El sanantonino que pasó de ser contador auditor a mano derecha de Juan Antonio Pizzi
Conozca aquí cómo la vida de José Ovalle, ex arquero que colgó los guantes a los 24 años en el fútbol amateur local, se cruzó con la del actual entrenador de la selección chilena, quien debuta esta noche al mando de La Roja ante Argentina.
A finales de la década de los ochenta, con apenas 24 años de edad, la corta carrera futbolística del arquero sanantonino José Eugenio Ovalle Codocedo llegó a su fin. No iba más. Sin mucho ruido, defendiendo los colores de su primer equipo, Huracán de Llolleo, y con una espina gigante atravesada en su corazón por no haber logrado ser profesional, colgó los guantes sin querer saber más del fútbol.
De un domingo a un lunes cambió el camarín por una oficina; y el traje de arquero por el terno con corbata. Sus manos ya no atajarían penales o tiros a quemarropa, sino que se limitarían a firmar papeles. Su nuevo oficio no era bajo los tres palos y el número 1 en su espalda ya no lo acompañaría más. De arquero había pasado a ser contador auditor de una empresa que le exigía cumplir horario de lunes a viernes.
Atrás quedaban sus intenciones de poder consagrarse en Primera y también aquella ilusión por defender alguna vez los colores de la selección chilena, el sueño de todos los que comienzan a ver en el fútbol una forma de vida.
José Ovalle, sanantonino de nacimiento (25 de julio de 1965), con residencia en Villa Italia, había empezado pequeño en las filas de Huracán. A los 13 años, con un poco de experiencia en el puesto tras defender a los rojos, fue a probarse a los juveniles del SAU. Y quedó. Era 1978. Estuvo en las cadetes lilas hasta 1983, cuando el equipo sanantonino bajó del fútbol profesional a la Tercera División. Con 18 años y sin darle muchas más vueltas, aceptó una oferta del club deportivo El Tabo, institución amateur en la que estuvo dos temporadas (85-86). Tras aquella experiencia retornó a Huracán. Jugó un par de años y se aburrió.
No se puede olvidar
Más de una década resistió José Ovalle trabajando como contador auditor, haciéndole caso omiso y dándole la espalda a su gran pasión. Sin embargo, en el 2000 todo cambió. No podía seguir luchando contra la corriente. Aquel año comenzó a funcionar el Instituto Nacional del Fútbol (Inaf). "Extrañaba demasiado el fútbol", reconoce José Ovalle en la actualidad, mientras sigue recordando aquel crucial momento en su vida futbolística.
"Me invitaron a participar del Inaf. Al otro año, en el 2001, realicé un curso intensivo para entrenador de arqueros que duró seis meses. Recuerdo la presencia de Nelson Tapia, Patricio Toledo, Hernán Caputto, Leo Zamora, Leo Cauteruchi, entre otros compañeros destacados".
Con la certificación del Inaf en mano, consiguió un puesto en la escuela de fútbol de Santiago Morning. Tras pasar de aquella escuela formativa -donde obtuvo muy buenas referencias- al staff técnico de las divisiones inferiores del "Chaguito", en el año 2005 recibió el primer premio a su esfuerzo. "Ivo Basay llegó como entrenador y me subieron al primer equipo como preparador de porteros. Esa temporada fuimos campeones de la Primera B, logrando el ascenso", afirma orgulloso.
Consagrado en el primer equipo de los autobuseros, se mantuvo en el puesto hasta principios del 2009, cuando gracias a una alianza entre Santiago Morning y San Antonio Unido, llegó al puerto como ayudante de quien sería el entrenador del SAU: el ex defensa Mauricio Pozo.
Pero la experiencia de Pozo en la banca sanantonina apenas duró tres meses y José Ovalle tuvo que volver en el mes de junio al equipo metropolitano. Iba molesto, porque tenía todas las intenciones y ganas de hacer algo importante con el equipo de su ciudad.
Pizzi de la guarda
Miguel Nasur, quien era por entonces presidente de Santiago Morning, ya había hecho una apuesta similar con la que se "ganó la lotería". En 2008 contrató como entrenador a José Basualdo, ex lateral mundialista argentino, quien tuvo tan buena campaña al mando de los autobuseros que a mitad del 2009, tras llegar a las semifinales del Apertura, fue llevado como flamante estratega de Universidad de Chile.
Para reemplazar a Basualdo (cuyo paso por la U fue con más pena que gloria), Nasur se contactó con el argentino nacionalizado español Juan Antonio Pizzi, de gran currículum como jugador, con pasos por el Barcelona y la selección española en el Mundial de Francia 98, pero de escaso cartel en la banca. Apenas había dirigido a Colón de Santa Fe, en dupla técnica con José "Chemo" del Solar, y Universidad San Martín de Perú.
"Juan Antonio Pizzi siempre ha sido un caballero en el fútbol. Pese a que venía de grandes instalaciones en equipos europeos, se acomodó de inmediato a la realidad del fútbol chileno, y nunca reclamó nada. Era muy cercano al grupo, y eso los jugadores lo valoran, porque les entrega mucha confianza", reconoce José Ovalle, quien asumió como preparador de arqueros del ex delantero durante su estadía en el Morning.
