Rodrigo Ogalde
Un sable de uso militar que tendría más de 125 años es la última pieza que sumó el Museo de Historia Natural e Histórico de San Antonio, que dirige el ecologista José Luis Brito.
El hombre, defensor de los animales y autor de varios libros que abordan a San Antonio y su historia, quedó muy contento cuando dos detectives de la Policía de Investigaciones le entregaron en sus manos el artilugio de guerra.
"Es un sable de caballería liviana que fue entregado por una persona particular a la PDI San Antonio en abril de 2015. Cuando nos enteramos que existía esta pieza, la empezamos a solicitar y se tardó 11 meses el trámite hasta que logramos acceder a ella", contó Brito.
Agregó que "lo que está pendiente ahora es tratar de investigar a quién perteneció y determinar si efectivamente este ejemplar participó o no en algún combate como, por ejemplo, la Revolución de 1891, que es algo que sería muy interesante de descubrir".
-¿Usted está alucinando con este sable?
-Sí.
-¿Esta es la pieza más antigua que hay en el museo?
-No, tenemos piezas más antiguas. Hay un cañón de un arcabuz que fue encontrado enterrado en la playa de Santo Domingo y que perteneció a algún naufragio. Tenemos también un proyectil del Huáscar, el único que existe en Chile de los cañones originales, hay un cañón Puteaux de 155 mm de la Primera Guerra Mundial, todas piezas interesantes.
-¿Ahora queda aclarar de dónde salió este sable?
-Claro, y saber si participó o no en la Revolución de 1891, porque ha estado en boga saber más de las batallas de Placilla y Concón. Sería fantástico saber más del sable para enriquecerlo como pieza histórica.
Brito explicó que el sable es de un modelo de 1890, que además tiene una inscripción en la hoja de la fábrica de armas de Chatellerault en Francia, que vendía este tipo de artilugios para los ejércitos francés y chileno.
10 marcas de daños provocados por el uso presenta el sable que fue entregado al museo