"Había dos tipos con pistolas apuntándoles a todos, incluso a los bebés"
Paola Velarde, una sanantonina que fue víctima de la delincuencia, contó su triste experiencia.
"Lo nuestro fue de película, lo peor que he pasado en mi vida. Llegué a las 12 de la noche a mi casa (esto fue el 1 de septiembre del año pasado) después de descargar en mi local (Florería María Elena, en San Antonio) la mercadería que traía de Santiago. Cuatro tipos me siguieron en un auto hasta mi casa, esperaron que yo con mi familia estuviéramos dormidos (mi yerno, mi hija, mis otros dos hijos de 16 y 13 años, y mis dos nietos de 3 años y 2 meses)".
Agregó que "a la una de la madrugada sentí una bulla y en dos segundos tenía un tipo sobre mí tapándome la boca y con una pistola en mi cabeza. Me golpeó con la pistola para que no gritara y con amenazas de muerte y muchos insultos me sacó de mi cama, me llevó a otra habitación con la pistola siempre en mi cabeza hasta donde estaba el resto de mi familia. Había dos tipos más con pistolas apuntándoles a todos, incluso a los bebés y me decían que si yo no entregaba todo, nos matarían".
"Obviamente le entregamos hasta las llaves del vehículo, ya que el terror que sentimos era extremo. Ellos fueron muy crueles con todos; a los hombres los amarraron y golpearon como animales y los tiraron a un cuarto, a mi hija la amarraron con los dos bebés en la cama sin importarles todos nuestros ruegos para que no lo hicieran por los bebés que lloraban mucho. A mí me golpearon porque querían más y en realidad no teníamos más dinero como ellos pensaban. Les entregué todo lo que tenía en dinero y joyas y no fue suficiente. Estaban como locos buscando más, se llevaron todo lo que pillaron, nos dejaron sin ropa, incluso hasta la de los bebés. Me amarraron con tanta fuerza que mis piernas y manos no tenían circulación, era muy doloroso. A uno de los niños de 16 años le pegaron mucho. Al otro de 13 lo tiraron desnudo al cuarto donde había un refrigerador y le dio la corriente. Todos fuimos brutalmente asaltados en nuestra propia casa y nadie hizo nada hasta el día de hoy. Lo peor fue volver a vivir una vida normal después de esto; hasta el día de hoy nos dura el trauma, nuestra vida cambió, para todos desde ese día ha sido un proceso muy difícil e insuperable. Nadie hizo nada por nosotros. En este país vivimos como en la selva, no hay leyes que nos protejan", relató la mujer.