Claudio Berríos: el arco le entregó sus mejores atajadas y alegrías
El arquero nacido en cerro Arena jugó en Primera División, llegó a Colo Colo y estuvo durante 14 temporadas atajando al más alto nivel. "Ahora quiero traspasar mi experiencia a los niños", asegura Berríos.
Lunes 20 de noviembre del 2000. Tras la victoria un día antes como visita de Palestino ante Colo Colo en el estadio Monumental por dos goles a cero (doblete de Patricio Galaz), el nombre del arquero sanantonino Claudio Berríos Muñoz, por ese entonces de 31 años, fue destacado en varios medios escritos de circulación nacional.
Las Últimas Noticias relataba una espectacular atajada ante el delantero albo Fernando Vergara y en La Nación lo nombraron como una de las figuras del partido.
En la oncena titular de los árabes asomaban nombres como el de Richard "Manteca" González, Ángel Carreño, Leonel Herrera, el argentino Nicolás Tagliani y el mencionado "Pato" Galaz. "Fue uno de los tres mejores partidos que tuve en el profesionalismo. Esa del cabezazo de Vergara fue una atajada increíble", asegura convencido Berríos.
El arquero estaba cumpliendo aquel 2000 su segunda temporada en Palestino. Había llegado en 1999 con un contrato válido por cuatro años. Su firma la estampó en un documento de color rosado. Era el más apreciado entre los futbolistas profesionales.
"Eran de tres colores. Estaba el blanco, que era por una sola temporada; el celeste, que era a plazo fijo por 24 meses; y el rosado, que era por cuatro años", explica el sanantonino, quien tuvo la oportunidad de compartir camarines en La Cisterna con una importante camada de jóvenes que surgieron de las inferiores árabes.
"En ese tiempo Palestino sacó una generación importante. Estaba el "Pajarito" Jaime Valdés, el "Mago" Luis Jiménez, Eros Pérez, Adrián Rojas, Ángel Carreño, José Luis Villanueva. Me acuerdo que a la mamá del "Mago" Jiménez le comprábamos poleras con escudos de Palestino que imprimía ella en la casa. Siempre tuve una muy buena relación con los más chicos del plantel, no tenía problemas en quedarme entrenando con ellos y ponerme al arco para que fueran agarrando ritmo de Primera", dice Berríos.
En cerro arena
Claudio Rodrigo Berríos Muñoz nació el 12 de octubre de 1969 en San Antonio. Su primera incursión como arquero la realizó en una plaza de juegos que quedaba cerca de su casa en el cerro Arena.
Sus padres, Julio Berríos y Adriana Muñoz, lo dejaban salir a jugar ya que en la plaza entrenaba el primer equipo de Carlos Condell. Claudio, que por ese entonces tenía recién 10 años, se ponía atrás de los arqueros y atajaba las pelotas que se pasaban.
A los 15 años pudo debutar en la primera adulta de Carlos Condell y también fue llamado para una selección juvenil de San Antonio. "Luego me vinieron a buscar de Colo Colo. Bernardo Bello habló para irme a entrenar a Macul cuando el sector eran puras piedras. Estuve en la sub 17 que entrenaba Eddio "Yeyo" Inostroza. Fueron seis meses y me fui a Cobreloa, porque tenía más posibilidades de jugar allá", reconoce.
Estando en los loínos, con 18 años recién cumplidos, Claudio Berríos fue llamado para presentarse en el servicio militar. Estuvo más de un año y medio entre el regimiento de Tejas Verdes y en la escuela de educación física del Ejército de Chile que se ubica en La Reina, en Santiago.
De vuelta al puerto
Tras haber realizado el servicio militar, Claudio volvió a buscar su lugar dentro del fútbol. En 1992 fue a una prueba para ser el tercer arquero del por entonces Cóndor-San Antonio que se realizó en el estadio municipal Olegario Henríquez y a la que llegaron cerca de 20 postulantes. Quedó de inmediato. Delante de él estaban dos consagrados: Juan Kirk y Renato Vargas.
En la pretemporada que realizaron en el Parque Dyr, en Villas Las Dunas y en algunas playas del Litoral, Claudio Berríos demostró que tenía todas las intenciones de ganarse la titularidad en el arco lila.
