Dejó el quinto año de la universidad para romperla con una barbería
Marco Aranda abandonó la carrera de Educación Física para dedicarse a lo que más le gusta: cortar el cabello y la barba con estilo. Su local, Marcorte Barbershop, está ubicado en pleno centro de Cartagena.
A mediados de 2013, mientras cursaba el quinto y último año de la carrera de Educación Física, Marco Aranda Barrera (28) se dio cuenta que el futuro no se veía nada de auspicioso para las nuevas generaciones de profesores y por lo mismo tomó una gran e importante decisión: abandonar la universidad.
"No se veía bien la cosa para los profesores. Además por plata se me estaba haciendo difícil terminar la carrera en la universidad. Hoy veo a mis compañeros y sólo dos o tres de ellos están con pega", cuenta con una navaja entre sus manos.
Es que Marco dejó el buzo y los ejercicios para ahora, con tijeras, máquinas para cortar el cabello y las ya mencionadas navajas, crear estilosos y vanguardistas cortes de pelo, definir la barba y depilar cejas en su barbería Marcorte Barbershop, ubicada en el Boulevard de Cartagena, a pasos de la plaza de Armas de la comuna.
"Esto es lo que me gusta y apasiona", dice mientras atiende a uno de sus clientes. Otros tres jóvenes esperan su turno.
Slam dunk
La historia de Marco como barbero y diseñador de cortes de pelo comenzó cuando estudiaba en el colegio Providencia de San Antonio.
En el año 2006 muchos fanáticos de los dibujos animados seguían fielmente la serie Slam Dunk, cuya historia se centraba en un estudiante de preparatoria que se dedicaba a jugar básquetbol.
"Había un personaje que le decían 'El Gorila'. Tenía unas rayas en su cabeza y un amigo se las empezó a hacer. Era un degradado que tenía en su cabeza", explica.
En esa época, como cuenta Marco, el degradado, que consiste en cortes de pelo a capas, es decir, de lo más corto a lo más largo, era mal visto por algunas personas.
"Por esos años los delincuentes internacionales, podríamos decir, ocupaban este corte. Era mal visto y mal mirado y no se usaba mucho por lo mismo, pero a mí me llamaba la atención. Además también a mí me gustaba mucho diseñar", detalla el innovador peluquero.
"Estuve mucho tiempo cortándole el pelo con una máquina a mi amigo Willy. Así nomás, sin saber nada, sin haber tomado un curso, solo de manera autodidacta".
-¿Sufrió mucho su amigo por la falta de experiencia?
-Sí (ríe). Me tiré a la pura fe nomás. Al principio costó, pero luego le agarré la mano. Pero todavía me faltaba, porque veía al vocalista de Calle 13 que tenía unos diseños bacanes y no sabíamos cómo se los hacía. Hasta que un amigo me dijo que ese tipo de corte se diseñan con la gillette.
-¿Cómo fue empezar a trabajar con la gillette?
-Difícil. La primera vez que le corté el pelo a mi amigo para crearle mis diseños le hice como ocho tajos (ríe a carcajadas).
CON BLINg BLINg
En 2008 y tras concluir su enseñanza media, Marco Aranda dejó su hogar en la Viuda 6 de Llolleo para estudiar Educación Física en Santiago.
Pese al tiempo que le demandaba su carrera, nunca dejó de practicar lo que por esos años era un hobby que le reportaba uno que otro ingreso a su bolsillo.
"En Santiago tuve que encontrar pega para costearme los estudios y llegué a un local de unos colombianos que tenían un puesto, ubicado en la galería Caracol de Puente Alto, que se llamaba Barbería Real Bling Bling. Los dos hombres que trabajaban ahí eran barberos y les faltaba alguien que hiciera diseños ", recuerda.
Hasta este lugar llegó este sanantonino para aportar con sus conocimientos. "Ellos solo sabían degradar y no dibujar, entonces yo me encargué de crear diseños. Hubo retroalimentación porque me enseñaron a degradar y a trabajar con la barba. Y yo les enseñé a dibujar".
Por ese entonces dedicarse a crear diseños en los cortes de cabello era más complicado. Las redes sociales han ayudado mucho a las nuevas generaciones de barberos y peluqueros.
"Ahora uno se mete a Youtube y ve los tutoriales. Antes no. Uno tenía que aprender solo o alguien te tenía que enseñar", comenta.
Tras casi tres años de aprender la técnica, Marco finalmente comenzó a dedicarle más tiempo a este nuevo oficio.
"Por cosas de la vida tuve que congelar mis estudios en una primera instancia. Y después dejé la carrera en quinto año. Hice hasta la práctica y todo, pero finalmente me dediqué a esto. Como te dije hubo un tema económico también", confiesa.
A cartagena
Desde 2015 Marco Aranda se instaló con su puesto en el Boulevard de Cartagena. Allí en su barbería, Marcorte Barbershop, este llolleíno, junto a sus amigos y colegas Kevin Leiva (21) y Pablo Muñoz (20), se encarga de dejar como artistas a los jóvenes que van en busca de un corte de pelo o de un delineamiento de barba.
"Este puesto que uno ve ahora estaba dividido en tres: una ferretería que era de mi madre, otra tienda que la ocupaba mi pareja y otro espacio para mí con una silla y un espejo. Al final nos dimos cuenta que esto era lo que estaba rindiendo y nos empezamos a expandir a lo que es ahora", detalla.
La expansión de su local tuvo que ver con la gran cantidad de clientes que llegaban buscando algo diferente para su corte de cabello. Marco se vio superado por la demanda y a través de Facebook contactó a Pablo y Kevin. Este último lleva un par de meses atendiendo en Cartagena.
"Les mostré lo que yo hacía, mis cortes de pelo y mi trabajo en el ámbito de la barbería. La clientela acá fluye todo el día. Mínimo vienen unas 15 personas diarias. Los fines de semana se llena, porque ahí todos están libres y aprovechan de venir a retocarse", describe.
-Marco, ¿qué es lo que más buscan los clientes cuando vienen al local?
-Podemos hacer de todo con la navaja: estrellas, escribir frases y todos los diseños que la gente nos pida. Pero lo que más prefieren los clientes es el degradado. Ya no es flaite. Acá vienen ejecutivos a cortarse el pelo. Es el corte que está de moda. Ahora con respecto a la barba, lo que más nos solicitan es ordenarla, sacarle volumen y delinearla o definirla. También depilamos y delineamos las cejas.
Los precios van desde los 500 pesos, las cejas; mil pesos la línea del peinado; 2 mil la barba; y 4 mil el degradado y el corte de pelo común y corriente.
-¿Cómo ha sido la recepción de la gente?
-Muy buena. Nos ha ido bien, no nos podemos quejar. De hecho estoy buscando a otra persona para trabajar, porque son muchos los clientes que vienen los fines de semana. Y ahora estoy pensando en poner otro local, pero en San Antonio.
-¿No se arrepiente entonces de haber dejado su carrera en quinto año?
-La verdad es que fue una decisión tomada por las lucas. Además influyó que la realidad de los profesores no era buena. No me arrepiento, porque estoy feliz dándole estilo a los cortes de pelo.