El equipo femenino que se la juega con las lechugas hidropónicas
Tras ganarse un proyecto de Prodemu e Indap, desde fines del año pasado siete mujeres están produciendo este saludable y sabroso vegetal. Su gran desafío es encontrar nuevos mercados y sueñan con, algún día, exportar sus productos.
Elcira Reyes (75) junto a sus hijas Elizabeth (44), María Inés y María José Mesa (37); sus nueras Soledad Ordóñez (40) y Claudia Torres (35); y su nieta Carol Mesa (24) conforman un verdadero equipo. Pero no se trata de un equipo de fútbol femenino ni nada por el estilo. Estas siete mujeres, todas integrantes de una misma familia, se unieron como equipo para echar a andar un gran sueño llamado "La pequeña huerta".
El año pasado, gracias a un proyecto del Programa de Desarrollo de la Mujer (Prodemu) y de Indap, obtuvieron recursos para materializar un innovador emprendimiento: un huerto de lechugas hidropónicas, que tienen la particularidad de cultivarse exclusivamente en agua, sobre unos mesones donde jamás tocan la tierra.
Con el aporte que recibieron, construyeron un invernadero en la parcela 22 del sector Uno de Santo Domingo, a pasos de la cancha de Alianza, terreno de una hectárea que pertenece a la matriarca Elcira y donde viven estas siete mujeres con sus respectivas familias.
En el huerto hay cuatro largos mesones cubiertos con planchas de plumavit repletas de orificios, desde donde afloran las lechugas en diversos tamaños. Actualmente tienen unas 2 mil 400 unidades en las distintas fases de producción.
"En este época del año una lechuga se demora 49 días en estar lista desde que plantamos el almácigo. En el verano, debido al calor, el tiempo se reduce a 25 días", comenta Soledad Ordóñez, dueña de casa, al igual que la mayoría de sus socias y familiares.
Buen equipo
Como un buen equipo, cada una de estas mujeres tiene un rol específico. Carol es la presidenta; la matriarca Elcira está encargada de operaciones, que consiste principalmente en sembrar los almácigos; María José y Claudia ven la producción; y María Inés, Elizabeth y Soledad están dedicadas a la venta.
Tras realizar una capacitación en hidroponía, a fines del año pasado comenzaron a producir las primera lechugas. En estos poco más de cinco meses ya han cosechado y vendido unas 5 mil unidades. "Semanalmente estamos produciendo cerca de 400 lechugas", comenta Carol, la más joven del equipo en "La pequeña huerta".
Estas siete mujeres están contentas con los resultados alcanzados hasta ahora, pero tienen un gran desafío por delante: abrir nuevos mercados para poder vender sus exquisitos y saludables vegetales.
"Por ahora estamos haciendo un trabajo de hormiguita. Como no tenemos un vehículo, salimos a la calle a vender las lechugas casa por casa, pero nuestro mayor sueño es poder llegar a las ferias libres y los supermercados en una primera etapa, y luego, si todo nos sale como pensamos, nos gustaría expandirnos y exportarlas", revela Elizabeth, quien también trabaja como asesora del hogar.
-Y si les va bien, ¿le gustaría dejar ese empleo en casas particulares para dedicarse exclusivamente a esto?
-Claro que me gustaría, porque así no tendría que salir de mi casa para trabajar. Ojalá todo nos resulte como esperamos.
Saludable y sabrosa
Estas mujeres saben que tienen un producto potente y de alta calidad en sus manos, especialmente para los tiempos actuales, ya que lentamente la gente está tomando conciencia sobre la necesidad de dejar de lado la comida chatarra y comenzar a comer alimentos saludables.
"Este es un producto súper sano, fresco y limpio, porque a diferencia de los otros tipos de lechuga, se cultiva solo en agua. La raíz jamás tiene contacto con la tierra. Una vez que la sacamos, dura siete días en el refrigerador y muchos más si se mete en agua", comenta Carol.
-¿Cómo nació la idea de "La pequeña huerta"?
-La idea del huerto fue de mi papá, Leopoldo Mesa, y obviamente lo pudimos hacer gracias al apoyo económico y las capacitaciones que nos han dado Prodemu e Indap.
Carol detalla que actualmente están produciendo tres tipos de lechuga: lollo bionda (caracterizada por su intenso color verde claro), levistro (de un verde un poco más oscuro que la anterior) y la hoja de roble roja (que es la más oscura de las tres).
-Carol, ¿qué ventajas tienen estas lechugas hidropónicas en relación a las otras que se encuentran comúnmente en la feria?
-Nuestras lechugas están cultivadas con agua potable y, en comparación con el resto, están absolutamente limpias, sin ningún tipo de pulgones o bichos que traen las otras. Por lo mismo se pueden comer completas, no se desaprovecha ni una hoja.
-Y en relación al precio, ¿cómo andan?
-Las estamos vendiendo a 600 pesos la unidad, pero también hacemos promociones de dos o tres por mil pesos dependiendo de la cantidad que pida un cliente.
Junto con agradecer a todos los funcionarios de Prodemu e Indap que las han ayudado a formar este emprendimiento, estas chiquillas de Santo Domingo comentan que tienen otros desafíos en carpeta. "Si nos sigue yendo bien como hasta ahora, nos gustaría construir un segundo invernadero para producir otros vegetales con el mismo sistema de hidroponía, como tomates, albahaca o espinacas", revela Elizabeth Mesa.
Carol añade que "si logramos expandir este emprendimiento nos permitiría generar más trabajo para nosotras y también contratar más mano de obra, que es una de las cosas que más queremos".
Soledad, que es la mamá de Carol, confiesa que "estamos encantadas y entusiasmadas con este proyecto, porque estamos produciendo un alimento que es muy limpio, sano y que puede ser consumido por toda la familia, porque tiene un sabor exquisito".
En realidad, "La pequeña Huerta" tiene felices a estas siete mujeres porque entendieron empíricamente que sí se puede salir adelante con esfuerzo, dedicación y muchas ganas. "A pesar de que llevamos poco tiempo produciendo, ya han quedado algunas ganancias para nosotras y el resto de los ingresos lo hemos reinvertido en el invernadero", afirma Soledad.