Jesús Farías Silva
Hace unos días los vecinos del sector norte del Alto Mirador, en la parte alta de Barrancas, comenzaron a sentir una vibración extraña al interior de sus casas. Muchos pensaron que se trataba de un temblor y hasta de un terremoto, pero a diferencia de un sismo natural, este no terminó al cabo de unos minutos. Duró horas y luego semanas.
Los residentes apuntan a la construcción de un conjunto habitacional a pocos metros del lugar, la villa El Trigal. Las obras requirieron de grandes excavaciones y de una compactadora, máquina que sería responsable de los movimientos.
"Esto parte bien temprano, cerca de las ocho y media, se detiene cuando los trabajadores están almorzando y sigue hasta las seis de la tarde cuando se van", contó Víctor Tobar, residente del sector.
Gran parte de los denunciantes teme por la seguridad de sus viviendas. Creen que estar expuestos por tanto tiempo a las vibraciones podría dañar seriamente las bases de sus viviendas.
"Estos me van a echar abajo la casa. Si en el segundo piso hay momentos en los que no se puede estar con este enjambre sísmico", agregó otro de los propietarios, entre risas y tomándose con humor la situación.
"Los niños se asustan, la gente mayor, todos. Si es como tener un temblor grado cuatro o hasta cinco, según yo, todo el día", añadió uno de los más cercanos a las obras que causarían el problema.
José Antonio Herrera también está molesto por los movimientos. Cree que pasarán pronto y para él es poco probable que su casa se vea afectada, pero reconoce que es incómodo vivir al menos dos semanas sometidos bajo esa intensa vibración.
2 semanas, al menos, ha durado el problema que afecta a los vecinos.