Hace días atrás en el Centro Cultural Pensar Chile, que preside el exdiputado Sergio Velasco de la Cerda, se presentó una obra de teatro llamada Hogar Esperanza, a la que lamentablemente no pude asistir, pero deduzco la trama y el drama de la misma, toda vez que aborda el acoso, el abandono, la indiferencia, el abuso, etc. con que, a veces, y en la mayoría de los casos, tratamos a nuestros padres y/o abuelos cuando están en la última etapa de sus vidas. Esto me impacta, porque lo vivo directamente con un familiar que tengo en un hogar de ancianos, pues por motivos de convivencia, salud física, mental y económica no puedo tenerla en casa. Estos hogares, al igual que las escuelas municipales o particulares subvencionadas, debiera financiarlas el Estado, o al menos financiamiento compartido. El país, el gobierno, el Estado de Chile no tiene conciencia social, no se preocupa de los dramas de sus habitantes que están dando los últimos estertores de agonía. Un canto para el Plebiscito de 1988 decía: "Chile, la alegría ya viene"; esta alegría adornada por el arcoiris de múltiples colores, nunca llegó, seguiremos esperando hasta que muera el último anciano o anciana en un lugar recóndito de Chile, triste y abandonado. Esa es la conciencia socialista de este país, me da vergüenza, a veces, decir que soy chileno.

ÁNGEL PARRA S.

PROFESOR (E) EN EDUCACIÓN

U. DIEGO PORTALES