Pamela Serey A.
"Desde la época de Mirko Jozic que no se escuchaban tantos gritos en el Monumental", bromeaba el público que asistió ayer al recinto de Macul y pudo ver el entrenamiento de Pablo Guede. Y es que el deté argentino no paró de dar instrucciones alzando la voz a todo pulmón. La orden inicial fue: salir jugando. Partir por el portero y después tocar la pelota entre los compañeros, hasta cruzar la mitad del campo.
Eso sí, estaba estrictamente prohibido que la pelota atravesara la línea del medio con un pase largo. Algo que no escuchó uno de los pupilos del estratega, Luis Pavez. "Lucho, hay que pasar la mitad con la pelota dominada. En ningún momento dije pelotazo. ¡En ningún momento!", le gritó de un borde al otro del campo. El lateral, que acaba de volver al club, sólo puso sus manos en la cintura y bajó la mirada. Pero el que recibió más retos fue Paulo Garcés. El meta era el encargado de dar inicio al juego y su misión era ser "arquero jugador", tal como se estila en las pichangas con los amigos. "¡Avanzá, Pablo, avanzá. Si la tenés que cagar, cagala, pero avanzá con la pelota!", indicó el DT con euforia.
Ese fue el primero de los cinco gritos que recibió el portero. Luego vino una jugada, en la que intentó salir tocándola a uno de los defensas, pero Esteban Paredes -que estaba en el equipo contrario- recibió la pelota como su hubiese sido un pase y le anotó de globito. "¡Agggg!", lamentó Garcés. "No sacás nada con enojarte. Vas a tener doble trabajo, enojarte y desenojarte. Si la cagás, debés seguir detrás de la pelota", refutó Guede.
Y así, una y otra vez, el ex entrenador de Palestino daba instrucciones sin descanso. Luego, fue el turno de los delanteros. "Ellos (los defensas) van a tener los huevos para que ustedes se diviertan, metan caños, pero no podemos dejarlos en bolas", les dijo.
Esteban Pavez también fue víctima de la euforia de Guede. A él le pedía moverse de forma horizontal por el medio de la cancha y en un momento que se alejó de la jugada, el deté lanzó su rugido: "Si los del medio no apoyamos a los de atrás, estamos hasta las bolas". Y luego siguió: "Si Pajarito se nubla, Pavez tiene que estar para darle un respiro. Debes estar libre", le indicó.
Fueron cerca de 40 minutos de trabajo intenso, con Guede pidiendo presionar y correr hasta la última pelota. Indicando a los defensas marcar tocando con el pecho, la espalda de los delanteros "eso lo detestan", les advertía. Hasta que por fin tocó el pito y anunció que se terminaba la práctica.
El Monumental ya no es el mismo. Los gritos de Guede se oyen todas las mañanas. Mientras los jugadores guardan silencio en los entrenamientos y también frente a los reporteros, pues acordaron no dar declaraciones.
Guede impone su estilo en la Ruca, y ahora se verá si es efectivo en el partido del domingo ante Unión Española. A las 15.30 comenzará la prueba de fuego del argentino. El público ya se ilusiona.