Mal olor se apodera del tranque de San Juan
Vecinos aseguraron que con el pasar de los días el hedor se ha ido intensificando y que también han aumentado las moscas en el sector.
Han pasado varios días desde que vecinos denunciaron la masiva muerte de peces en el tranque de San Juan luego de que "alguien" abriera las compuertas y dejara el humedal con apenas unos centímetros de agua.
Una de las interrogantes que surgía en ese momento, entre los afectados tenía relación con los problemas que acarrearía tener a miles de peces descompuestos a sólo metros de sus casas y del consultorio.
Mal olor
"El olor está cada vez peor. Menos mal que no ha hecho calor porque ya no podríamos ni respirar", contó Alicia Romero, de la ferretería El Tranque, ubicaba justo al frente del humedal.
Agregó "estos peces muertos no sólo traerán mal olor y contaminación, también comenzarán a llegar ratones y otros bichos, aunque ya se nota el aumento de moscas. Además nadie se ha puesto a pensar en qué pasará cuando llueva. Estos peces descompuestos contaminarán aún más el tranque".
Ante la preocupación y la escasa ayuda que han recibido, a los vecinos afectados no les quedó más opción que organizarse y ver cómo podían solucionar el problema de la contaminación y del mal olor, que ya comienza a sentirse con fuerza por los alrededores.
"No quedó más opción que organizarnos y buscar nosotros una solución. Se supone que una persona vendrá con una máquina y limpiará el tranque porque con el pasar de los días esto se irá poniendo cada vez peor", explicó Gabriela Córdova, vecina del tranque de San Juan.
Desde el consultorio que se encuentra ubicado muy cerca del humedal se informó que hasta ahora no han atendido a nadie con malestares provocados por el fuerte olor, pero sí han escuchado reclamos de los usuarios que llegan al recinto.
preocupación
José Luis Brito, del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre del Museo de San Antonio, explicó que les preocupa de sobremanera qué ocurrirá con el resto de las especies que vive en el tranque, como es el caso del coipo, que a diferencia de la carpa sí es una especie protegida por la Ley de Caza. "Nosotros advertimos que ahora venía un problema de insalubridad ambiental para la fauna porque unos pocos carroñeros se comerán algunos cadáveres, pero son demasiados para la fauna y eso obviamente aproblema a los pocos coipos que quedan en el lugar", dijo.
Brito contó que en caso de seguir bajando el nivel del agua del tranque y de que lloviera, esto provocaría una fuga masiva de ranas africanas. "Cuando el ambiente donde viven estos anfibios colapsa, estos migran buscando nuevos ambientes", aseguró.
"Lo que sucedería en caso de llover y con tan poca agua y el nivel de estrés que tiene la rana podría provocarse una nueva migración de ranas porque ellas usan la humedad de las lluvias y la oscuridad para trasladarse", detalló Brito.