Su relación era tan cercana, que incluso acompañó una noche de invierno del 2009 a Pizzi al estadio municipal Olegario Henríquez, cuando las relaciones entre el SAU y el "Chaguito" gozaban de excelente salud. "Estábamos sentados en los tablones de madera, junto a Miguel Nasur, quien nos llevó desde Santiago. Fue un partido en Tercera División del SAU de noche, recuerdo porque hacía mucho frío. Ese tipo de actitudes demuestran su personalidad dentro del fútbol", acota Ovalle.
El éxito con la UC
De la mano de Juan Antonio Pizzi, Santiago Morning realizó una gran campaña que los llevó hasta las semifinales del Clausura 2009, logrando la clasificación de forma agónica gracias a un gol del arquero Víctor Loyola, quien pocos minutos antes había ingresado nada menos que de centrodelantero. El director técnico rosarino, tras aquel gol en el minuto 93, estalló en emoción y no escondió sus lágrimas por tamaña hazaña.
Al igual que con Basualdo, el 9 de julio del 2010 la grúa del fútbol chileno trasladó a Pizzi desde el "Chaguito" a un desafío mayor: ser entrenador de la Universidad Católica. "Y ahí fue cuando me ofrece ir con él a la UC, porque le gustaba la forma en la que habíamos trabajado en Santiago Morning. Para mí era un sueño, porque de chico que he sido hincha de la Católica", asegura Ovalle.
A finales del 2010, Juan Antonio Pizzi junto a su cuerpo técnico, en el que brillaba un sanantonino, cerró un año perfecto, coronándose campeón con los cruzados, luego de darle caza a Colo Colo, equipo que a siete fechas del final le sacaba 7 puntos de diferencia a los de San Carlos de Apoquindo.
Llamado del cielo
Tras perder la final de vuelta del Clausura 2011 por 4-1 ante la Universidad de Chile de Jorge Sampaoli, el ciclo de Juan Antonio Pizzi en los cruzados llegó a su fin, al igual que el de José Ovalle como preparador de arqueros del primer equipo.
Los entrenamientos diarios con Cristopher Toselli, Paulo Garcés, Fabián Cerda y el cartagenino Claudio Santis ya no serían dirigidos por él. "Llegó Mario Lepe y traía su cuerpo técnico. Eso es válido dentro del fútbol, uno sabe que puede pasar. Pero el trabajo que habíamos realizado en el primer equipo fue bien valorado por los directivos, por lo que me ofrecieron quedarme en el Fútbol Joven de la Universidad Católica, algo que para mí era un gran premio y que acepté gustoso".
Con el paso de los días, los meses y los años, Pizzi y José Ovalle perdieron total contacto diario. Mientras el sanantonino se enfocó en los futuros proyectos cruzados en la precordillera, su ex jefe sumó pasos por Rosario Central, San Lorenzo, donde fue campeón del fútbol argentino en el 2013, Valencia de España y el 2015 recaló en el club León de México.
Fue justamente en esta última estación donde las carreras de ambos volverían a coincidir. Una vez que la Anfp y el presidente Arturo Salah lo confirmaron a fin del año pasado como nuevo entrenador de la selección chilena en reemplazo de Jorge Sampaoli camino al Mundial de Rusia 2018, Juan Antonio Pizzi comenzó de inmediato a rearmar su círculo de hierro en Chile.
En la agenda de Pizzi uno de los primeros nombres era el de José Ovalle. "Me llamó desde León en México, uno o dos días después que lo confirmaron en la selección. Me dijo que tenía que estar atento, nada más. Que llegando a Chile me llamaría". Un mes y medio estuvo el celular de José Ovalle sin registrar ninguna llamada perdida ni menos recibida de parte del ahora DT de La Roja.
Hasta que hace dos semanas atrás, escuchó del otro lado de la línea un acento argentino "españolizado" que era inconfundible. Era la señal esperada. El premio mayor que no pudo cumplir como jugador, pero que ahora podía comenzar a vivirlo como parte del staff técnico de una selección chilena que actualmente es la quinta mejor del mundo.
Cómo frenar a Messi
Desde el pasado lunes 21 de marzo que José Ovalle está día y noche concentrado en su "casa temporal": Juan Pinto Durán. Chile enfrenta esta noche, desde las 20.30 horas en el estadio Nacional, a la selección de argentina, con Lionel Messi a la cabeza, y el próximo martes 29 viajarán hasta Barinas para enfrentar a Venezuela.
Con poco tiempo para implementar un nuevo esquema, Pizzi ni siquiera ha podido darse el tiempo para determinar los puestos dentro del cuerpo técnico. "Somos seis los integrantes del cuerpo técnico, y lo único que hemos hecho por el momento ha sido estudiar todos los movimientos de Argentina, porque ese es el primer gran objetivo de la nueva era de Pizzi. No hay tiempo para pensar en otras cosas que no sea ese gran partido", reconoce Ovalle.
--Claudio Bravo, capitán de la selección, convive día a día con Messi. ¿Ayuda eso para un partido como el de esta noche?
- Claro que ayuda, porque conoce los movimientos y lo ve entrenando todo el día. Pero Messi es uno de los mejores del mundo, lo vemos cada fin de semana. Estamos buscando la fórmula para frenarlo, y creo que tenemos las armas para conseguir la victoria.