Con terremoto, empanada y cueca comerciante celebró que pasó agosto
Miguel Álvarez lleva siete años realizando un esquinazo, frente a su local comercial, para también dar la bienvenida al Mes de la Patria.
Hace siete años que Miguel Álvarez (65) realiza religiosamente, cada uno de septiembre, un tradicional esquinazo afuera de su local comercial, ubicado en pleno Mercado Jardín en Llolleo.
"Lo hago por tres cosas: la primera es porque mi local lo abrí un primero de septiembre. La segunda, porque comenzamos el Mes de la Patria; y la tercera, la más importantes, porque pasamos agosto", dice con una carcajada Miguel, quien ayer junto a su familia y el personal de su tienda entretuvieron a los transeúntes que circulaban por avenida Providencia, frente a su local de muebles, con el tradicional baile nacional, empanadas y terremotos.
Miguel confiesa que desde muy pequeño esperaba con ansias el mes de septiembre. Explica que es porque nació en el campo y porque "en este mes todos andan más contentos. El campo está todo florido y todo Chile, en general, anda feliz".
-¿De qué zona rural es oriundo usted, don Miguel?
-Nací en Cuncumén. Me vine a los cinco años a San Antonio, pero soy y me considero del campo. Por eso cada vez que tenemos un reparto desde Santo Domingo para el sur voy yo, porque me gusta ir a esas zonas.
-¿Y para la cueca cómo andamos?
-Bien. Me gusta mucho y por supuesto que le ponemos harto empeño. Es nuestro baile nacional y uno debe saber bailarlo.
Prepara el adiós
Este quizás podría ser el último esquinazo que Miguel realiza en su local. Lleva 20 años en el rubro y, por su edad, piensa que es hora de retirarse del comercio y comenzar a disfrutar la vida.
"Estoy viendo que mi familia se haga cargo del negocio. Yo ya estoy en otra etapa de mi vida en la que quiero pasarla bien con los míos, viajar y conocer a personas de otros lados. Eso es lo que me gustaría hacer con mi pareja: viajar, conocer nuestro país", declara.
Como revela Miguel, "uno en esto pasa cosas buenas y malas. Vive muchas cosas, conoce a gente buena y mala, pero se llega a un momento en que uno solo quiere descansar. Yo estuve esclavizado por 20 años en mi local y ahora es tiempo de disfrutar la vida y este 18 de septiembre".
20 años lleva trabajando Miguel en su local del Mercado Jardín, en Llolleo.


