Escribo estas letras mientras escucho los lamentos argentinos a través de una radio de Buenos Aires. Los palos le caen por todos lados al equipo del Tata Martino. Mientras, la pantalla plana del televisor se tiñe de rojo y la palabra Chile se asoma en un marcador ultramoderno del enorme estadio estadounidense.
Chile se acaba de titular campeón de América por segunda ocasión consecutiva, algo histórico, inédito. Pero me acuso.
Acúsome oh Juan Antonio Pizzi que no te tuve fe desde el comienzo.
Acúsome Jarita que no te tuve confianza.
Acúsome Claudio, gran capitán, que pensé en lo peor cuando se colaron esos goles en el debut ante Argentina en San Diego. Es que eran anotaciones indignas de tu nivel, pero en mi descreimiento te culpé de la derrota.
Esos son mis pecados…. Necesito la absolución.
Pero "Macanudo" debés entenderme.
Soy de la generación que creció con la frustración. Soy de los que soñaron con una participación histórica de Chile en España 82. No tengo muchos recuerdos, pero ese penal de Caszely y la posterior ignominia de perder los tres partidos en primera fase, no se me van de la mente. Nunca lo harán. Y pensar que el "Guatón" Santibáñez dijo que íbamos a ser campeones. Yo, le creí… le creí.
Soy de aquellos que volvió a comprar el cuento en 1987. Sí, hace 29 años, pensé que esa vez tocábamos la Copa América en Argentina. Junté todas las láminas del álbum de Salo. En algún cajón aún está guardado el póster del Cóndor Rojas que adquirí con los $200 pesos que me dieron por haberme sacado un siete en matemáticas. Pensé que eran los $200 pesos mejor gastados, pero la historia nos fue esquiva. Y perdimos por la mínima ante Uruguay.
Para qué decir del 3 de septiembre de 1989, con ese equipo del "Cabezón" Aravena que con el cuchillo entre los dientes hizo un papelón en el Maracaná con el "Cóndor" y el bengalazo. De haber estado en Santiago y no en Valdivia, hubiera ido a la embajada de Brasil a cobrar venganza a piedrazos. Creí en Roberto Rojas.
"Macanudo", soy de esos que vieron cómo la Roja llegó a Francia el 98, pero que después fue el último en las eliminatorias para el Mundial de Japón y Corea 2002. Vi por la tele cómo se cayó ante Venezuela en el Nacional por 0 a 2.
Por eso cuando el "Rey" Arturo, Alexis y "Carepato" Díaz, empezaron a decir que querían ganar todo y ser campeones, pensé: ¡qué se han fumado estos tipos! Y dudé, dudé como nunca he dudado.
Entiéndeme Pizzi. El triunfo en el 2015 y el de este domingo en USA -frente a unos gringos que no tenían idea de qué estaba pasando- son suficientes para mí. Más aún en penales que me tuvieron al borde del colapso. Demasiadas emociones. Acúsome oh Juan Antonio que he sido un incrédulo, un ateo del fútbol, un pagano, un apóstata, un infiel. Merezco una penitencia.
Pero cuando escucho el llanto argentino por la radio on line, la manera en que despellejan a Messi, Martino e Higuaín, entiendo que tú y los jugadores ha hecho algo grande.
Cuando miro por la ventana antes de irme a dormir, veo a un tipo solitario caminando por la calle. Va abrigado, con gorro y bufanda, pero llevaba una bandera chilena enla mano y puedo jurar que en medio de la fría noche sanantonina, a eso de las 0.30 horas, también llevaba una sonrisa.
No volveré a dudar de este equipo bicampeón.