El restaurant que se convirtió en la cuna folclórica de San Antonio
Millán Alvarez abrió "El Chacarero" en los años 80. Grupos como Sol y Lluvia estuvieron presentes en las maratónicas peñas que se hacían en este local que hasta el día de hoy ofrece comida casera a bajo costo. Una auténtica picada.
Millán Álvarez es el dueño del reconocido restaurant "El Chacarero", uno de los más antiguos de la comuna.
Cuando el comerciante, oriundo de la ciudad de Taltal, en la Segunda Región, llegó a San Antonio junto a su mujer Pabla Mendoza, venía con un solo proyecto en mente: instalar su onceavo restaurant.
Fue así como en 1986, el local de calle Pedro Montt 117 abrió sus puertas por primera vez al público.
Nicole, hija de Millán y actual administradora de "El Chacarero", conoce al revés y al derecho la historia de su padre. Recuerda que apenas tenía un año de vida cuando su progenitor comenzó con el proyecto que está cumpliendo 30 años.
"El primer restaurant de mi papá estuvo en el pueblito del Parque O'Higgins y se llamó 'El Estribo'. Eso fue en 1976. Ahí se conoció con mi mamá que trabajaba en una automotora muy cerca del local", recuerda la joven.
Agrega que "Las Pipas, Chugalu y Casino fueron otros de los negocios que mi papá instaló en el centro de Santiago. Después se puso malo y salió la oportunidad de venirse a San Antonio porque mi mamá tenía una casa en Llolleo".
Según Nicole, la idea de su padre era tener una sanguchería. De ahí surgió el nombre del local. Instalarse con esta propuesta no fue fácil, principalmente porque en esos años el sanantonino no tenía la costumbre de almorzar en un restaurant.
"Estuvo dos años súper complicado, pero al final su perseverancia y la fe que le tenía a su proyecto lo hicieron buscar otras alternativas".
Gracias a la venta de almuerzos y la creación de algunas promociones consistentes en plato más una ensalada, el negocio comenzó a repuntar y a formar su clientela, la que hasta el día de hoy los sigue prefiriendo.
"Los clientes llegan acá preguntando por mi papá porque al final este es un negocio familiar. Muchos no me creen que él está en la cocina porque me dicen 'las únicas guatitas que yo como son las que prepara tu papá'. A veces me pregunto qué pasará cuando él ya no esté", reflexiona Nicole.
Millán no tiene estudios de cocina, pero hace más de 20 años decidió hacerse cargo personalmente de la preparación de cada uno de los platos que su local.
"En los otros restaurantes mi papá jamás estuvo en la cocina, pero siempre miraba y cuando faltaba alguien se metía. El fue adquiriendo los conocimientos y nunca más salió de la cocina. La comida de acá se cocina clásicamente y eso les gusta a nuestros clientes".
Peña
Tras su inauguración, el restaurant "El Chacarero" se convirtió en un punto de encuentro para la música popular y la poesía, esto considerando que en esos años aún se vivía bajo la dictadura militar.
La juventud necesitaba buscar un espacio para expresarse, por lo mismo, Millán comenzó a organizar peñas folclóricas, las que con el pasar del tiempo se fueron convirtieron en todo un éxito. "Hasta Sol y Lluvia estuvo en las peñas que él organizaba. Iba mucha gente ya que había música y poesía en una época bien complicada. El restaurant fue la cuna folclórica de San Antonio y del canto popular", relata la guapa joven.
Con el fin de la albacora también se acabaron las peñas. "Estas murieron cuando se acabó el tiempo albacorero. Con el término de las peñas también se acabó la noche sanantonina".
Nicole guarda los mejores recuerdos de esos años a pesar de que era muy pequeña. "Tengo muchos recuerdos de cuando se hacían las peñas. Nosotros éramos chicas con mi hermana (Natalia) pero igual íbamos. Incluso dormíamos ahí porque teníamos una cama. Me acuerdo que se amanecían en las peñas pero mi papá igual se levantaba temprano al otro día para trabajar".
"Nuestra vida era estar en 'El Chacarero'. Nuestros cumpleaños se celebraban ahí. Todo giraba en torno a ese restaurant", añade con evidente orgullo.
Para la administradora, "El Chacarero" es prácticamente como su hermano, fundamentalmente porque este proyecto vio la luz gracias a su padre quien siempre apostó por hacer de su restaurant una "picada" donde la gente pudiera disfrutar de ricas y abundantes preparaciones a bajo costo.
"Él siempre nos ha dicho que cada vez que un cliente entre al local debe sentirse como en su casa. Este restaurant es idea de mi padre. Él ha luchado por este negocio, por lo mismo ha tenido una vida muy sacrificada porque lo ha dado todo por este proyecto. El dice que sólo lo sacaremos de acá en un cajón".
La joven cuenta que Millán se levanta todos los días a las 5 de la mañana, y a las 7 ya está cocinando en el restaurant. Es súper metódico. Le gusta preparar sus cosas solo y que nadie lo moleste. Más tarde llega el personal".
Nuevo local
Dejar el local de Pedro Montt para trasladarse a Centenario no fue una decisión fácil, principalmente para Millán, quien en un principio no estuvo muy de acuerdo con el cambio. Tenía temor al fracaso.
Con el pasar de los días ese temor fue quedando atrás y en enero de 2012 "El Chacarero" volvió a abrir sus puertas, pero esta vez en calle Centenario, a un costado de la parroquia de San Antonio.
"Al final tomamos esta oportunidad. Nos arriesgamos y la verdad es que el cambio ha sido un éxito total. Acá es exactamente lo mismo que en el otro local aunque un poco más grande".
Actualmente 15 personas trabajan en "El Chacarero".
Mientras Nicole nos cuesta la historia del negocio, su padre está encerrado en la cocina atento a cada uno de los detalles.
"No me lo imagino haciendo otra cosa tampoco. No lo queremos obligar a descansar, porque es su opción", dice con algo de resignación Nicole, quien finalmente lo logra convencer para que se tome algunas fotografías para este reportaje.
"Él siempre dice que lo sacaremos muerto de aquí. Creo que mantenerse activo y trabajando le ha ayudado a mantenerse bien, además es un hombre súper sano".
Nicole ha tratado de seguir los pasos de su padre en la administración de "El Chacarero". "Antes éramos los cuatro quienes nos hacíamos cargo de todo, pero ahora somos quince personas. Mi papá siempre dice que mientras tus trabajadores estén contentos y agradecidos todo funcionará bien, así que en eso estoy... tratando de seguir sus pasos".