El incidente que marcó la vida de la dirigenta Elizabeth Jara
Cuando era apenas una niña, fue detenida junto a sus hermanas y unos sobrinos. Aquí cuenta la historia.
C uando Elizabeth Jara cumplió 52 años decidió renovar su look y se cortó el pelo casi al rape. "Ya no quería teñirme más, y con esto me quité el peso que tenía en mis hombros", cuenta.
Elizabeth nació en una familia numerosa. Tenía 15 hermanos de los cuales doce eran mujeres. Por eso siempre se identificó y amó el género femenino. "Es hermoso saber que las mujeres crecemos y que nos proyectamos de diferentes formas", reflexiona.
Ella es la menor de sus hermanos y recuerda con mucha alegría su infancia. "Jugábamos con la arena, palos y con las muñecas de trapos que hacía mi mamá".
Era la regalona de su madre, Salomé González. "Mis hermanas siempre me molestaban porque yo era la fundida de mi mamá", confiesa entre risas. "Estoy orgullosa de mis hermanas. Tienen una calidad humana tremenda", agrega.
Detenida
Elizabeth estaba por cumplir 11 años cuando ocurrió el golpe militar de 1973, que dio inicio a la dictadura en el país. Vivía en la avenida Arturo Phillips, en Santo Domingo, a pocas cuadras de las cabañas del Ejército que se convirtieron en centro de tortura. Por la ventana de su casa ella observaba lo que pasaba con los detenidos que llegaban al recinto. "Vimos mujeres y hombres golpeados y sangrando".
Un día, en plena dictadura, Elizabeth fue junto sus hermanas mayores y unos sobrinos a comprar pan al centro de Llolleo. A la vuelta se toparon con un funcionario de Carabineros.
"Yo pensaba que había sido un sueño de niña, una tontera mía, hasta que lo confirmé muchos años después. Crecí con la duda si es que en verdad había pasado", comenta sobre aquel inolvidable episodio.
El carabinero los detuvo y los llevó a la comisaría porque habían atravesado el puente de Santo Domingo 15 minutos después del horario del toque de queda. "Éramos niños", enfatiza con la amargura reflejada en su rostro.
Ella, sus hermanas y sobrinos estaban hambrientos y muy asustados. "Mi hermana mayor mientras lloraba decía que nos dejaran ir porque teníamos hambre", rememora con dolor.
Este incidente marcó su vida para siempre. "Pensé que había sido un sueño, pero no, había sido verdad. Nos habían tomado presos y estuvimos mucho rato en la comisaría de Santo Domingo".
Como niños, tenían mucho miedo. Ella se acordaba de lo que veía por la ventana de su casa y pensaba que le podía ocurrir lo mismo que a esos hombres y mujeres. "Fue horrible, muy horrible", insiste.
Con sus hermanas nunca más hablaron del tema. "Eso me dio la respuesta al por qué yo me involucré en los movimientos sociales para poder derrotar el gobierno militar que había", explica.
Sus hijos
Su primer embarazo era normal, hasta que le informaron que su hijo venía con un problema. "Le faltaba el ventrículo izquierdo. Nicolás vivió unos días por obra del Todopoderoso, porque debía haber muerto de inmediato", recuerda emocionada hasta las lágrimas.
Elizabeth aún guarda fotografías, ropa y el brazalete de su hijo, que falleció a los pocos días. "Yo sé que está bien. Mi mamá me decía que era un angelito que siempre estaría con nosotros. Y así ha sido".
"No hay peor dolor que perder a un hijo y a la madre. Son dos dolores que he vivido y son incomparable", dice mientras seca sus lágrimas.
Con el paso del tiempo nacieron sus hijos Cristián, que hoy estudia Odontología, y María Ignacia, que este año finaliza la enseñanza media. "Ellos son maravillosos. Mi hija es linda, tiene una personalidad que no puedo decir que es mía, es producto de lo que le hemos entregado, y Cristián es un chico con una voluntad, una crítica y una tenacidad social tremenda", comenta orgullosa.
Sus ojos brillan cada vez que habla de sus hijos, pero recalca riendo que "me tienen muy contenta hasta el momento en que estamos. Hasta el momento la cosecha está buena".
Proyectos sociales
Desde muy joven le llamó la atención ayudar a la gente. Incluso reconoce que "en un momento quería ser monja claretiana, porque usan ropa común y corriente. Me gusta mucho el tema social"
Actualmente vive en San Juan, es presidenta de la Corporación de Mujeres y también participa como dirigenta de la Agrupación Turismo y Cultura San Antonio. Entre los proyectos más destacados se encuentra el Tren del Recuerdo.
La idea nació mientras mantenía conversaciones con los encargados de Codelco. "Hay un tema pendiente con el ácido sulfúrico en San Antonio. En ese momento había iniciado un trabajo, del cual fui excluida porque manifesté que nos transportaban una bomba de tiempo en el tren. Yo les dije que mejor transportaran turistas y que eso afectaría positivamente a la ciudad".
La idea fue apoyada por los senadores Francisco Chahuán y Ricardo Lagos Weber, además del alcalde Omar Vera. "Ellos me apoyaron. Yo tengo los documento que dicen que yo logré traer el tren con la Agrupación de Turismo y Cultura. El tren es una de las gestiones más importantes que hemos realizado".
Otro de los proyectos que ha gestionado fue traer a San Antonio el Museo Interactivo Mirador (MIM) en 2007. "Vino gente desde Quintay a Navidad, más de 30 mil visitantes", recuerda.
Local Pacha mama
Hace más de cuatro meses, luego de que despidieran del trabajo a su marido, Elizabeth se sentó para conversar con su familia sobre qué harían con el dinero de la indemnización.
Ahí nació Pacha Mama, un local de alimentos saludables ubicado en la avenida Barros Luco 2096, en donde vende miel, sal de mar, frutos secos y comida para celiacos (intolerantes al gluten).
La idea de poner un local de comida saludable no agradó a todos los integrantes de la familia. "La gente dice que alimentarse sanamente es caro, pero a la larga es más caro comer chatarra porque después hay que hacerse exámenes y comprar medicamentos".
Elizabeth se preocupa que cada persona que entra a su local esté completamente informada de los beneficios y contraindicaciones de los alimentos. "Mi hija tiene problemas alimentarios: resistencia a la insulina y ovarios poliquísticos, que se podrían haber evitado con una buena alimentación", comenta.
En su negocio también hay harina, fideos, pan y galletas para celiacos, que son difícil de encontrar en la comuna. Próximamente tendrá flores de bach, hierbas medicinales, clases de yoga y talleres de mándala. "Este local es un desafío económico y social. Queremos hacer algo integral para las personas de San Antonio".
Elizabeth está muy feliz con lo que ha logrado en su vida, con los proyectos que ha concretado y, sobre todo, con sus hijos y familia. "Soy una mujer exitosa", finaliza.