La dolorosa enfermedad que cambió la vida de un ex "sapo" de micros
Juan Carlos Reyes (43), también conocido como "El Colo", lleva cerca de 10 años luchando contra la artritis psoriásica que deformó sus manos y pies, pero a pesar de la gravedad de su afección, ha aprendido a convivir con ella.
Desde muy pequeño Juan Carlos Reyes (43) comenzó a trabajar en el rubro microbusero. Cortó boletos, fue "sapo" y actualmente se desempeña como inspector de la línea local Taxibuses San Antonio, también conocida como la del "Conejito".
En su garita del cerro Bellavista, Reyes reconoce que lo único que no ha hecho en estos casi veinte años ligado a la locomoción colectiva ha sido conducir una micro, ya que jamás se atrevió a pedirle a un chofer que le enseñara a manejar. "Uno le tenía respeto a los choferes y no quería ser 'patúo', por eso nunca les pedí que me enseñaran a conducir".
-¿En qué consiste su trabajo como inspector?
-Yo le doy el tiempo de recorrido a los conductores. Todos tienen su horario de salida y de llegada y toda esa información debo escribirla en una planilla. De lunes a viernes trabajo en Bellavista y los fines de semana me voy a San Juan.
-¿Es muy distinto a trabajar de inspector que de sapo?
-Claro, porque cuando era sapo yo les indicaba a los choferes cuánto tiempo llevaban de diferencia con la máquina que iba delante de ellos y nada más. Era bien entretenida esa pega, pero bien sacrificada también porque cuando llovía uno se refugiaba debajo de un paradero nomás y durante el invierno uno se congelaba. Después se puso lento y ya no ganaba mucho, así que pedí pega en Taxibuses. Estuve como 10 años de sapo en el centro de San Antonio.
-¿Fue muy difícil aprender el "lenguaje de los sapos"?
-No. Como de chico andaba arriba de las micros, veía cómo lo hacían los otros sapos. Un día un amigo me pidió que lo reemplazara en Playas Blancas (El Tabo). De ahí en adelante me puse a trabajar como sapo.
Enfermedad
"El Colo", como es apodado este sanantonino, asegura que el trabajo de inspector ha sido una segunda oportunidad en su vida luego de que una delicada enfermedad comenzara a deteriorar su salud, obligándolo a jubilarse de manera anticipada.
"Tengo artritis psoriásica (trastorno que causa dolor e inflamación en las articulaciones). Existen cien tipos y yo tengo la más severa. Esta enfermedad ha deteriorado mi piel y además ha deformado mis manos, mis pies y mis rodillas. En un tiempo más no voy a poder caminar porque cada vez me cuesta mucho más hacerlo", detalla.
En invierno es cuando más sufre Juan Carlos debido a los fuertes dolores que le provoca este mal. Afirma que si no fuera por su hijo de 15 años no podría ni moverse. "Él se convierte en mi bastón, por lo mismo tengo que andar todo el día a su lado".
La artritis psoriásica no sólo ha afectado su piel y extremidades, sino también su bolsillo, puesto que los tratamientos a los que se ha sometido han sido muy costosos y, según él, han tenido cero efectividad.
"La crema que uso me sale 7 mil pesos y me la aplicó en algunas partes nomás porque es demasiado cara. Yo necesito un camión de esa crema porque tengo psoriasis en todo el cuerpo", detalla.
"Estuve en un tratamiento en Valparaíso, pero me aburrí porque me daban pastillas y cremas a cada rato y al final yo seguía igual. Pero lo que más me aburrió fue que la doctora se demoraba, con suerte, cinco minutos en atenderme cada vez que iba a verla. A veces ni me revisaba. Al final me aburrí y nunca más fui a perder el tiempo. Todos me dicen que me trate, pero ya no creo en los médicos", agrega.
Dice que jamás se ha sentido discriminado, aunque confiesa que varios se han corrido de su lado por temor a contagiarse o que muchas veces lo miran raro en la calle. "La gente cree que esto se pega, pero no es así. Esta es una enfermedad que causa mucha molestia y en mi caso me ha deformado los huesos. Además es hereditaria y se produce cada vez que uno pasa rabias o se pone nervioso".
"Es cierto que da una mal aspecto porque uno tiene costras en todo el cuerpo y a veces pica mucho, pero al final trato de convivir con esta enfermedad", añade.
Colo colo y el sau
A pesar de las molestias y del dolor, este padre y vecino de Bellavista ya no "se calienta la cabeza" y hace su vida lo más normal posible. Por eso cada vez que San Antonio Unido juega de local, este sanantonino acude al estadio Municipal para alentar al equipo de sus amores, aunque también reconoce que su corazón está divido entre el SAU y Colo Colo. "Siempre he sido fanático de Colo Colo. De hecho, por eso me apodan 'El Colo'", cuenta entre risas.
Como no puede ir al estadio a ver a los partidos del albo, no se pierde ni un sólo encuentro de los lilas y aunque a veces le toca trabajar, sus jefes le "echan una manito" y le dan permiso. "Jamás he tenido problemas con mis jefes y cada vez que me toca trabajar, ellos me dan permiso para ir a ver los partidos con mi hijo".
-¿Le gusta como está jugando el SAU esta temporada?
-Sí, me gusta, aunque creo que al SAU le falta el gol. Es necesario tener buenos delanteros. Además, los jugadores que a mí me gustan, como Agüero por ejemplo, nunca juegan. Ese cabro es bueno y corre harto, pero no lo ponen.
La conversación se ve interrumpida por la llegada de un conductor. Juan Carlos camina rápidamente a su encuentro para entregarle una serie de documentos y el tiempo de su recorrido.
"Me siento bien trabajando acá. Nunca he tenido problemas con los jefes ni los choferes porque uno siempre debe ser respetuoso. Ellos jamás me molestan por la enfermedad. La mayoría de las veces trato de andar bien tapado para que nadie en la calle me mire como bicho raro. Ojalá algún día esta enfermedad se acabe, pero así como voy, terminaré en una silla de ruedas.