"La Picá del Sportivo" es una campeona con sus apetecidas cazuelas de vacuno
Cuatro cartageninas amantes del fútbol se unieron para trabajar con esmero y dedicación en este restaurante ubicado en la sede del club Sportivo Cartagena. Arrasan entre los clientes con platos preparados con "mucho sabor" y a buen un precio.
"Déme un charquicán, y pongámosle un huevito arriba, por favor. ¿Qué me va a hacer un huevo tan a lo lejos?", dijo un hombre que llegó hasta el mesón del restaurante "La Picá del Sportivo" que funciona en la sede del club Sportivo Cartagena. "El Tata", como le llaman en el local a a este cliente, es un parroquiano del balneario que almuerza todos los días al calor del ambiente familiar que hay entre esas paredes. Y él se deja querer.
Parece que estuviera escondido en la estrecha calle San Antonio donde queda emplazado, entre las avenidas Cartagena y Casanova. Al entrar, se siente de inmediato el olor inconfundible de la comida casera. Ahí, entre las sencillas mesas y las sillas de plástico, aparecen las decenas de copas y galvanos que han ganado los jugadores del Sportivo Cartagena, que relucen junto a las fotografías de los equipos y de los hinchas que cuelgan de antiguos cuadros adosados a la pared.
"La Picá del Sportivo" partió hace seis años cuando las socias del mismo club Violeta Ampuero y Fresia Huenupil se decidieron a arrendar la sede y lanzarse en esta aventura. Anteriormente, el recinto también era un restaurante pero llevaba como nombre "Peteco".
Y aunque por razones de salud Fresia Huenupil no pudo continuar con este trabajo, su amiga Violeta Ampuero tomó las riendas y hoy comanda el equipo de cuatro mujeres que atiende a los comensales en la sede de los "cuicos".
"Ponemos un letrero en la esquina con nuestras ofertas de platos, pero la gente ya nos conoce. Vienen muchos funcionarios municipales, profesores, trabajadores; todos se pasan el dato y aunque está medio escondidito, saben también que aquí comen rico", contó Romina Reyes, quien al mediodía del martes se encargaba de servir las mesas y recibir los pagos. Ella es socia del club y una hincha de toda la vida de la institución.
Violeta Ampuero, que se turna en la cocina con su comadre Romina Reyes, se muestra amable al recibir al equipo de Diario El Líder y nos recibe con un agradable saludo. Así empieza a contar su historia.
"Primero, arrendamos la sede por un verano, y después la misma gente nos pidió que nos quedáramos todo el año; teníamos un poco de temor porque no sabíamos cómo era en invierno. El primer año pagamos el noviciado, como todos los negocios. Fuimos de a poquito ganando clientela, y ahora tenemos muchos clientes que vienen porque les pasaron el dato, vendedores que vienen por el día", explicó.
Esta picada ofrece todos los días una rica cazuela de vacuno, bistec a lo pobre, pescado y chuletas, más dos menús que varían según el día de la semana y la estación del año. Los precios van desde los $2.800 hasta los $4.700, lo que es otro enganche para que la gente llegue con fidelidad. "Tenemos nuestras propias recetas y cada una de nosotras hace su aporte a los platos", dijo esta cartagenina.
Además de ser una experta cocinera, Violeta es una hincha acérrima del Sportivo Cartagena, club que ama tanto como a la vida. "Soy socia del club hace 32 años. A mí me gusta mucho el deporte y fui jugadora de la rama de básquetbol del club".
Mientras Violeta hablaba, se escuchó la voz de Bernarda Villatoro, que anuncia que los platos de la mesa 2 ya están listos. Ella también es socia del club. Rápidamente, Katherine Alvarado, hija de Violeta, toma la comida y la reparte a cada comensal. Así todas cumplen un rol fundamental para que el negocio rinda.
Cada fin de semana, estas cuatro mujeres se trasladan a las canchas y venden almuerzos, bebidas y empanadas para quienes acompañan al Sportivo en sus duelos del torneo local.
Para Violeta, ser hincha del Sportivo Cartagena ha sido un motivo de felicidad permanente. "He cumplido mis sueños con el club, sobre todo el año 2015 cuando ganamos seis copas. Siento mucho cariño por el club y estamos muy ligadas a él".
Y no es casualidad que el poder femenino tenga tanta importancia en el Sportivo Cartagena, ya que es una mujer quien preside la institución. "Isabel Saavedra, mi amiga, es la presidenta. Podemos decir que este club se mantiene gracias a las mujeres", expresó.
Y gracias al club es que Violeta conoció al hombre que la ha acompañado en las últimas décadas y con quien se casó hace dos años. Con Arturo Cortés se empezaron a ver en las concurridas reuniones del Sportivo. Ella, que venía saliendo de una anterior relación, encontró en él a su media naranja. Los atrapó una pasión incontrolable que se mezcló con el fútbol. Se amaron, se aman y se amarán, como debe ser.
"Mi marido es más fanático del club que yo. Él me ayuda con el restaurante y siempre me lleva a la feria o va a comprar el pescado. También vamos juntos a la cancha", explicó Violeta, presa de sus recuerdos junto a Arturo.
"harto sabor"
Como ya es sabido, la clave para que una comida les guste a todos es que la cocinera le ponga mucha pasión a su labor.
En "La Picá del Sportivo" la cazuela de vacuno se lleva todos los premios, pues Violeta le pone "harta dedicación y harto sabor" para cocinar los mejores cortes de tapapecho o costilla. Con eso, más las verduras bien escogidas en la feria, los clientes se agolpan desde temprano para reservar su plato.
Otro que arrasa es el chupe de guatitas, que insólitamente se agota con una rapidez que muchos se quisieran. En verano, los porotos granados y el pastel de choclo se ganan la preferencia del público, mientras que en invierno los porotos con riendas, las lentejas o el charquicán hacen lo suyo.
"Me comí un charquicán que estaba exquisito y todo es por un precio modesto", dijo Juan Carlos Taborga, un sanantonino que el miércoles paseaba por Cartagena y quiso almorzar en esta picada.
El Sportivo Cartagena, que en septiembre cumplirá 100 años de historia en el deporte de la provincia de San Antonio, tiene una numerosa hinchada que lo sigue a todas partes, especialmente cuando juegan contra el clásico rival que es Cartagena Atlético o Los Mortadela, otro ícono del balompié del balneario. Y ahí, en la cancha, se ven los gallos.