Los hitos que marcaron la vida del comerciante Rafael Letelier Yáñez
Arribó en 1969 a la ciudad puerto cuando recién llevaba un año de matrimonio junto a su señora Yamile Sabaj. "Era un hombre muy tenaz, que siempre trabajó de forma independiente", afirma su mujer.
Durante la década de los noventa, la empresa de combustibles Copec tenía la intención de terminar con las concesionarias que administraban las bombas de bencina a lo largo del país. Querían imponer una fórmula para quedarse con la totalidad del negocio.
Rafael Pedro Gregorio Letelier Yáñez apenas supo de esta medida comenzó a buscar la manera para que esto no ocurriera.
Tras recolectar la información necesaria, interpuso una demanda contra la empresa Copec. El juicio tuvo una duración de ocho años. Durante todo ese tiempo, Rafael Letelier estuvo encima en cada detalle. No dejó nada al azar. Les explicaba a sus abogados cada uno de los pasos que quería seguir.
Y así fue cómo ganó la demanda y sentó precedentes para que las concesionarias no perdieran su espacio. "Fue una verdadera lucha entre David y Goliat, por la envergadura de la empresa a la que estaba demandando. Pero tuvo tanta convicción para defender su patrimonio y se preocupó tanto de cada detalle, que tras ocho años ganó esa batalla judicial que repercutió no solamente en la ciudad de San Antonio sino que a lo largo de todo el país.", recuerda orgullosa Yamile Sabaj Rojas, su viuda
Desde talca
Rafael Letelier Rojas y su señora Violeta Yáñez Eneros tuvieron siete hijas y dos hijos. Vivían en Talca y fue en dicha ciudad donde pasó toda su infancia Rafael, uno de los nueve hijos del matrimonio, nacido el 27 de diciembre de 1942.
A los 26 años, recién casado con su señora Yamile Sabaj Rojas (contrajeron nupcias en 1968), el joven Rafael decidió emprender rumbo a la comuna de San Antonio para comenzar una nueva vida familiar y laboral.
Era 1969 y apenas llegó al Litoral Central, se fijó en dos bombas de bencina donde proyectó su trabajo: una que se ubicaba en Puertecito y otra en plena Plaza de Armas de San Antonio. Tras negociar los dos derechos a llaves, obtuvo la concesión de aquellas dos estaciones.
"Siempre fue perseverante, con una mentalidad muy visionaria. Tenía todo planificado y los objetivos claros desde que comenzaba algún proyecto laboral", acota su mujer Yamile Sabaj.
Por eso, lo primero que hizo Rafael Letelier con la estación ubicada en la Plaza de Armas fue pavimentarla e instalarle nuevas máquinas. Sus deseos de progreso comenzaron a desarrollarse apenas puso un pie en la ciudad puerto.
La primera bomba
Fue a comienzos de la década de los ochenta cuando Rafael Letelier Yáñez construyó la primera estación de servicio de su propiedad. Se ubicó en la entrada de San Antonio, en calle Balmaceda, en un sitio prácticamente eriazo al lado del mercado.
La construcción de una segunda estación vendría a comienzos de la década de los noventa, esta vez en Llolleo, en calle Inmaculada Concepción.
"Todos los trabajadores decían que era una persona que te enseñaba, te corregía la falta y luego te daba un consejo que no era para el trabajo, era para la vida, para enfrentar las situaciones que pasan cotidianamente", reconoce Rafael Armando Letelier Sabaj, uno de los cuatro hijos del matrimonio entre Rafael Letelier Yáñez y Yamile Sabaj Rojas. Los otros tres son Yamile Violeta, Sofía Leyla y Fernando Ignacio.
Tras levantar las dos bombas mencionadas, en 2004 nació una tercera que se instaló en avenida La Playa, en la población Juan Aspeé.
Parte de san antonio
Además de su destacado trabajo como propietario de las estaciones de servicio que llevan su nombre, Rafael Letelier Yáñez tuvo la oportunidad de ser socio activo de la Cámara de Comercio, integrar el Club de Leones, y desempeñarse en las funciones de alguacil de Carabineros de San Antonio.
Disfrutaba también junto a su grupo de amigos de largas e intensas jornadas de pesca deportiva. Los destinos podían ser variados (Matanzas, Santo Domingo u otro sector del litoral), pero la única intención era compartir una jornada agradable.
Sin embargo, sus acciones por la comunidad fueron más allá. Su familia dice que cada vez que ocurrió alguna tragedia o una catástrofe en San Antonio, él se puso al pie del cañón. Por ejemplo, para el terremoto del 27 de febrero de 2010, tras ver que su familia se encontraba bien, partió de inmediato a darles curso a sus estaciones. Sabía que en un estado de emergencia la bencina y el petróleo se convierten en elementos claves para ayudar a restablecer la calma.
La última vuelta
Este mediodía, cuando Rafael Letelier Yáñez pasé por última vez por sus bombas de San Antonio y Llolleo, sus trabajadores lo despedirán emocionados. Seguro se dejarán sentir aplausos para quien fuera su jefe.
Tras seis semanas en la Clínica Alemana producto de un cáncer de colon, falleció el pasado martes. Así terminó la vida del comerciante que se forjó a pulso y en base a su sacrificio.
Esa misma calidad de incansable que él demostró, lleva a que su compañera Yamile Sabaj lo recuerde, sin pensarlo dos veces, como "un hombre tenaz, que trabajó siempre de forma independiente". Aquel que peleó por ocho años como David ante Goliat contra la empresa Copec y salió airoso.
El que ayer fue despedido por cientos de personas que lo conocieron y quisieron retribuirle el cariño asistiendo a su velorio en la Funeraria Belén.
Rafael Pedro Gregorio Letelier Yáñez, a sus 73 años de edad, dejó un legado para su familia y para muchos comerciantes de San Antonio. Hoy la ciudad, con dolor, tiene que verlo partir.