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A pesar de su ceguera, el cantante de la Nueva Ola, Fernando Montes, lanzó un disco inédito

Dice que espera ser un ejemplo de superación tanto para los jóvenes, como para las personas de la tercera edad, ya que a sus 78 años sigue en estudios de grabación y canta sin ningún problema.
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Karem Pizarro Chacón

Hasta un poema recibió en su paso por la Radio Integración de Llolleo, el cantante nacional, Fernando Montes.

Este destacado intérprete que brilló en los tiempos de la Nueva Ola, tiene 78 años de edad y no ha dejado de trabajar.

Pese a que hace 4 años quedó completamente ciego, esto no le impidió continuar con su carrera de solista.

El 22 de marzo de este año lanzó su último disco: "Románticos de siempre", con la participación de Ginette Acevedo y Marco Aurelio.

En medio de una programación especial de la radio local, y acompañado por Myriam, su mujer, el intérprete accedió a recibir a Diario El Líder para una entrevista.

Según lo que comenta, el trabajo de la producción y el financiamiento de este disco lo cubrió completamente él mismo.

"Siempre tomo mi vieja guitarra y canto. Pero en octubre se me ocurrió buscarles un ritmo diferente a algunos temas, así es que comencé a grabarme y descubrir cómo se oían estos acordes", cuenta.

Producción

Con una simpatía desbordante y una calidez fraternal, comienza a entregar los de talles de la génesis de su último trabajo demostrando toda la energía que puso en ello.

Dice que tomó su antigua grabadora de cassette y comenzó a grabarse para, después escucharse y seleccionar los temas que finalmente podría incluir en su disco.

De esta forma, siguió y siguió buscando temas, hasta que completó cerca de 25 canciones.

"Cuando tuve la idea más o menos fija, llamé a Fernando Otárola quien hizo finalmente los arreglos musicales, y llegó a mi casa con su guitarra y una grabadora más vieja que la mía", recuerda entre carcajadas el proceso de lo que llamó el primer bosquejo de su producción.

"Él como buen músico comenzó a dar más ideas y concretar lo que yo había hecho. Después de eso seleccionamos y sacamos los 12 temas", añade.

Dice que las grabaciones en estudio y con los músicos, finalmente comenzaron en diciembre y finalizaron en febrero.

"No tuvimos vacaciones, pero logramos un trabajo bastante madurado", revela.

Todo este proceso culminó con una bella ceremonia de lanzamiento en la Sala SCD perteneciente a autores, compositores y artistas, intérpretes y ejecutantes nacionales, el 22 de marzo.

Al lanzamiento asistieron más de 150 personas de las cuales, 23 eran sanantoninos acompañados por funcionarios del Departamento de Cultura Municipal.

"La sala no es muy grande, pero se llenó completamente y fue una cosa maravillosa", comenta apretando sus ojos como recordando el momento y se emociona.

Fernando Montes ha demostrado un ímpetu impresionante al hacer este último disco considerando su avanzada edad y reconoce que espera ser un ejemplo tanto para los jóvenes como para la gente de la tercera edad.

"Esto va a ser un ejemplo. Tal vez sea malo que lo diga yo, pero es un ejemplo que yo con 78 años esté metido en un estudio de grabación y esté cantando todavía sin ningún problema, gracias a Dios", menciona.

"No estoy como en mis mejores tiempos, pero no me siento viejo, para nada", continúa.

En este punto, Montes enfatiza que lo que busca transmitir es su mensaje de superación y energía.

"A los adultos mayores que se anquilosan les diría que no lo hagan y que busquen actividades por donde tengan su talento, por dónde ven la salida, por dónde entretenerse y hacer algo. Lo peor es sentarse en un sillón a ver televisión sin hacer nada".

Según lo que cuenta el artista, nunca se queda quieto, cada día busca hacer ejercicios y actividades que lo mantengan activo.

Uno de sus logros también fue aprender a tocar un teclado que se compró hace un año.

"Soy muy aperrado y me quedo al menos dos horas diarias practicando. Me obsesiono con el tema, pero me entretengo y es como una terapia maravillosa", dice.

Según Myriam, su mujer, "él es muy perfeccionista en todo lo que hace".

Fanáticas

A hablar acerca de los motivos de su presencia en San Antonio, Montes indica que tenía un compromiso con la gente que asistió al lanzamiento de su disco en Santiago. "A quienes adquirieron discos les dije que vendría a San Antonio a firmarlos, porque allá, entre tanta gente, no se pudo".

En medio de llamados y visitas de admiradoras a la radio, el artista se muestra muy emocionado.

La presencia de una fiel seguidora lo conmueve en medio de la entrevista. Se trata de Bernardita una sanantonina ciega que llegó con su disco a buscar su anhelado autógrafo.

Con un sentido del humor innegable dice conocerla y le comenta: "somos hermanos del mismo dolor... hace tiempo que no nos veíamos", y ríe a carcajadas.

Se toma a bien su discapacidad visual y ríe de ella cada vez que puede.

"Cuando me dicen: es un gusto verte, les respondo: el gusto será tuyo, ¡jajaja!", bromea.

San Antonio

El puerto de San Antonio se atesora en miles de recuerdos que guarda de sus presentaciones en el Teatro Cervantes, las últimas realizadas en el Liceo Fiscal con las "Veladas del Recuerdo" y las "Cuerdas del Corazón" en Llolleo.

Pero también, dice que le encanta caminar por el paseo Bellamar y la avenida Barros Luco.

"El solo hecho de venir y escuchar el mar, me hace disfrutar de lo lindo que es estar acá, aunque ya no lo pueda ver, porque conozco mucho San Antonio y me encanta venir".

Se muestra conmovido por las demostraciones de cariño de sus seguidoras en la radio llolleína. "Yo soy de bajo perfil y me siento extraño con todas las muestras de cariño que me entregan en San Antonio. Creo que no las merezco", comenta con modestia.

Junto con agradecer a los sanantoninos y sanantoninas reitera que está en deuda con esta ciudad, "porque siempre me han entregado mucho cariño. Los regalos que me han dado todavía los conservo, e incluso los uso, como las corbatas, bufandas, pañuelos... Son cosas muy especiales para mí", expresa.

-¿Cuál ha sido el regalo de sus fans que más lo ha cautivado?

-En una actuación que hicimos en la plaza de Llolleo, en Las Cuerdas del Corazón, se me acercó una mujer muy cariñosa, que me dijo que lo único que podía darme era un paquete de cabritas. Y de verdad que para mí significaron mucho, porque era una demostración de cariño tan bella, que nunca la he olvidado. Además, estaban exquisitas, porque estaban dulces como me gustan y me las comí con mucha hambre, jajaja.

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