La profesora de Filosofía que se reinventa con la medicina natural
Patricia Toro Plaza conoció la auriculoterapia como paciente, hasta que decidió instruirse sobre el tema. Estudió medicina alternativa para usarla en ella misma y en las personas que la rodean.
Si la Filosofía en griego significa "amor por la sabiduría", definitivamente Patricia Toro Plaza (40) eligió la carrera correcta cuando ingresó a estudiar a la Universidad de Playa Ancha.
Esta profesora de Filosofía desde pequeña fue muy curiosa. Siempre buscaba respuesta a interrogantes que no comprendía y se fue relacionando con personas que tenían, al igual que ella, una sed inmensa de aprender y conocer cosas nuevas.
"Cuando chica inventaba poesía y, después, me puse a leer Filosofía", cuenta con la simpatía que la caracteriza.
A sus amigos les pedía que le recomendaran libros filosóficos para aumentar su saber y, de una u otra forma, comprender la vida.
"Cuando me enamoré leí 'El arte de amar'. Traté de entender que era en teoría para poder practicar", relata mientras ríe pícaramente.
Quizás, el filósofo Erich Fromm la ayudó a comprender la magnitud de aquel sentimiento y que este desencadenara en ella las ganas de estudiar esa carrera, pero finalmente, el apoyo de su padre y su madre la impulsaron a seguir el camino de la Filosofía.
"Mi mamá siempre quiso que yo fuera profesional, incluso me decía que no podía pololear hasta los 21 años porque yo tenía que ser profesional primero".
Esta medida "anti pololos" era extremista. Por lo mismo Patricia nunca le hizo caso, pero sí tenía claro que quería llegar a la universidad.
"Yo tenía la convicción de que iba a ser profesora y no había deslumbrado la realidad del profesor. Prácticamente no tienen vida, es muy sacrificada la pega, mal mirada y mal pagada".
Patricia ha dedicado toda su vida a enseñar, sin embargo, no todo le ha salido como esperaba en el ámbito laboral. "Mi trabajo no ha sido estable, así que empecé a dedicarme a otras áreas que me apasionan".
Siempre ha estado ligada al arte y a la música. Así que como no le había ido muy bien, se autoconvenció de que su profesión le serviría para todo y que "si no podía vivir de la Filosofía, podía trabajar en otra cosa, pero que siempre iba a estar presente el conocimiento".
En la búsqueda de nuevos horizontes llegó a la auriculoterapia, medicina alternativa que conoció primero como paciente.
"Tenía mucha sinusitis y me hice un tratamiento con un médico que hacía acupuntura, con la Marcela Velasco (también profesora de Filosofía) y una amiga".
La medicina natural le llamó mucho la atención, así que primero estudió terapia floral porque estaba relacionado con la Sicología. "Los temas emocionales y la salud van de la mano", afirma.
-¿Cómo se relacionan?
-Las enfermedades tienen una raíz emocional muy fuerte.
Auriculoterapia
A Patricia no se le había pasado por la cabeza estudiar auriculoterapia hasta que una amiga la entusiasmó. "Ella me dijo que yo tenía la pasta, el carisma y me mandó a los módulos del instituto".
La docente sanantonina terminó el curso a fines de noviembre pasado y el primero de diciembre empezó a atender a sus primeros pacientes. "Hasta ahora he atendido a más de 120 personas con excelentes resultados", asegura Patricia.
-En palabras simples ¿qué es la auriculoterapia?
-Es reflexología. Eso significa que en partes del cuerpo se refleja todo el cuerpo humano. Por ejemplo, la cara, las manos, las orejas y los pies.
La auriculoterapia se presenta como una rama de la acupuntura, pero el francés Paul Nogier fue el primero en generar una cartografía sobre el tema.
"El enfoque de la enfermedad de los orientales es muy distinto al nuestro. Si a nosotros nos duele una muela vamos a tratar el dolor, pero evidentemente hay una causa que puede ser emocional o nutricional, por ejemplo".
Nutrición naturista
Como el conocimiento es infinito al igual que las ganas de aprender de Patricia, decidió estudiar nutrición naturista en un instituto en San Bernardo (Santiago) para complementar la terapia que les brinda a sus pacientes.
"Muchos pacientes vienen a buscar solución a sus problemas de ansiedad y el control de peso, y yo no me sentía ciento por ciento preparada para ayudarlos en los cambios que necesitaban. Así que empecé a estudiar para ayudarlos y aplicar esos cambios en mi vida también".
Hace un año dejó definitivamente el azúcar. Cambió los dulces y pasteles que tanto le gustaban por una nutrición mucho más sana.
"Trato de comer lo más natural posible, pero no he bajado mucho de peso porque como muchas calorías. Como palta, frutos secos y cosas que son sanas pero con alto contenido calórico y me muevo poco. Ahí estoy al debe".
-¿Te costó dejar el azúcar?
-Es muy complicado dejarla porque en todo hay azúcar. Hace un año me puse extremista y eliminé todo.
Dejó toda la comida que contenía jarabe de maíz de alta fructosa, aceite de palma, glutamato monosódico. "Lo que yo pretendo es comer bien para no tener que estar tomando pastillas o yendo al médico en el futuro".
-¿Qué piensas de la gente que dice que 'de algo hay que morirse'?
-El problema es que uno no se muere, queda a medio morir y queda dándole un problema a la familia. Es un gran problema económico porque acá la salud es sumamente cara.
En un año la vida de Patricia ha cambiado por completo, aunque ella indica entre risas que "lleva 40 años cambiando, pero es algo normal, bueno y positivo. Estoy contenta porque hay hartos cambios en mi vida que han sido con harto sacrificio".
La educadora confiesa que la inestabilidad laboral le provocaba dolencias físicas. "Como todo está conectado se generan dolores o enfermedades. Por ejemplo, el miedo ataca al riñón, la rabia se va al hígado y la pena al pulmón. Eso está documentado en la medicina China", explica.
El cuerpo está interconectado y los sentimientos se ven reflejados en cada centímetro de él. Por eso, dice, brindarle buenos momentos al cuerpo puede ser muy importante para la calidad de vida. Y la música, para Patricia, cumple un rol fundamental en este sentido.
Bossa Nova
Cantar para Patricia era un sueño, que se pudo concretar cuando conoció a Alfredo, su pareja.
"Cuando lo conocí él tenía una banda en donde tocaban covers", recuerda coqueta.
Para conquistarlo se le ocurrió una gran idea: cantarle canciones brasileñas. "Para enamorarlo le canté todos los bossa que me sabía al oído", ríe contenta.
Empezaron a cantar y sacar temas juntos. Uno de los primeros fue "Esta tarde" de Matia Bazar.
Ahora, cantan los jueves en el Santa Pizza de Santo Domingo. Además son muy solicitados para actuar en matrimonios, cenas y diferentes actividades. "La música hace súper bien. Es una buena terapia".
Con el canto aprendió a respirar con el diafragma y a hacer ejercicios de relajación antes de salir a un show. "Es fantástico porque se crea una bonita relación con la gente que canta y porque la música te hace vibrar".
Contacto
Para contactar a Patricia puede ingresar a la página de Facebook "Terapias complementarias" o enviarle un mensaje vía Whatsapp al +569 97223510.

