Rodrigo Ogalde
Era feliz cuando iba, en la mañana o en la noche, a cumplir un turno en el puerto. Quintín Manuel Rodríguez Lizama, hasta hace dos años era trabajador portuario en la empresa Muellaje del Maipo, donde siempre demostró gran compromiso con la faena. Hoy sus seres queridos lloran su muerte.
Corría el año 1995 y Quintín empezó su historia como portuario. Era movilizador y luego pasó a desempeñarse como tarjador. Muchos recuerdan que llegaba a la pega en su moto.
Este sanantonino fue casado con Ana María Castro, con quien tuvo tres hijos: Pablo (34), Daniela (33) y Diego (28).
Pese a que Pablo reconoce que su padre era trabajólico, Quintín Rodríguez en 2014 se acogió al beneficio de la pensión de gracia y dejó la pega que tanto cuidaba. Se jubiló.
"Nosotros fuimos compañeros de trabajo con mi papá en la empresa Muellaje del Maipo, y por tener el mismo apellido, en la nombrada siempre salíamos al mismo turno", recordó Pablo sin poder contener el llanto y la pena de perder a su padre. Por su mente pasaron todas esas frías noches o calurosas tardes en el puerto y en compañía del hombre que le dio la vida. "Siempre fue bueno trabajar con él", expresó el joven sólo cuando las lágrimas lo dejaron hablar.
Tras su retiro del puerto, con su familia empezó a darle forma a la casa de dos pisos que siempre soñó. Junto a su mujer y sus hijos armaron el proyecto y, aunque no era un constructor, Quintín le hizo empeño y tuvo éxito.
Pablo reconoce que "un cáncer silencioso" le quitó todas las fuerzas a su papá. Quintín o "Tormenta", como lo llamaban sus ex compañeros en el puerto cuando lo veían llegar en su moto, se fue apagando poco a poco. El viernes pasado, este ex portuario se resintió. Fue llevado al hospital Claudio Vicuña, donde finalmente murió cerca de las 11 de la de la noche del sábado.
Y aunque sufrió con su enfermedad, Quintín Rodríguez era hombre de convicciones. Así, por ejemplo, anticipando su muerte, quiso que el nicho que albergaría su féretro quedara "mirando" hacia el mar y también exigió que lo velaran en una funeraria y no en su hogar.
Era fanático de la música de Led Zeppelin y tenía espíritu de hippie. Siempre alegre, Quintín dejó huella entre sus pares. "Le enviamos un sentido pésame a la familia, y espero que tenga mucha fuerza para enfrentar su partida, era un trabajador", manifestó el dirigente sindical de Muellaje del Maipo, Eduardo Araya.
Los restos de Quintín Rodríguez son velados desde ayer en la Funeraria Belén de Barrancas. Hoy, a las 15.00 horas en la Parroquia Santa Luisa de Marillac, se oficiará un responso en su memoria, para luego ser sepultado en el Cementerio Parroquial de San Antonio.
19 años trabajó en el puerto el sanantonino Quintín Rodríguez Lizama