Llegaron a San Antonio buscando un mejor pasar, pero ni siquiera tienen dónde vivir
Margot Ortiz y Cristián Pulgar pernoctan entre dos colchones en las cercanías del consultorio de Bellavista. Cuidan autos para comprar algo con qué alimentarse.
Margot Ortiz (43) y Cristián Pulgar (45) llegaron a San Antonio buscando un mejor futuro. Cuando dejaron su trabajo como jardineros en el Regimiento de Telecomunicaciones del Ejército, en Peñalolén, no imaginaron nunca que terminarían viviendo en la calle.
Arribaron al litoral a principios de marzo recién pasado. En Santiago habían tenido problemas familiares y decidieron que lo mejor era rehacer sus vidas en otra ciudad.
En el puerto las cosas se pusieron aún más difíciles. No hallaron pega por ninguna parte y, sin tener dinero para arrendar un lugar donde quedarse, no les quedó más que dormir a la intemperie.
Hace tres días hallaron dos colchones en las cercanías del Consultorio de Bellavista y con ellos armaron su "ruca", como dicen ellos.
Vecinos del sector les dieron plástico y una frazada. Solo con esas cosas soportaron las intensas lluvias que se han registrado en las últimas horas.
"Quedamos estilando, completamente mojados. Ojalá que no siga cayendo tanta agua. No sé cómo vamos a seguir viviendo así", se lamenta Cristián.
"El agua corría por todas partes, hicimos fuego, nos cubrimos con el nailon y nos quedamos abrazados hasta que nos quedamos dormidos empapados", agregó él.
"Para ir al baño o cambiarnos de ropa entramos al consultorio. No nos han puesto problemas, se han portado bien", complementa la mujer.
Ambos son pareja hace tres años y aseguran que estarán juntos en las buenas y en las malas. "No estamos casados, pero somos un matrimonio igual. No hace falta un papel", dice ella.
"No me gusta andar con mentiras. Yo tengo una hija en Santiago que me podría recibir, pero no a mi pareja, y yo no lo voy a dejar solo nunca. Si nos tenemos que mojar, nos mojamos y si nos tenemos que morir juntos, nos morimos juntos. Así es el amor", agrega ella con una sonrisa pese a su complejo momento.
No importa la precariedad. Ellos no pierden el sentido del humor ni las ganas de salir adelante.
"Como no teníamos nada que hacer nos pusimos a cuidar autos y con eso hemos podido comprar cositas para comer", cuenta Margot mientras muestra "su choza".
La pareja asegura que no quiere abusar de la caridad de nadie, pero que en la situación en la que están no pueden permitirse ser orgullosos. Cualquier ayuda será bien recibida. Estarán frente al consultorio trabajando todos los días.