El emprendedor que recorrió Europa en búsqueda de vinilos
Carlos Astudillo (60) se fue a vivir a Inglaterra para juntar dinero y pasar una buena vejez. Ahora su nuevo proyecto es inaugurar en su propia casa, un local que se dedique a las antigüedades y discos.
Si hablamos de emprendimiento, Carlos Astudillo Agüero (60) nos podría dar una cátedra del tema.
Será que su habilidad con las finanzas proviene de su familia o quizás su inteligencia y audacia lo han guiado, la mayoría de las veces, por el buen camino. Lo que sí se debe admitir es que tiene dedos para el piano.
"Mi familia siempre ha sido buena para los negocios. Mi mamá hace muchos años tiene una amasandería en la Playa Grande de Cartagena e insiste en trabajar. Nosotros sabemos que si le quitamos eso, no va a ser la misma. Es una mujer muy trabajadora y activa", confiesa.
Carlitos, como le dicen en su casa, siempre fue bueno para las matemáticas. Cuando entró a estudiar en el Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur aprendió a manejarse en los negocios al revés y al derecho.
"Estudié comercio. Además recuerdo que en el colegio con mis amigos tocábamos música folclórica y rock latino. Como aún estaba en Chile, no cachaba lo que se escuchaba afuera. Fue una época muy linda".
Emprendedor
A la corta edad de 20 años creó con un amigo su primer local.
"En el negocio hacíamos cosas electrónicas y de entretención. Fabricábamos flippers, taca- tacas y cosas así", indica.
Luego de un tiempo las cifras estaban en números rojos y su amigo tomó a su familia y se fue al exterior.
Carlos se quedó con el local, pero por más que intentó no logró sacarlo a flote. "Me fui a la quiebra", recuerda con seriedad.
Como no tenía qué hacer, Carlos meditó hasta que se armó de ganas y se fue en búsqueda de nuevos horizontes, pues necesitaba dinero para concretar sus sueños.
Trabajó en los barcos mercantes en Grecia por 10 años. Desde allá, le mandaba dinero a su madre para que nada le faltara nada. Por otro lado, todas sus pertenencias entraban en una maleta.
Carlos como él mismo señala, fue "un nómade", porque con tanto viaje no se estableció en ningún sitio, hasta que decidió mudarse a Inglaterra para permanecer ahí durante largos 24 años.
Inglaterra
Encontró trabajo como camarero en una plataforma petrolera, ubicada en el medio del mar, al Este de Inglaterra.
Su empleo consistía en hacer aseo, preparar la comida y servirla a todos los trabajadores del lugar.
"Nosotros trabajábamos tres semanas y descansábamos tres, porque uno queda medio rayado trabajando en el mar. Durante mis días libres aproveché de conocer", rememora como si hubiese sido ayer.
-¿Alcanzaba a ahorrar?
-Sí, en Inglaterra no hay mucha diferencia de sueldo entre la gente que trabaja en la petrolera y la que era camarero, entonces, para qué voy a estar afuera pasando frío si me pagan lo mismo (ríe).
En muchas ocasiones y como parte de su empleo tuvo que viajar desde Inglaterra hasta las Falkland Islands, más conocidas por los argentinos como las Islas Malvinas.
En muchas ocasiones, los días de mal tiempo la empresa se veía en la obligación de pisar suelo chileno. En ese momento, Carlos se compraba un pasaje que lo llevaba derechito a su querida Cartagena.
"Al final, como uno tenía que mandar plata por esto o por esto otro, me quedaba con tres chauchas. Entonces, para ahorrar tenía que apretarme el cinturón", indica.
Los vinilos
Al caminar por las ferias durante sus días libres, Carlos quedaba sorprendido con las lámparas, relojes, candelabros y, especialmente, los discos de vinilo.
En el momento que entraba a una disquería sus ojos brillaban como los de los niños en una dulcería.