"Con 21 años logré ser el arquero titular de Cóndor-San Antonio y me eligieron entre los tres mejores porteros del campeonato de Tercera División que por ese entonces tenía cuatro grupos dependiendo de tu zona geográfica. En 1994 recibí una oferta para irme a jugar a Deportes Melipilla en Primera B con el entrenador Claudio Mendoza, ya que Aníbal Pinto había sido vendido a la Universidad de Chile, así que me fui para allá. Debuté en el fútbol profesional como local en el estadio Roberto Bravo ante Colchagua. Ganamos 1-0 y los hinchas me ovacionaron", hace memoria con orgullo.
Llamado inesperado
Tras cumplir dos temporadas en el equipo melipillano, Claudio Berríos a finales de 1995 recibió una llamada de Jorge Vergara, uno de los representantes de jugadores más influyente en el fútbol chileno en la década de los noventa.
Le dijo que quería llevarlo nada menos que a Colo Colo. El sueño de militar en un equipo grande se estaba cumpliendo para el oriundo del cerro Arena. "Me presenté el 2 de enero de 1996 a la pretemporada de Colo Colo que se realizaba en La Leonera. El entrenador era el paraguayo Gustavo Benítez. La verdad era un plantel muy grande. Arqueros estaban Marcelo Ramírez, el uruguayo Claudio Arbiza, Ariel Salas, Alex Whiteley, entonces era muy difícil. A la semana el entrenador Benítez nos manda con un grupo de jugadores a seguir la pretemporada a Santiago".
Peregrino del arco
Tuvo que partir dos años a préstamo. Primero en 1997 a Unión San Felipe y luego en 1998 a Rangers de Talca. En 1999, con el pase en su poder, recibió el llamado de Carlos Salvador, dirigente de Palestino, quien le ofreció un contrato por cuatro años. El documento más esperado por los jugadores profesionales, el de color rosado, estaba frente a los ojos de Claudio Berríos.
"Estaba de vacaciones en mi casa cuando me llama Carlos Salvador, y me dice que tenía que presentarme ese mismo día a las 17 horas en el estadio de La Cisterna. Llegué, hice cerca de 20 minutos de fútbol, y el entrenador Ricardo Dabrowski aprobó mi llegada. Él había llegado con su arquero, Leonardo Cauteruchi, entonces el primer año jugué poco", explica.
La temporada 2000 comenzó a tomarle el gusto a la titularidad, y poco a poco se hizo dueño del arco árabe. Sus actuaciones eran muy celebradas por los hinchas de Palestino, como aquella vez del triunfo como visitantes contra Colo Colo en el Monumental. "Recuerdo otro partido donde atajé todo, que fue ante Cobreloa en Calama. Me acuerdo que Paolo Vivar, que en ese tiempo era muy aleonado por Eduardo Bonvallet, me tiró un derechazo a quemarropa que saqué con el puro instinto".
El contrato rosado de Berríos terminaba a fines de 2002. A mediados de ese año, firmó un nuevo contrato por dos años que comenzaría a valer desde el 1 de enero de 2003. Pero llegó la crisis de la Anfp. Los sueldos bajaron de forma inesperada en casi todos los clubes y muchos contratos quedaron sin concretarse. Uno de esos fue el del arquero sanantonino.
En 2003 emigró al sur y jugó por Deportes Puerto Montt. Estuvo ahí una temporada y luego vino la que sería su última escala en el fútbol profesional: entre 2004 y 2006 defendió los colores de Deportes Temuco. Justo cuando colgó los guantes en el fútbol profesional, sufrió dos hechos que lo afectaron profundamente en lo personal.
"Murió mi hermana Erika, y luego a mi madre le dio Alzheimer. Mi padre sufrió una depresión, así que no quería saber nada con el fútbol", reconoce Claudio Berríos, quien sumó desde su debut en Cóndor-San Antonio en 1992, 14 temporadas rindiendo al máximo nivel en el profesionalismo.
Hoy, con 46 años, quiere traspasar su experiencia a los más pequeños. El próximo sábado 16 de julio, inaugurarán en el estadio Municipal de San Pedro la Academia de Fútbol que llevará su nombre. El staff técnico lo completan el preparador físico Francisco Fajardo, Víctor Berrueta y Daniela Palominos.
"Surgió la posibilidad de hacer una academia porque tengo muy buena acogida con la gente de Lo Encañado. Espero poder entregar todo lo que aprendí de mis años como profesional para que los chicos tengan posibilidades en el fútbol", dice lleno de esperanza Claudio Berríos.