De la carpintería a los escenarios de Noruega: "por ganas no me quedo"
El sanantonino Marco Aurelio no sólo es el emperador en su trabajo, ya que tiene una empresa de construcción, sino también es un aperrado cantante que gracias a su voz se ganó la admiración en su paso por Europa.
Marco Aurelio Valdés pese a que es bajo de estatura, no se anda con chicas.
Se define como un cantante lleno de energía cuando se para arriba de cualquier escenario. Alegre y, por sobre todo, con un vozarrón difícil de encontrar. "Soy un verdadero showman: canto, imito y animo", resume.
La historia de este sanantonino se escribe con una pluma cargada de esfuerzo y sacrificio.
Cuando era chico trabajaba vendiendo helados en las playas de Santo Domingo. Luego se desempeñó como chofer y hace 20 años que se dedica al oficio de la carpintería y la construcción.
Pese a todo, y en especial a las largas jornadas de trabajo, siempre se hizo un tiempo para practicar lo que más ama en esta vida: cantar.
"Desde niño que siempre me gustó la música y cantar. Siempre andaba con una guitarra y tocaba cualquier cosa", recuerda.
Poco a poco la vida le comenzó a sonreír y de un momento a otro empezó a ver los dividendo que le reportaba su oficio. Formó una empresa de carpintería. Pero más que eso, lo que realmente le importaba era que podía tener más tiempo para disfrutar de la música.
Partió con presentaciones en diferentes pub de la provincia, como Caleta Miramar en El Quisco o La Regata de Algarrobo.
"Participé en varios concursos de canto y me fue muy bien. Siempre en los primeros lugares y en diferentes partes de todo Chile", manifiesta Marco Aurelio, su nombre artístico.
Dentro de su graneado repertorio, este cantante incluye música latinoamericana, cumbias, salsa, baladas, boleros, vals, entre otros.
"Lo mío es interactivo. Lo que la gente quiera yo canto. La idea es que el público lo pase bien y eso es lo que siempre busco. Trato de ser entretenido, alegre, porque eso es lo que las personas esperan de un cantante", dice este experimentado artista.
Martillo y guitarra
Corría el año 2013 y una atractiva oferta laboral lo obligó a partir rumbo a Europa.
En su maleta llevaba todo tipo de herramientas y su querida guitarra.
"Estaba en Algarrobo cantando y un compadre me dijo que le gustaría que fuera a Europa a cantar. Además me había propuesto trabajar en un proyecto de carpintería, así que no dudé en partir", comenta.
Pese a llegar a una cultura muy distinta a la latinoamericana, Marco Aurelio no se desanimó y como alguna vez lo hizo el mismo emperador de Roma, este sanantonino fue a la conquista del Viejo Continente.
"Los nórdicos son muy distintos a nosotros. Son más fríos. Hablan sólo en su idioma y pocos en inglés. Al principio me costó, pero finalmente conseguí lo que buscaba", adelanta.
Tras sus jornadas de trabajo en Oslo, capital de Noruega, Marco Aurelio comenzó a buscar un lugar donde cantar.
"Llegué a tocar a un bar latino. Allá conocí a muchos chilenos que después me invitaron a cantar a un cumpleaños. Conocí a Alejandro Peña y a Javier Guzmán, quienes me ayudaron a conseguir eventos allá", rememoró sobre el tiempo que vivió en Noruega.
La presentación más importante en la que cantó -y que lo lanzó a la fama- fue la celebración de los 25 años de los residentes chilenos en Noruega.
"Ese evento fue muy especial, porque me hice conocido. Pude demostrar todo lo que soy como showman. La gente quedó maravillada. Tan así fue que al año siguiente (2014) me invitaron de nuevo, pero ahora casi como estrella. Me pagaron los pasajes del avión, el traslado y por cada presentación me pagaban un porcentaje. Logré lo que quería y me gustaría ir de nuevo".
Hoy este vecino de Cantera canta junto al grupo musical Puerto Orquesta y no duda en que su gran sueño sería tocar con ellos en Noruega. "Hay que ir por más, porque por ganas no me quedo", culmina Marco Aurelio, el nuevo emperador de la música.
2013 Ese fue el año en que Marco Aurelio viajó a Noruega a cantar y trabajar.