Carpintera sanantonina se luce en una pega que sólo "era de hombres"
Bency Soto Catalán tiene 39 años y aunque no le gusta estudiar, quiso capacitarse y aprender el oficio que más le apasiona: la carpintería en edificios.
Desde hace más de 22 años que Bency Soto Catalán vive con su marido con quien tiene dos bellas hijas de 20 y 15 años. Siempre supo que sólo con su esfuerzo y mucho trabajo podría sacar adelante a su familia.
Por eso mismo, nunca se ha negado a poner el hombro y ayudar a su esposo apoyándolo en todo lo que ha podido.
Hace 11 años se les presentó una oportunidad de trabajo que no podían dejar pasar. Su marido, quien trabajaba en una ferretería y había aprendido mucho acerca de carpintería, gasfitería y demases, recibió una oferta para hacer mantención a un par de casas en Santo Domingo.
"Era una posibilidad de trabajo muy bueno, así es que fuimos y nos encargamos de la gasfitería, pintura y arreglos básicos, que entre los dos podíamos hacer. Y me encantó. Hasta el día de hoy me entretengo mucho, como ayudante eso sí. No puedo decir que voy a construir una casa, porque esas son palabras mayores, pero le pondría empeño...", comenta con mucha simpatía esta morena de largo y oscuro cabello.
En mayo de este año Bency recibió una invitación que no dudó ni un instante para aceptarla. Se trataba de un curso de Carpintería en Edificios que dictaba gratuitamente la Otec de la Fundación Universidad de Playa Ancha en Llolleo.
Así, desde el 19 de mayo y hasta hace un par de días, asistió a clases sagradamente de lunes a viernes de 16 a 21 horas. Y aunque la teoría fue lo más aburrido para ella, al momento de la práctica se lució mostrando todo su talento y ganas de aprender haciendo.
"A mí me pasan una huincha de medir y un martillo y soy feliz", expresa.
Alumna destacada
Y es que esta morenaza de 39 años de edad, se destacó entre las cerca de 20 alumnas del curso. Según una de las coordinadoras de la Otec, Bency ha sido la alumna más sobresaliente del grupo, no sólo por el empeño y dedicación que puso en el trabajo práctico, sino por la voluntad de ayudar, enseñar y colaborar con sus compañeras de grupo.
Y esto lo demostró en las clases prácticas del curso, donde construyeron una bella casa de muñecas en el Colegio María König del sector Las Lomas en Llolleo.
Fue allí donde Bency se apoderó del martillo y mostró su talento y la facilidad que tenía para utilizar las herramientas. Aunque cuenta que en la confección de muebles se siente mucho más a gusto.
"Hice un sillón muy bonito con mis compañeras", añade con orgullo.
Pero las clases no estuvieron ajenas a los problemas. Como en cualquier grupo humano, las diferencias suelen aparecer.
"A mí no me gustaba ir a sacar la vuelta, yo quería hacer cosas y ver cómo íbamos avanzando", dice y reconoce que también fue una alumna complicada para su profesor, porque solía ser muy exigente y no se limitaba al hacer observaciones que, de vez en cuando, podían caer mal.
Con una voz profunda y grave, Bency revela que nunca le ha gustado estudiar y que, inclusive, recién el año pasado terminó sacando su enseñanza media en un instituto dos por uno.
Interesada en sacar su licencia de conducir, Bency se esforzó por hacer el tercero y cuarto medio, destacando que no lo había hecho antes porque no lo había considerado necesario. "Gracias a Dios, mis hijas salieron bien inteligentes y no me necesitaron para hacer tareas o estudiar. Siempre fueron muy habilosas", indica agregando con orgullo que la mayor de sus retoños estudió técnico en educación diferencial y la más pequeña es una excelente alumna.
"Yo no quería estudiar nada, porque me cargan los cuadernos, pero ahora me han insistido mucho en que estudie técnico en construcción, pero no creo. Me cuesta mucho estudiar. Leer me duele la cabeza", revela justificando que al ser corta de vista, se cansa rápidamente con cualquier lectura.
