El autor de "Autobiografías" cuenta como llegó a crear sus esculturas
A los 9 años fabricó una pequeña antena con palitos de fósforos usados, pero nunca pensó que ese sería el inicio de su carrera de artista.
Una vida llena de esfuerzo y mucha paciencia es la de Rodrigo Castillo (42), artista plástico que exhibirá hasta el 16 de febrero sus esculturas y pinturas en el Centro Cultural de San Antonio.
Rodrigo era un niño normal, hasta que a los tres años comenzó a sufrir una extraña enfermedad es sus extremidades inferiores.
Fue llevado a la Teletón, donde fue tratado por una enfermedad, que aunque parecida, no era la que lo afligía de verdad. Nueve años después, los médicos pudieron dar el diagnóstico certero, Rodrigo tenía una neuropatía periférica congénita, que sólo se manifiesta en los hombres, y que consiste en una atrofia muscular progresiva que se le detuvo milagrosamente a los doce años.
"Yo no podía salir a jugar como los otros niños. Incluso usé bototos con fierros a los lados. No podía correr, ni andar en bici", recuerda.
Desde muy pequeño debió jugar dentro de las cuatro paredes de su hogar. Es por eso que su madre le regaló legos y figuritas para armar para estimularlo.
La primera escultura
Un día cuando tenía nueve años, fue a la cocina de su casa y recolectó los palitos de fósforos usados. Con mucha paciencia y dedicación creó su primera escultura . "Hice una cosita chiquitita, que parecía una antena. La llevé a la Teletón y a todo el mundo le gustó", reconoce con orgullo.
A sus doce años viajó junto a su familia a Brasil y allá, cuando cumplió 17, volvió a retomar su pasión: fabricar esculturas con palitos de fósforos.
Desarrollo artístico
Luego de una búsqueda existencial, a los 27 años decidió estudiar arte en la universidad. "Hice un móvil, al cual le proyecté luces. En ese momento comprendí el efecto de mi obra, que empezó como un juego infantil". confiesa.
Se atrevió a golpear las puertas de la Compañía Chilena de Fósforos. "Fui con el proyecto y les gustó", menciona.
En esa empresa le regalaron los insumos para que pudiera seguir con su arte libremente.
La primera figura fue la "Estructura Uterina", luego "El Ciclista", y la última es "La Esfera".
"La escultura para mí es medianamente fácil, lo que me costó fue la pintura", aclara.
Pintura en óleo
Pintaba y dibujaba todos los días, incluso dormía en la universidad para no perder el tiempo.
Rodrigo armó una serie de radiografías en enero del año 2004 antes de entrar a pabellón, ya que sus piernas y caderas se vieron afectadas por la neuropatía.
Es por eso que decidió retratarlas y así darle término a un cliclo de su vida. "Es el cierre de una etapa de mi vida. Como liberarme de la enfermedad", relata.
Ahora, toda la magia e historia de sus obras puede ser apreciada en el Centro Cultural de San Antonio.