Las portadas de los vinilos, sus colores y diseños lo dejaban con la boca abierta. Se compró un equipo y sus horizontes musicales se expandieron.
"Todos los domingo salía a recorrer los mercadillos para que cuando un día volviera a Chile, tener mi casa y poner mis cosas", aclara con humildad.
Carlos compraba y compraba. Sin darse cuenta qué era lo que tenía, "Adoraba mis cositas", agrega con alegría.
Emprendimientos
La música era parte fundamental en su vida. Así, que en una de sus visitas express a Cartagena decidió abrir un bar a la inglesa.
Se compró un terreno en el balneario y lo construyó según lo que tenía en mente.
-¿Cómo se le ocurrió?
-Mira, la gente me decía que estaba chalado porque no estábamos en una situación económica favorable, pero mi sueño era poner un bar.
En el bar Cantalao había instrumentos musicales. Además, detrás del local estaba su residencial llamada "Mirador".
"La gente que quería tocar venía no más, pero el chiste era que los trabajadores tocaban en la banda", dice.
Carlos regresó a Inglaterra a juntar más dinero y dejó a cargo de su local a uno de sus amigos. "El cabro era medio enojón, entonces, me espantó la gente. Cuando volvía tenía que avisar que estaba y la gente llegaba".
Como no podía tener los ojos sobre su negocio y las ganancias comenzaron a disminuir, decidió arrendarlo. "Al final lo cerré y cumplir otro de mis grandes sueños: tener un salón de pool".
Carlos arrendó el local, porque necesitaba un ingreso extra para fabricar su casa. "Como no había mucha plata contraté un maestro y yo soy el ayudante", cuenta entre risas.
Carlos no tenía idea có-mo clavar un clavo, pero las ganas no le faltaban.
"Es entretenido hacer las cosas de uno. Mi casa está quedando como yo quería".
El nuevo proyecto de Carlos es poner un local en su casa, en donde la gente pueda comprar los discos vinilos y las antigüedades.
"Con la experiencia que tengo ahora lo voy a hacer muy rápido", señala a Diario El Líder y se nota que está muy convencido de lo que dice.
El regreso
Los vinilos y las antigüedades siempre fueron la debilidad de este cartagenino; sin embargo, el dinero y su forma de vida no le permitían almacenar objetos de gran tamaño.
"Como trabajaba de un lado para otro y mi casa en Inglaterra era compartida, no podía darme el lujo de tener una sola para mí", admite.
Hace dos años, luego de llegar a su meta se compró los pasajes que lo traerían definitivamente de vuelta a la ciudad que lo vio crecer.
Ahora, Carlos viaja con la feria itinerante a vender sus productos. Próximamente se presentará en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) en Santiago.
"Nos juntamos con gente que vende antigüedades y recorremos el país".
El cartagenino viaja a Europa a abastecerse de nuevo stock cien por ciento original para ofrecer a su clientela.
"He estado en Bélgica, Holanda, Alemania, Francia y España porque los discos son más baratos, pero ahora hay mucha gente vendiéndolos y ya no es tan rentable", aclara.
Cada vez que viaja, en su equipaje trae más de 3.500 ejemplares. "Me quedan como 400 para vender. Pero en mi colección tengo como 100 discos. A mí me gusta la música nacional y latinoamericana".
-¿En qué lugar vende sus productos?
-Los fines de semana voy a la feria de Plaza O'Higgins en Valparaíso. La primera vez que viajé para allá pasé a la feria y me di cuenta que tenía más mercadería que todos los feriantes.
-¿Cuál es el secreto del éxito en los negocios?
-No hay que ser ambicioso. Yo los hago chiquititos y al contado. Gracias a Dios no le debo ni un solo peso a nadie.
Para contactar a Carlos Astudillo puede ingresar a la cuenta de facebook "Vinilos Británicos" o a través del correo electrónico carlos195620111@hotmail.com.

