La artesana que maravilla con sus grabados en madera en Cartagena
Un día, Beatriz Castro viajó desde Concepción al balneario por motivos de trabajo, y quedó cautivada por el paisaje.
En su puesto de artesanías, en la Playa Grande de Cartagena, Beatriz Castro (53) atiende a su clientela con una sonrisa amable. Ella es oriunda de Concepción y vive hace 23 años en el balneario.
Un día, esta mujer tuvo que viajar a Cartagena a atender a unas clientas y se enamoró del lugar.
La artesana estudió fotografía en la VIII Región, y a los 33 años se vino con sus hijas a vivir a Cartagena. En la zona no pudo ejercer su profesión, así que tuvo que buscar una alternativa para pagar sus deudas y dar una buena educación a sus dos pequeñas.
Es por eso que luchó para obtener un puesto de artesanías en Cartagena. Ella se dedicaba a grabar placas de militares y anillos. "Primero nos dieron un toldo, pero no tenía electricidad todo el día, así que no podía grabar los anillos, ni las placas", cuenta.
Para tranquilidad de Beatriz, con el tiempo, el panorama cambió, y logró tener un local con luz, en el sector norte de la Playa Grande.
Pero no pasó mucho tiempo para que el pánico volviera a apoderarse de la artesana, que se preguntaba a cada momento "Qué puedo hacer, yo quiero trabajar todo el año y no puedo sólo grabar anillos".
La gran idea
Luego de una larga reflexión, en marzo del año pasado se le vino a la cabeza la idea que cambiaría su vida.
"Empecé a buscar por internet qué podría hacer con madera y con mis manos", indica.
Los resultados arrojaron varias opciones, y Beatriz se interesó por la pirografía, que es el arte de grabar sobre una superficie -en este caso madera-un dibujo a través de un pirograbador, el cual emplea electricidad para generar el calor suficiente en la punta.
"No sabía cómo conseguir los instrumentos para realizar la artesanía, así que volví a meterme al computador para comprar el pirograbador", relata.
Al principio, Beatriz calcaba el diseño, pero ahora con su experiencia en este arte señala que "ya no es necesario".
Lo primero que aprendió a hacer fueron los caballos, aunque confiesa entre risas que "el primero que hice lo borré".
Cuando llegó con su nuevo producto a su local todos quedaron sorprendidos. "Estoy orgullosa de lo que estoy haciendo", señala
La artesana todos los días trabaja en el balcón de su casa. En su taller va trazando las líneas en la compañía de su querido nieto Sahir.
Beatriz se siente muy feliz y orgullosa de sus creaciones. "Me relaja dibujar con el pirograbador. Además, he tenido mucha aceptación y la gente que ya me conoce me viene a comprar", confiesa.
23 años han vivido en Cartagena Beatriz y sus hijas.

