encuesta ¿Está de acuerdo con que una plaza o calle de San Antonio lleve el nombre de Pedro Piña?
La pregunta de la semana
Si 75%
No
25%

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Para la mayoría de los chilenos las bajas temperaturas de esta estación son sinónimo de chocolate caliente, café cortado y además de comidas más ricas y familiares, algunas con más energía que lo habitual. Sin embargo, debemos dar una vuelta de tuerca y dejar de pensar y creer que esto último nos aleja de nuestras tradiciones de invierno.
Debemos aprovechar esta temporada para rescatar aquellos tradicionales platos chilenos, como el charquicán, los porotos con rienda, las tortillas y guisos de verduras, la carbonada o las cremas y sopas, en fin, todo aquello que no sólo nos permita mantener una dieta equilibrada, sino también que nos conecte con nuestro interior y nos haga viajar a nuestra infancia, para así convertir el almuerzo o la cena en una experiencia familiar.
Conservemos las tradiciones, vamos a lo casero, mantengamos nuestra identidad y mostrémosle a nuestros hijos que una cazuela es tan rica, como un sándwich. Cocinemos junto a ellos y devolvámosle a la cocina el romanticismo relacionado a nuestra identidad. Hemos recibido una enorme herencia que es nuestro patrimonio culinario, pero la identidad no es algo estático, compacto o inalterable, sino que es dinámico y flexible. Además, hoy tenemos muchas herramientas a nuestro alcance que nos permiten innovar y renovar lo nuestro, es cosa de buscar en Internet y nos podemos encontrar con miles de preparaciones de un charquicán: de carne, de cochayuyo, de pollo, etc.
El invierno de por si nos reúne en el hogar, saquémosle partido a eso y a aprovechemos de educar a nuestros hijos en la gastronomía chilena y de las distintas zonas de nuestro país. Por ejemplo, cocinemos con ellos un plato de pantrucas, un exquisito plato típico de la zona centro-sur de Chile. Se trata de un plato ideal para esos fríos días de julio o agosto próximos.
También podemos tomar de la zona central y junto a los nuestros deleitarnos con un caldillo de congrio, tan típico de nuestra costa central. Para cocinarlo se prepara un caldo sustancioso de congrio y luego se le añaden los demás ingredientes, cebollas, papas, zanahorias, tomates, ají de color, pimientos y otras especias, además de vino blanco hervido sin alcohol. Una mezcla de sabores y aromas para compartir en familia.
FRANCISCO LAYERA
CHEF EJECUTIVO DE SODEXO ONSITE