Hace algunos años, muchos sanantoninos vivimos una situación curiosa por denominarla de alguna manera.
Tuve la agudeza de revisar el medidor de agua de mi casa. Una casa con subsidio de esos que existen hasta hoy, tirados al azar, donde alguien determina si somos o no dignatario de tan honorable derecho.
Me percaté de que el contador del medidor corría, una velocidad inaudita considerando el tiempo que pasaba en mi casa. El uso de agua debía ser mínimo: baño personal, lavado de verduras y el riego de algunas plantas. El lavado de ropa lo hacía en otro lugar por no contar con lavarropa.
Consulté con otros clientes de la empresa de agua en aquella época, cuál era el costo y la cantidad de m de gasto mensual. ¡Sorpresa!, en las poblaciones nuevas el consumo de agua por m3 era mayor. Esto porque los contadores de los medidores corrían con mayor rapidez, por lo tanto el costo era más dispendioso.
Las poblaciones antiguas como Villa Las Dunas, Villa El Pacífico, Villa Benjamín Videla y el sector de Tejas Verdes, sus contadores corrían más lento. Por lo tanto pagaban un costo menor de consumo. Es lo que pude verificar en ese tiempo.
Todo lo anterior lo dejé como anécdota, algo para contar, pero no para pensar ni siquiera para recordar porque tal vez podría dañar mis recuerdos o los recuerdos de aquellos vecinos a los que consulté. Porque se lo señalé a algunos vecinos y a más de algún dirigente vecinal, pero no dieron mayor importancia a mi observación. Estaban más preocupados de otros menesteres, como la rifa, la fiesta de Navidad o los enseres de la sede vecinal.
Al tiempo la empresa del agua comenzó a cambiar los medidores, con o sin autorización de los dueños de las casas aduciendo que ellos eran los dueños de los medidores.
En esa época comenzaron los robos de medidores del agua; cientos de sanantoninos se vieron afectado por la situación. Muchas personas se vieron en la necesidad de resguardar sus medidores con rejas y candados.
Pero las sorpresas no acababan. En una madrugada los robos se suscitaron desde el límite de la calle Cristo Rey hasta la calle Arrayán, calle Echaurren e Inmaculada Concepción, es decir bajaron en tropel desde el sector de Cristo Rey hasta Tejas Verdes, más sorprendente aún, nadie vio nada. La empresa solícita repuso los medidores ese mismo día, por supuesto con cargo al cliente -no se vaya a creer, que porque fue un robo iba a salir gratis-. Por supuesto que instalados los medidores del agua nuevos, el cargo por consumo fue mayor y esto, porque, el marcador del flamante medidor nuevo corría a gran velocidad. No con la lentitud de los antiguos medidores instalados en la época en que la empresa de agua era de todos los chilenos y el precio y el consumo se negociaba en forma distinta.
Todo esto me vino a la memoria, con las reiteradas denuncias que han aparecidos en los medios de comunicación de la V Región con respecto a la Empresa Chilquinta y los reclamos de muchos usuarios incluyendo a mi familia este último tiempo por el exceso de consumo.
MARGARITA MEDINA