La familia de Pedro Piña reveló el lado íntimo del fallecido "abogado del pueblo"
"Era un romántico", dijo su viuda, Olga Vásquez.
Alas 09.20 de ayer, en la Clínica Valparaíso, el abogado comunista Pedro Piña Mateluna murió debido a las graves complicaciones que le había provocado la enfermedad Vasculitis que afectaba su sistema nervioso central. Así, a los 69 años, el hombre conocido como "el abogado del pueblo", dejó prematuramente esta vida. Su deceso hizo que el municipio de San Antonio decretara tres días de duelo comunal. Su partida llena de pena a quienes conocieron sus pasos.
Tras un raudo viaje desde Valparaíso a San Antonio, cerca de las 14.00 horas de ayer llegó al gimnasio del Liceo Juan Dante Parraguez el féretro con los restos del ex concejal. En su ingreso a dicho recinto, fue recibido por amigos, autoridades y militantes de diversos partidos políticos. Poco a poco, el salón estudiantil se fue llenando de gente, de coronas de flores y banderas del Partido Comunista.
En medio de aquella escena, estaba Marcela Piña, la segunda hija del fallecido profesional, que aguantaba la pena mientras hablaba con su colega abogada, la fiscal Claudia Cancino. Pese al duro momento, ella contó a El Líder cómo sentía esta partida.
Sensaciones
"Siento mucha tristeza, pero también uno se queda con el orgullo y la sensación de que somos privilegiados al haber tenido un padre como él, nosotros lo queremos mucho. Él, como padre, en la intimidad de la casa, fue tan grande como lo fue con toda la gente. Nos deja la vara alta porque es un ejemplo ,porque vivió intensamente y se fue en paz, aunque me entristece que se va muy joven, yo hubiese querido que se quedara mucho más con nosotros porque tenía muchos proyectos, quería escribir un libro, pero hizo harto y se fue tal como vivió. Se fue luchando como un guerrero".
A juicio de Marcela Piña, su papá la crió a ella y a sus hermanos Pedro y Olga con una conciencia social y un amor por esta ciudad que incluso se plasmó en que los tres, después de estudiar sus respectivas carreras universitarias, volvieron a San Antonio. "Tenemos un arraigo tremendo acá", admitió.
A Pedro Piña le gustaba ir a descansar a la localidad de San Pedro, al sur de Santo Domingo. Hasta allá se iba la familia completa y él, papá y abuelo chocho, aprovechaba de regalonear a hijos y nietos. "Mi familia es súper unida y los tres hermanos vivimos muy cerca", añadió Marcela.
Sentimientos
Olga Vásquez, la viuda de Pedro Piña, se mantenía estoica muy cerca del ataúd con los restos del gran amor de su vida. Ella accedió a revelar sus sentimientos. "Estos días han sido muy dolorosos porque la agonía fue lenta, pero al final aunque uno dice que jamás le pediría a Dios que se lleve a alguien, uno entendía que él estaba sufriendo demasiado. Tuve que pedir, casi, que Dios hiciera lo mejor y le diera paz y tranquilidad", confesó al recordar que su corazón no quería abandonar esta vida.
La mujer de Pedro Piña rememoró sus años de juventud. "Teníamos 18 años cuando nos conocimos caminando por el bandejón de avenida Barros Luco, él iba con un amigo y yo con mi hermana. Él me vio y después me empezó a mandar papelitos. Me escribió un verso muy bonito con las letras de mi nombre que decía: ´Oración breve que rezo con fervor/ Lenta agonía preñada de dolor/ Gozo y angustia, alegría y pavor/ Amor, por sobre todo, amor´, eso era Olga. Él era muy romántico, de escribir poemas. Yo caí rendida, él era un cabro chico y aunque yo había tenido pololos mayores que él, caí. Nos enamoramos, quedé embarazada y nació Olga, nuestra primera hija. Como papá y abuelo fue un siete" , expresó la mujer con quien pronto cumpliría 50 años de matrimonio.
La familia creció en el sector de Cristo Rey, donde hoy sus vecinos también lo lloran. Don Pedro ya está descansando en paz.