La mapuche que estuvo cara a cara con el Papa Juan Pablo II en el Vaticano
La llolleína Celinda Mella Malhue es masoterapeuta, fabrica licor artesanal y además visitó al Sumo Pontífice en el año 2004. A continuación entérese de cómo logró todo eso.
Celinda Mella Malhue (55) nunca supo que por dentro de sus venas corría sangre mapuche, hasta que un día se enteró que su segundo apellido significa "lugar de corrales" en mapudungún. Desde ese momento decidió honrar a sus antepasados y a su cultura.
Hace 15 años una mujer se le acercó para preguntarle si quería formar parte de la Asociación Indígena Calaucan. Ella preguntó por qué la invitaban. Y le respondieron que por su nombre tenía ascendencia indígena. "Empecé a investigar, a averiguar, y claro, soy mapuche", cuenta riendo.
Su marido, José Quintul, también pertenece a esta etnia. "Al final todos tenemos un poco de sangre mapuche, pero lo lindo es que uno se reconozca como tal".
Todos los días Celinda se viste con su trarilongko (cintillo), su trapelakucha (adorno pectoral), su kepam (falda) y una blusa colorida para asistir a talleres, juntarse con sus amigas y presentarse en diversas exposiciones.
"A una a veces la discriminan por ser mapuche. A mis hijos les pasó, mucha gente o los mismos compañeros de colegios se burlaban de ellos por su apellido. Les decían indios".
En esos años ella trataba de levantar el ánimo de sus pequeños, haciéndoles ver que debían sentirse orgullosos de tener sangre mapuche en sus venas. No fue fácil, pero finalmente lo entendieron.
Asociación Calaucan
Cuando llegó a la asociación Calaucan se sintió muy incómoda al ver cómo los demás miembros hablaban mapudungún y vestían como sus ancestros.
-¿Qué sintió cuando llegó a la asociación?
-Al entrar vi que habían muchas ñañitas (mujeres mayores) que hablaban el mapudungún. Yo tenía muchas ganas de aprender. Antes me vestía como todo el mundo, pero ahora cuando salgo me arreglo para que la gente sepa que existimos.
-¿Qué dice la gente cuando la ve vestida así?
-Algunos me preguntan si de verdad soy mapuche, y yo les respondo que si no fuera verdad no andaría así. Soy mapuche y estoy orgullosa de eso.
Claramente, Celinda no conocía el mapudungún, pero de a poco ha aprendido. "Me gustaría enseñarle a todos las palabras en mapuche que sé".
MAri Mari
La primera palabra que aprendió fue "mari mari", que en español significa hola, buenos días y buenas tardes.
"Mari mari, son tus diez y mis diez, porque antes se saludaba dando las dos manos", explica.
El vocabulario mapudungún de Celinda es acotado, pero cuando escucha hablar a sus lamien (hermanas) entiende casi todo.
"Yo pienso que si habláramos siempre mapudungún sería mucho más fácil aprender. Es como si te fueras a otro país y de tanto escuchar aprendes".
Manos que curan
Celinda siempre le ha gustado incursionar en cosas nuevas, así que un día se inscribió en un curso de masoterapia en el Techo Fraterno. "Todo esto nació por ayudar a las abuelitas. Nos hicieron este curso, pero yo nunca pensé que podría sanar a la gente con crema de hierbas o con un baño medicinal", admite con humildad.
-¿Qué tipo de enfermedades puede sanar usted?
-La mayoría de la gente que viene a los baños medicinales tiene artritis, artrosis. Las hierbas ayudan a la relajación de las personas.
Ella le preguntó a las ñañitas qué plantas le servirían para ayudar a los enfermos. "A la gente que tiene estrés yo le hago masajes con hiervas especiales. Con tres sesiones quedan bien".
-¿Cuánto cobra por el masaje?
-Seis mil pesos medio cuerpo, desde la cintura para arriba, y 12 mil cuerpo entero.
Licor Artesanal
Hace un año Celinda y su marido comenzaron a fabricar un exquisito licor artesanal. "Hemos ido a varias fiestas costumbristas y el sábado (mañana) iremos al El Tabo para que la gente deguste nuestro licor".
El proyecto se logró concretar gracias al programa Capital Semilla San Antonio Avanza.
"Compré todos los implementos, como el agua ardiente y la fruta. Y ahora quiero hacer licor de boldo y menta", anuncia esta vecina del pasaje Jason.
Aunque el sabor de su licor es bastante bueno, Celinda recomienda que se debe tomar de a poco, como bajativo o aperitivo.
Cada botella cuesta 4 mil pesos y hay con sabor a níspero, maqui, rosas, frambuesa y limón, entre otros.
Para acceder a los masajes y licores artesanales se debe llamar al número 9 97314296.
Visita al papa
Celinda participa activamente como voluntaria y catequista en la Capilla Nuestra Señora de la Providencia de Llolleo Alto. En octubre de 2004 hubo un congreso guanelliano en el Vaticano y un representante de cada congregación viajó a reunirse con el Papa Juan Pablo II. Esto sucedió meses antes que el pontífice muriera.
-¿Cómo fue el proceso de selección?
-La congregación está en Coyhaique y Llolleo y sólo una persona de cada ciudad podía ir. Hicimos beneficios todo el año para pagarle el pasaje y estadía a la persona que se ganara el cupo.
-¿Cuándo supo que usted era la afortunada?
-Después que se contó el dinero se hizo una votación. Yo era una de los posibles candidatos. Al final todos votaron y decidieron que fuera yo. La persona que sacó el segundo lugar y una amiga, finalmente, también se sumaron al viaje.
Armó sus maletas y se subió al avión que la llevó junto a sus dos compañeros a conocer al Papa.
Grande fue la sorpresa cuando le informaron al grupo de chilenos que habían sido elegido para saludar al santo padre frente a frente.
"Me pasaron una invitación dorada que tenía anotado el número 27. Ese era mi turno", relata con emoción.
Según lo que escuchó, el Papa había solicitado que los peregrinos que venían de más lejos tendrían la oportunidad de saludarlo e incluso tomar su mano.
-¿Cómo fueron los instantes previos al acercarse al Papa?
-Fue un momento muy emocionante. Estaba en una fila especial y la gente nos tocaba mientras pedían que le lleváramos al Papa sus oraciones. Sentí el calor de la gente.
-¿Qué hizo cuando lo vio?
-Me puse a hablar con él. Me presenté y le dije que venía representando a todas las familias de San Antonio. El Papa me miraba fijamente. Nunca me quedé callada, tenía que aprovechar de hablar con él.

