Los sanantoninos que a punta de pedaleo pusieron sus nombres en el libro de los récords Guinness
Diez deportistas de la zona participaron el sábado recién pasado en Skymorphosis, un evento para los amantes del spinning que se anotó en el récord mundial por hacerse a gran altura, en el Costanera Center de Santiago.
EEl instructor de spinning Álvaro Plaza y otros nueve deportistas sanantoninos no olvidarán nunca la tarde del pasado sábado 12 de marzo.
Ese día ellos fueron parte de los 600 pedaleros que se inscribieron en el libro de los récords Guinness por participar en la actividad de este tipo a mayor altura ( a más de 60 pisos) que se haya registrado en Sudamérica y en el mundo entero, y que tuvo lugar en la torre Costanera Center en Santiago.
Pero vamos por parte. Primero aclaremos qué diablos es el spinning.
Bueno, se trata de un tipo gimnasia que se practica sobre una bicicleta estática y consiste en alternar la intensidad de la pedaleada en sucesivas secuencias de tiempo. Se hace en interiores, pero simula las condiciones del pedaleo para que parezca que se realiza en espacios abiertos como planicies o cerros.
Eso se practica en los gimnasios en sesiones de entre 45 y 60 minutos frente a un instructor especializado. Uno de estos es Álvaro Plaza, quien junto a Ignacio Escárate y Mariela Silva, también instructores, reunió a un grupo diez aficionados al deporte para asistir al evento que se denominó "Skymorphosis, The World récord Spinning Event", en la mencionada torre ubicada en la comuna de Providencia.
Buen ambiente
Según cuenta el sanantonino, la actividad fue algo que nunca había pasado por sus cabezas. Ni en el más dulce de sus sueños había imaginado que podían quedar anotados en los renombrados récords Guinness, algo que surgió casi de la noche en la mañana y a lo que pocos tuvieron oportunidad de sumarse.
"Eso fue muy rápido. La meta era claramente la de batir el récord, pero muy poca gente supo y se llenó súper rápido, porque no era solamente gente de San Antonio, sino que de todo chile", explicó.
"Estaban todos muy motivados, había un ambiente muy grato", añadió.
-¿Esta actividad era solo para los mejores de esta disciplina. Imagino que la gente que con suerte toma la bicicleta el domingo no tenía posibilidad?
-Claro, es gente que se dedica por mucho tiempo. Había participantes que llevan años en lo mismo y que saben bien cómo hacerlo.
-¿Qué tanta experiencia se requiere?
-Lo que pasa es que no es llegar y meterse a un gimnasio y subir a una bicicleta. Esto es algo que tiene que mejorar la capacidad y la resistencia y no se puede empezar a hacer de la noche a la mañana.
-Es decir, es recomendable hablar con un experto.
-Hay que hablar con un instructor para que vea las condiciones físicas de la persona antes, como la frecuencia cardíaca.
-Sin embargo, de a poquito la gente puede sumarse a lo que ustedes hacen.
-Es la idea, que esto sirva de motivación. No solo por una cosa de deporte sino que para que también sea visible y se conozca una disciplina como esta.
Nunca visto
Pero por más deportiva que parezca, la actividad también fue apoyada por una parafernalia, en el buen sentido de la palabra, pocas veces vista por los representantes de la comuna puerto.
"La experiencia es totalmente distinta a los que hemos vivido antes. Igual nosotros, un grupo de acá está siempre yendo a distintas cosas, pero nunca nos habíamos enfrentado algo tan masivo como estoy y tampoco con la producción que había", cuenta.
"Además se notaba en el ambiente que esto no era cualquier cosa, no era un evento común y corriente por lo que se quería lograr. De hecho andaba la gente de los récords Guinness (los inspectores) ahí viendo que todo estuviera en regla. Si no es llegar y decir que uno se anotó con un récord, hay rigurosidad detrás también", puntualiza.
"Había luces, música y mucha más gente. Era de otro nivel y eso fue motivando mucho más", agrega. Todo eso sin contar la espectacular vista de la capital que se tiene desde el rascacielos más grande de Sudamérica.
La emoción
Aunque no fue un logro largamente buscado, el quedar inscrito en el récord mundial Guinness (publicación anual desde 1955 que contiene una colección de récords mundiales, tanto en los logros humanos como del mundo natural) es algo que llevarán por siempre.
"Los nombres de las 600 personas que se inscribieron van a quedar anotados en el libro y por supuesto, entre ellas, los diez sanantoninos que fuimos muy felices a participar", comenta.
-Es algo que más tarde se puede contar cuando seas mayor, una anécdota que no pasará nunca, sin desmerecer, poca gente puede decir que está en ese famoso libro...
-Bueno, en ese sentido es cierto y estamos muy orgullosos. Creo que hablo por mi y por mis compañeros que estaban allí ese día en que esto es algo enorme, un lindo recuerdo y que sirve también para potenciar este deporte.
-Tú llevas siete años como instructor, ¿has notado un aumento del interés por participar en esto?
-En mi caso soy instructor certificado y sí se ha notado mucho. De hecho me pidieron trabajar en Valparaíso también porque la demanda era muy grande y porque no había instructores, gente que sepa cómo liderar al grupo.
-¿Crees que anotarse en este récord servirá de algo para la disciplina
-Sí, creo que esto va por buen camino y que no solo puede darse a conocer sino que puede incentivar a más gente a participar.
-En un lado más íntimo, ¿Qué sentiste cuando finalizó el desafío y te diste cuenta que tu nombre quedó inscrito en un récord mundial?
-Esto es algo que a mí me gusta y apasiona. Que esto haya pasado me da mucho orgullo y una alegría infinita.