El pino tumbado
Para quien camina entre el Terminal y el Barco, era común ver un pino junto a las rocas, ahí frente al mural de la población Arellano. No obstante lo árido y la falta de compañía de otras especies, desde hace unos 15 años, cuando fue plantado, permanecía estoicamente ahí como una especie de náufrago. Era el único ejemplar arbóreo que existía en ese lugar.
En realidad todavía está, pero ya no en su posición normal, sino volteado desde el año pasado como consecuencia del embate de los fuertes vientos que se dejaron sentir en la costa. No resistió el vendaval y se vino abajo cual boxeador.
Posteriormente, al verlo tumbado, pensamos que efectivamente había quedado KO, pero ha ido pasando el tiempo y su follaje todavía se nota verde, al parecer se resiste a morir. Se vino abajo, pero aún tiene alguna conexión con la tierra y le sigue entregando fuerzas para seguir viviendo.
Cuando paso por el lugar da la impresión que se siente incómodo ahí tirado, porque no nació para permanecer así, quiere levantarse, pero no puede hacerlo por sí mismo, sino que necesita ayuda. ¿No sería posible hacer el intento de levantarlo?
Tal vez me estoy poniendo viejo y por ende más sentimental, pero me gustaría verlo nuevamente digno junto a las rocas, aunque tenga que usar muletas, siga solo y desde ya medio convaleciente, como tantos viejos que habemos en Cartagena.
EDUARDO FLORES