchos pensaron que se trataba de un temblor y hasta de un terremoto, pero a diferencia de un sismo natural, este no terminó al cabo de unos minutos. Duró horas y luego semanas.

Los residentes apuntan a la construcción de un conjunto habitacional a pocos metros del lugar, la villa El Trigal. Las obras requirieron de grandes excavaciones y de una compactadora, máquina que sería responsable de los movimientos.

"Esto parte bien temprano, cerca de las ocho y media, se detiene cuando los trabajadores están almorzando y sigue hasta las seis de la tarde cuando se van", contó Víctor Tobar, residente del sector.

Gran parte de los denunciantes teme por la seguridad de sus viviendas. Creen que estar expuestos por tanto tiempo a las vibraciones podría dañar seriamente las bases de sus viviendas.

"Estos me van a echar abajo la casa. Si en el segundo piso hay momentos en los que no se puede estar con este enjambre sísmico", agregó otro de los propietarios, entre risas y tomándose con humor la situación.

"Los niños se asustan, la gente mayor, todos. Si es como tener un temblor grado cuatro o hasta cinco, según yo, todo el día", añadió uno de los más cercanos a las obras que causarían el problema.

José Antonio Herrera también está molesto por los movimientos. Cree que pasarán pronto y para él es poco probable que su casa se vea afectada, pero reconoce que es incómodo vivir al menos dos semanas sometidos bajo esa intensa vibración.

2 semanas, al menos, ha durado el problema que afecta a los vecinos.