Los sueños de una emprendedora mujer que vive tras las rejas
Pilar Berríos (50) tiene muchos anhelos, entre ellos instalarse con un local de pollos asados o de manicure, aunque primero debe pagar su condena.
Pilar Berríos Monsalve (50) es de esas mujeres que da gusto conocer. Valiente, positiva, cariñosa y emprendedora son sólo algunas de las cualidades que la llevaron a convertirse en una líder al interior de la cárcel de San Antonio, donde se encuentra privada de libertad.
Esta es la historia de una mujer que sabe que las oportunidades sí existen. Por esa misma razón es que apenas cumpla su condena, hará todo lo posible para que sus tres hijas se sientan orgullosa de ella.
"Mi sueño es salir de este lugar e instalarme con un local de fritangas o de manicure que se llame 'Arrepentida'", admite en su lugar de reclusión.
-¿Estás arrepentida Pilar?
-Sí, porque yo no quería tomar este camino, pero a veces las necesidades que uno pasa cuando es niño por no tener un hogar bien constituido te llevan a hacer cosas.
Pilar fue mechera, aunque ella misma asegura que cuando su marido falleció no tuvo más opciones que vender droga. "No podía dejar a mis hijas solas, así que no tuve más opción. Pero ya no hago planes de tráfico ni nada de eso. Ahora sólo pienso en mi local de pollos asados o de manicure porque ya es tiempo de echarle pa delante".
Reconoce que solo pensar en volver a la cárcel le da terror, principalmente porque para una mujer es muy doloroso tener que separarse de sus hijos. "Hice cinco años y si volviera a caer presa debería estar diez años más aquí dentro. Creo que nuestros hijos no se merecen esto. He pasado mucho tiempo aquí y por culpa de eso no he visto crecer a mis tres hijas... y eso obviamente duele. Sé que las están cuidando bien, pero yo las echo mucho de menos. No hay un sólo día en que no piense en ellas".
Dignidad
Muchas veces la palabra dignidad se repite sin pensar en el verdadero valor que tiene, pero para las mujeres que se encuentran recluidas en la cárcel local, esa palabra adquiere un significado mucho más valioso.
"Siempre les digo a las chiquillas que debemos ser dignas. Es cierto que estamos encerradas en este lugar y que muchas veces nadie se acuerda de nosotras, pero a pesar de eso, debemos tener la cabeza en alto porque es cierto que fallamos, pero somos personas y necesitamos una segunda oportunidad y a lo mejor hasta una tercera", afirma.
"Con la ayuda del señor creo que todo es posible. Acá siempre conversamos harto de nuestras cosas, y la mayoría está pensando en una segunda oportunidad, pero por cosas del destino, muchas vuelven a recaer", añade.
-¿Qué pasa cuándo una mujer vuelve a este lugar?
-No la retamos ni nada. Nos acercamos a ella y le hacemos cariño porque al final eso es lo que necesita. Cuando uno llega a este lugar viene deshecha. Es cierto que uno tiene una deuda que debe pagar, pero estar encerrada en este lugar reducido, es muy triste. Afortunadamente las 60 mujeres que estamos acá somos bien unidas. Hacemos cositas para vender y eso nos ayuda para los gastos, porque la mayoría de las que estamos acá somos jefas de familia, por lo mismo, debemos seguir aportando en nuestras familias.
50 kilos menos
Pilar está llena de sueños y anhelos. Quiere instalar su local, recuperar el tiempo perdido con sus hijas, pero también hacer algo por su salud, que se ha ido deteriorando producto de su obesidad.
Reconoce que le cuesta caminar y que debido a los kilitos que tiene de más, su salud tampoco es de las mejores. Por eso se puso en campaña para bajar de peso y así poder ser intervenida.
"Cuando llegué pesaba 180 kilos, pero en todo este tiempo he bajado cerca de 50. Ahora me estoy controlando porque quiero operarme. La obesidad ha traído varios problemas a mi salud. Necesito recuperarme para vivir de mejor manera una vez que salga de este lugar. Se supone que a fin de año debería recuperar mi libertad", cuenta.
"Los médicos que me están tratando ya me dieron el pase para operarme. Sé que debo poner de mi parte y por lo mismo me estoy cuidando. Además que ya es tiempo de que me preocupe de mí y de salir adelante ", agrega.
Pilar no tiene vergüenza. Sabe que su testimonio puede servir para que varias mujeres que, a lo mejor, están viviendo lo mismo que ella, puedan mirar la vida con otros ojos y creer que las segundas oportunidades sí existen.
regalos del "farkas"
Las internas recibieron ayer una visita muy especial. Juan Recabarren, conocido como el Farkas pobre, llegó hasta el penal sanantonino para hacerles entrega de útiles escolares para sus hijitos, los cuales fueron costeados de su propio bolsillo y esfuerzo.
"Ayudar a quienes más lo necesitan me hace sentir muy bien, sobre todo porque yo sé lo que es vivir en la calle y lo que significa que el mundo se olvide de uno", dice Recabarren con emoción.
La ayuda fue muy bien recibida por las mujeres, principalmente porque la mayoría tiene hijos en edad escolar.
Pilar fue la elegida para dar los agradecimientos en nombre de sus compañeras.
"Gracias por acordarse de nosotras. Se lo agradecemos de todo corazón porque hay varias acá que tienen hartos hijos y esto será una ayuda muy importante para ellas", valoró Pilar, mientras sus compañeras la aplauden.
"Yo soy una líder acá, pero una líder positiva porque creo en las segundas oportunidades, además el compañerismo que se vive aquí adentro no pasa en todas partes. Creo en las segundas oportunidades, por eso quiero colocar mi local de frituras", insiste en medio de un nuevo aplauso.
El alcaide del recinto penitenciario, Jonny Avilés, se mostró muy contento por la ayuda entregada a las internas, principalmente porque "este un gesto muy notable de Don Juan. Él ha sufrido mucho, por lo mismo siempre ha estado dispuesto en ayudar a los demás. Este es un pequeño grano de arena para con ellas", recalca el oficial de Gendarmería.
-¿Esto podría servir de ejemplo para otras personas que quieran ayudar a las internas?
-Esta es una forma de invitar a las distintas empresas de San Antonio para que nos vengan a ayudar. Ellas constantemente están en talleres o en cursos, por eso es bueno darles una manito, tanto a las mujeres como a los varones que están privados de libertad.