Overol
Bency se refiere al día en que en la Otec le entregaron sus implementos de seguridad para el curso. "Mis hijas y mi marido se rieron mucho cuando me vieron llegar con el overol y el casco a la casa, pero están muy contentos y se sienten orgullosos de mí".
La vida no ha sido fácil para esta flamante carpintera, puesto que dice que siempre ha tenido que buscar formas de conseguir nuevos ingresos económicos para sacar adelante a su familia y darle educación a sus dos hijas.
"Busquilla" y emprendedora, Bency también se dedica al comercio y cuenta con un puesto en la feria donde vende acuarios y peces los fines de semana. Los sábado se dirige a Tejas Verdes y los domingo al sector 30 de Marzo con su emprendimiento.
"A nosotros nos ha costado mucho sacar adelante a nuestros hijos, porque la situación económica no es muy buena. Pero de a poco hemos ido consiguiendo nuestras cositas. Ya tenemos nuestra casa propia, la hemos ido arreglando de a poco", asegura mencionando que una de sus próximas metas es trabajar en la construcción del segundo piso de su casa.
"Yo creo que de aquí a fin de año ya vamos a poder trabajar en eso. Aunque igual vamos a necesitar a un maestro, porque nosotros somos más de hacer los detalles. Somos ayudantes, no estamos capacitados para construir una casa, por ejemplo", dice con humildad, reconociendo que sabe sus limitaciones y que espera seguir aprendiendo del oficio.
Por estos días, esta "maestra de la contru" está instalando piso flotante en la casa de un familiar en un sector rural de la zona, y como este trabajo, suele acceder a todos los "pololitos" que puedan solicitarle a su marido.
Femineidad
En cuanto a su femineidad, Bency dice que no se descuida porque se da tiempo para todo. Siempre luciendo su cabello bien peinado, anillos, aros y sus labios pintados.
"Hay gente que piensa que al hacer este tipo de trabajo una es medio 'marimacho', pero para nada, una es femenina igual debajo del overol", señala con picardía.
Además, agrega que "tengo las uñas largas y aunque las tengo "como el ajo" (sic), porque no ocupo guantes para trabajar. No me gustan, son muy incómodos, igual que para lavar la loza, pero cuando tengo que mostrar mis encantos femeninos voy a la peluquería, me hago manicure y todo queda perfecto".
La práctica
El próximo martes Bency enfrentará un nuevo desafío en materia laboral, ya que comenzará la práctica formal de su curso de carpintería y lo hará trabajando, junto a cinco compañeras del curso, en las terminaciones de dos casas que se están construyendo en Llolleo.
Todo lo que sabe es que la parte gruesa de la construcción está armada, pero ellas tendrán la gran misión de sacar todos los detalles.
Y aunque, lo que tengan que hacer no es algo que la preocupe, porque tiene la convicción de saber hacer las cosas bien, Bency cree que ya es tiempo de que valoren la calidad de su trabajo.
"Se supone que nos van a pagar los 15 mil pesos de pasajes que da el curso nomás, pero nos vamos a esforzar para que quede tan bien, que al dueño de la obra le den ganas de darnos algún bono aunque sea... jajajajaja", indica con humor.
Sin dejar pasar la oportunidad para agradecer el haber participado en este taller de capacitación, esta flamante maestra carpintera dice que "me gustó mucho hacer este curso, porque hice muy buenas amigas y fue una experiencia muy importante para mí. Además de todo lo que aprendí del oficio, con Mirtha, Rebeca, Carolina, Ximena, Carito y Paola hicimos un equipo muy bueno y somos muy buenas trabajadoras", resumió agregando que junto a ellas aprendió a ser más mujer y que cuentan con las mimas o más capacidades de un hombre en este trabajo.
"Lamentablemente el tema de los sueldos será otra lucha que tendremos que hacer de ahora en adelante", comenta.