La emoción de la primera noche en el condominio Villa Génesis
La gran mayoría de los vecinos no pudo dormir y despertó en la madrugada producto del nerviosismo y la ansiedad de lograr algo que hace seis años era prácticamente imposible.
Violeta Moreno, a sus 72 años de vida, acaba de entrar a su nueva casa llorando. La emoción contenida por años de sacrificio en la toma Villa Génesis explotó apenas instaló firmemente por primera vez sus pies bajo el techo de la propiedad que para ella siempre fue un sueño imposible. Con las llaves en su poder del departamento número 32 bien apretadas en su puño derecho, siguió llorando desconsolada en los brazos de su hija que lleva su mismo nombre.
El nuevo condominio "Villa Génesis" ubicado en el sector alto de Bellavista llenó cada uno de sus departamentos con lágrimas, emociones e historias familiares que comienzan de cero, aunque sea a los 72 años de edad.
"No puedo creer que a esta edad tenga las llaves de mi casa propia. Acá viviré con mi pareja José Albarrán. Se acabó el frío, el barro, los malos ratos, todo eso es parte del pasado", dice Violeta.
Apenas puede hablar porque un nudo en la garganta le corta las palabras. Es que antes que sufriera una trombosis que la afecta en la actualidad, ella fue dirigenta del comité Villa Génesis.
Supo de boca de sus propios vecinos las malas noches en invierno, las voladuras de techo por los fuertes vientos, los días eternos que tenían que pasar alrededor de un bracero porque la lluvia había formado barro en sus pisos de tierra.
Sobrevivencia pura que duró más de seis años desde que 47 familias decidieron clavar la bandera chilena en lo alto de Bellavista tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. Desde aquel día que sigue marcado con rojo en el calendario de tragedias nacionales, la Villa Génesis comenzó a levantarse desde cero.
Tabla a tabla, martillazo a martillazo, días y noches dejando la piel y el corazón, se fue formando una comunidad que también tuvo que empezar a conocerse sin antes ni siquiera haberse visto las caras.
Los que llegaron con el paso del tiempo, como fue el caso de William France, tuvieron que luchar por su espacio. La tía de William, Isabel Jeria, quien ya era habitante de la toma, le pidió en el 2013 a la presidenta del comité de esa época, Mercedes Quevedo, si existía un espacio para su sobrino.
William tuvo que instalarse primero con una carpa. Misma carpa que una noche fue tajeada porque querían robarle. "Creo que fue lo más fuerte del tiempo en que habité ahí. Pero fue una etapa en la que también luchamos mucho entre los vecinos para lograr lo que finalmente pudimos conseguir", reconoce el sanantonino de 36 años de edad que es oriundo de la población 30 de Marzo.
Tras aquellas noches en la carpa y cobijado por algunas frazadas, pudo optar a un techo. Una familia que tuvo problemas con la justicia abandonó su hogar y William aprovechó de instalarse ahí.
Pero tampoco el cambio era tan significativo. Seguía teniendo frío en las madrugadas. Para ir al baño debía darse una larga vuelta. Aunque siempre en la cabeza de William existió una esperanza. "La de tener mi propia casa en lo alto de San Antonio para poder contemplar la ciudad cuando vaya bajando".
Con esa misma esperanza llegó a Villa Génesis Manuel Gutiérrez junto a su señora Carmen Toledo. Viviendo en la toma fueron padres de Daniela, una chica que ahora tiene cuatro años. Esa fue la gran motivación para comenzar el ahorro de 250 mil pesos con el que podían acceder a la casa propia tan anhelada.
"Mi hermana Rosa Gutiérrez nos ayudó para instalarnos ahí junto a mi señora y ahí fue que tuvimos a nuestra hija Daniela. Eran días muy sacrificados, sin luz, llenos de barro tras las lluvias", recuerda Manuel Gutiérrez.
Imposible dormir
Pero todas esas historias de sangre, sudor y lágrimas son para las 47 familias que vivían en la toma Villa Génesis parte de los recuerdos.
El pasado lunes comenzó el éxodo de los vecinos desde la antigua toma a lo que será el condominio Villa Génesis, también en lo alto de Bellavista.
Como era de esperar, la primera noche para los nuevos habitantes fue de nerviosismo. Muchos no pudieron dormir por la ansiedad. William France por ejemplo, dice que "me desperté unas seis veces la primera noche. Por los ruidos, el viento, todo me despertaba, aparte estaba muy nervioso, porque en verdad aún no creo lo que estamos viviendo".
La idea que tiene ahora William es aprovechar su nueva casa para trabajar. Montará en una de las piezas un almacén que llevará por nombre "Willy". "Ya siendo uno dueño de la propiedad se puede optar a una patente comercial, así que será una oportunidad para trabajar", afirma el sanantonino.
Manuel Gutiérrez, en tanto, ayer pasaría su primera noche junto a su señora Carmen y su hija Daniela. "Lo que más le gustó a mi mujer es que el baño está al lado. De hecho yo quería poner la pieza de nosotros arriba en el segundo piso, pero ella prefirió abajo por ese factor", explica don Manuel, quien trabaja en vidriería, por lo que apenas junte el dinero necesario, cambiará los ventanales por unas de termopanel. "Tengo que aprovechar porque el trabajo puedo hacerlo yo. También esperamos ponerle piso flotante, así que tenemos harto trabajo para el futuro".
Y mientras todos los vecinos se acostumbran a sus nuevas piezas e instalaciones, y tratan de acomodar nuevamente el reloj biológico para dormir sin problemas, la señora Violeta Moreno, a sus 72 años y aún llena de emoción, asegura que "ha vuelto a nacer".
Sin dejar de abrazar a su hija Violeta Gallardo, actual presidenta del comité Villa Génesis, la propietaria con mayor edad de la vecindad, afirma que "cuando me dieron la llave fue el fin de un largo proceso en el que tuvimos que pasar por muy malos momentos".