Por Lalo Loyola

El culto de lo verdadero está en el fondo de toda excelencia personal. Se manifiesta en la conducta. Se llama rectitud, verdad en acción y brilla a través cada palabra y de cada acto. Es sinónimo de confianza y la inspira en los demás. Un hombre, una mujer, ya es algo cuando se sabe que se puede confiar en él, o ella; que cuando dice saber algo, lo sabe; que cuando promete hacer algo, lo puede hacer y lo hará. Así esa seguridad se convierte en un pasaporte que atrae la estimación y la confianza general de los individuos (S. Smiles: El carácter).

Dicho esto, es triste ver en las redes sociales en mi querido balneario de El Tabo, que pensando ya en las próximas municipales, usan el descrédito, la agresividad, el chaqueteo, la descalificación por sobre las competencias, las confianzas y las transparencias personales. Se observa nuevamente la tendencia a creer en las "promesas de campaña" formuladas por los postulantes, que olvidan que lo que se necesita, son objetivos que se puedan cumplir en un plazo establecido y por supuesto la forma de lograrlos.

Partiendo de la base de que no todo está mal, la comunidad tiene la oportunidad de trabajar en equipo, usando una herramienta fundamental que otorga la ley 20.500.

Me refiero al Consejo Comunal de la Sociedad Civil, que tiene un carácter consultivo (en lo personal es lo menos importante) y puede apoyar, el cumplir con el objetivo de iniciar el diseño, ejecución y evaluación de políticas públicas comunales y sectoriales.

En pocas palabras, para trabajar por el bienestar de la comunidad (no todos los sectores tiene las mismas necesidades), no es necesario ser concejal, alcalde y menos ser nacido y criado en la comuna.

Uno de los pilares en la administración es el trabajo en equipo para lograr el éxito y por supuesto que se basa en la confianza en las personas.

Sin otro particular, le saluda atentamente.

JUAN CARLOS DÍAZ GONZÁLEZ