La increíble odisea del sanantonino que participó en una de las mayores hazañas de la Armada nacional
León Aguirre, un vecino de San Antonio, fue parte central de la acción que lideró el Piloto Luis Pardo al mando de la escampavía "Yelcho" para rescatar a los tripulantes del Endurance, una embarcación británica que pretendía conquistar el Polo Sur y que sobrevivió por 22 meses a las inclemencias del clima de la Antártica.
Entre 1910 y 1920, mientras las obras de construcción del puerto de San Antonio avanzaban a toda prisa, el sur de Chile era escenario de una guerra a muerte por conquistar el fin del mundo.
Decenas de embarcaciones de las potencias mundiales de la época pretendían conquistar el Polo Sur. Enviados de Gran Bretaña, Noruega, Alemania y Japón, intentaban a diario penetrar las gélidas aguas de la Antártica para poner la bandera de sus países en el punto más inhóspito del planeta.
Uno de los aventureros que pretendía cumplir esa hazaña era Ernest Schackleton, un navegante que tenía la encomienda del Imperio Británico de llegar primero a la meta. Trató varias veces, la última, tristemente para él, no logró su cometido, pero sí logró anotar un importante hito para la Armada chilena.
El 18 de enero de 1915, su buque, el Endurance, encalló en los hielos de la Antártica. La estructura quedó destrozada. La tripulación salvó con vida, pero se tuvo que abocar por completo a la difícil misión de buscar ayuda y sobrevivir sobre un trozo de hielo.
Barcos ingleses y estadounidenses se ofrecieron para ir en auxilio, sin embargo, por la distancia era imposible llegar a tiempo. Los 22 hombres atrapados entre la nieve y las tormentas tuvieron que sacrificar a sus perros para tener algo que comer. Cualquier salvataje era contra el tiempo.
La colonia británica en Chile arrendó dos naves para librar a sus compatriotas; sin embargo, ninguna de las dos fue capaz de cumplir la tarea. El clima era feroz.
Ante las infructuosas maniobras, el gobierno chileno intervino y destinó a la escampavía "Yelcho" a la delicada e imposible operación. Esta nave era un pequeño buque explorador de 457 toneladas y 35 metros de eslora construido en 1906 en Escocia.
Según una investigación de José Luis Brito, conservador del museo de San Antonio, esta embarcación "funcionaba con una caldera a carbón, por lo tanto no tenía generador de energía eléctrica, calefacción, bombillas, radio, o telégrafo". No poseía ningún tipo de adelanto tecnológico.
La Armada puso al piloto Luis Agustín Pardo Villalón al mando del procedimiento. El segundo a bordo era el sanantonino León Aguirre Romero, quien ya había participado en varios de los fallidos rescates anteriores.
No había tiempo que perder, los marinos extraviados ya cumplían 22 meses en un improvisado campamento. Sin radares o sofisticados instrumentos de búsqueda, los rescatistas solo podrían hallar a los tripulantes del Endurance mirando desde lo alto de su navío.
El historiador Jorge Berguño en su libro "Las 22 vidas de Shackleton", cuenta que "al llegar el 30 de agosto de 1916, la jornada comenzó con la misma rutina de los días precedentes: al amanecer, el cielo estaba limpio y la temperatura era muy baja. Todo prometía un día luminoso con un firmamento claro. No ocurrió así y antes del mediodía densos nubarrones cubrieron el cielo azulado y el escenario se ensombreció, como ya era costumbre en este clima de esperanzas y decepciones".
La suerte los acompañó. En un abrir y cerrar de ojos "los hombres de tierra vieron -según describe el estudio de Brito- cómo el "Yelcho" apareció de la nada sobre el islote de hielo. Tres espontáneos hurras sonaron en el espacio. La excitación era tan intensa que los hombres reían o sollozaban inconteniblemente".
"El viaje de retorno fue más duro, pero sin mayores contratiempos. Hicieron recaladas triunfales en Punta Arenas y Valparaíso, donde fueron recibidos por el Presidente de la República, Juan Luis Sanfuentes", agrega el texto.
Pardo y Shackleton pasaron a la historia. De León Aguirre no se sabía nada… hasta ahora.
Sanantonino -José Luis, ¿Cómo descubre que un sanantonino había sido parte de la hazaña?
-En el 2007, casi por casualidad, me entero de este personaje y su historia en la casa de la familia Enos, sus parientes de calle Sanfuentes, en Barrancas.
De acuerdo a los antecedentes recabados por el conservador local, León Aguirre Romero nació el 8 de febrero de 1884 en Quillota y luego se radicó en San Antonio. En 1900 se sumó a la Armada con solo 16 años.
"Era bisnieto del capitán de fragata, Pedro Angulo Novoa, un importante marino chileno que participó en la guerra de la Independencia en la captura del bergantín Águila (…). Tras sus estudios y pasar por distintos barcos se retiró temporalmente de la Armada entre 1906 y 1916. Durante este periodo trabajó en diferentes buques mercantes por la costa chilena", explica Brito.
Legado
Tras su misión en el sur se instaló en Cartagena y en el año 1923 se mudó a Barrancas, en la comuna puerto. Su residencia ya no está en pie.
"Instaló la oficina de Meteorología de San Antonio y también trabajó en las labores del dragado del puerto, en el sector espigones, aún en construcción en ese entonces", aporta.
"Se casó con María Vigouroux Correa en 1908 y un año más tarde tuvo al primero de ocho hijos. El último murió en 2014", añade.
-¿Recibió algún tipo de reconocimiento en vida o se fue en abandono y silencio?
-El 8 de julio de 1933, la Armada le abona (a su fondo de pensiones) a él y a Pardo Villalón, (el sueldo de) diez años de servicios, para los efectos de jubilación, por haber sido parte activa en el salvamento de la expedición de Shackleton.
-Chuta, ¿y solo eso?
-En el 2008, un pasaje de la Villa Miramar recibe el nombre de León Aguirre Romero.
Guitarreos
Jorge Berguño, quien también se desempeñó como embajador en Gran Bretaña, no escatimó buenas palabras hacia el sanantonino:
"No hubo en esta terrible jornada más alivio y consuelo que el que brindó León Aguirre con su guitarra, animando a sus compañeros con coplas e historietas que su manejo del idioma inglés le permitía transmitir en el momento mismo en que el corazón de los navegantes se apretaba con la visión de las tormentas, los témpanos y la desatada furia de los vientos".
Mañana cuando se conmemoren 100 años de la hazaña, ojalá alguien se acuerde del héroe anónimo de San Antonio.
León Aguirre murió en 1951, a los 68 años, en medio de una operación de próstata en la Clínica de la Universidad de Chile. Sus restos descansan en el Cementerio Parroquial de San Antonio mirando a su gran amor, el mar.