Joven sanantonino teme quedar ciego antes de poder operarse
Miguel Vera sufre de Ametropía, una enfermedad visual que aumenta progresivamente y sólo podría corregirla con un implante de lentes intraoculares que no puede pagar.
Para Miguel Alejandro Vera Vilches, de 28 años de edad, la vida no ha sido nada fácil. Desde el terremoto que él y su madre se quedaron sin casa teniendo que deambular de un lado para otro de la mano de la pobreza.
Desde hace dos años, el pastor de su iglesia cristiana les prestó un terreno en un sector del cerro Placilla, donde levantaron una mediagua en la que viven mientras sale algún proyecto social para la adquisición de una casa definitiva.
Se abastecen de agua y servicios higiénicos en la sede de la iglesia que está a un costado, con todas las complicaciones que ello significa.
Por el momento, Miguel trabaja de jornalero en una construcción, pero en temporadas del año han pasado meses en que ha estado sin trabajo y se las han tenido que "arreglar" solamente con los 50 mil pesos de pensión de gracia que recibe su madre.
A la pobreza de su vivienda y la inestabilidad económica que debe afrontar se ha sumado un problema de salud, ya que sufre de ametropía, una enfermedad que progresivamente lo puede dejar sin visión, si es que no se realiza una operación para implantar un lente intraocular en sus retinas.
Pero de acuerdo al relato de Miguel, al atenderse en el sistema de salud público de San Antonio, hace más de 10 años le diagnosticaron glaucoma y todas las atenciones que recibió fueron para tratar este mal.
Sin embargo, hace dos años descubrió que el diagnóstico que le habían dado los especialistas locales era errado y que, mientras siga pasando el tiempo, su ametropía aumentará hasta el punto en que los lentes de cristal ya no le servirán.
Ametropía
"Pedí que me ayudaran, hasta que llegué al Instituto de Prevención de la Ceguera que ahora se llama Centro de Oftalmología doctor David Bitrán en Santiago. Allá me hicieron exámenes y me dijeron que lo que tenía era miopía y astigmatismo… No sé qué clase de médicos tenemos en San Antonio que me dieron ese diagnóstico tan equivocado. Pero lo que me afecta ahora es una ametropía", comenta el joven.
La Ametropía es una enfermedad a la vista que provoca trastornos en los mecanismos de enfoque del ojo (refracción) caracterizados por la presencia de visión borrosa, ardor ocular, dolor de cabeza e imposibilidad para enfocar los objetos a ciertas distancias.
Hasta ahora, Miguel dice que puede hacer su vida en forma prácticamente normal, pero que su principal temor es que ya está usando los lentes con el mayor aumento que se puede.
"Los médicos ya me han dicho que pasando el aumento que ya tengo, no voy a encontrar lentes con la potencia que necesito, porque no existen. Por eso la única solución es que me hagan un implante de lente intraocular dentro de la retina", argumenta.
"Miguelito", como le gusta que lo llamen, investigó acerca de su enfermedad y se convenció que debe buscar los medios para operarse lo antes posible.
"Esta operación está en el Auge, pero sólo para mayores de 65 años. Así es que tendría que esperar casi 40 años para poder operarme por el sistema público o simplemente quedar ciego", explica.
El costo de esta intervención, en forma particular, es de dos millones 710 mil pesos. Una cifra que para Miguel se ve muy lejana de conseguir por sus propios medios y su salario mínimo.
Ayuda
"Sé que hay mucha gente que puede tener este mismo problema y lo que estoy pidiendo no es un lujo, yo quiero mejorar mi calidad de vida para poder seguir estudiando y trabajar dignamente. Por eso necesito que alguien me ayude para ver la posibilidad que me operen o hacer algún beneficio para juntar la plata y poder operarme en forma particular, porque no quiero quedar ciego".
En este escenario, el joven apela a que esta publicación pueda llegar a las personas correspondientes para recibir ayuda, ya sea a través de alguna excepción que permita incluirlo en un plan de salud sin costo o para reunir el dinero que necesita.
No le teme a las operaciones, ya que desde muy pequeño se debió enfrentar a una intervención, también en sus ojos. Fue operado de "cataratas", de acuerdo a lo que comenta Cecilia Vilches, su madre.
"Si me operan ahora uno de mis ojos podría mejorar en un 15 por ciento, pero el otro podría quedar cien por ciento bueno", indica con convicción y deduce que tras la operación y con el paso de los años podría usar lentes, pero con cristales normales.
Miguel tiene muy claros sus objetivos y su principal aspiración es conseguir la casa propia.
Debido a que tiene un 45% de discapacidad visual, dice que está inscrito en la Oficina de Discapacidad de la Municipalidad, donde lo incluirán en un proyecto de viviendas sociales que se postularán próximamente.
"Hasta ahora no había podido postular a una casa, porque yo aparecía como dueño de una herencia", comenta aclarando que esa herencia correspondía al terreno de la casa que destruyó el terremoto.
Sin embargo, esa propiedad o le pertenecía a él junto a otros cinco hermanos y la esposa legal de su fallecido padre.
El discutido monto que recibió finalmente y que le impidió acceder a una casa social, no superaba el millón doscientos cincuenta mil pesos.
"Mi mamá era conviviente de mi papá, entonces ella no podía recibir nada, por eso que después del terremoto quedamos prácticamente volando y de un lugar para otro", agrega resumiendo los malos momentos que debió enfrentar junto a su madre, sufriendo incomodidades y pobreza.
Estudios
Con toda la fe de que podrá mejorar su vista, Miguel dice que una vez que pueda operarse, va a luchar por cumplir su sueño de estudiar la carrera de Técnico en Enfermería en la Universidad Los Lagos.
Tiene la idea fija de que estudiando y teniendo un título, podrá conseguir un buen trabajo para salir de la pobreza.
Este joven manifiesta algunos problemas de dicción, sin embargo, maneja todos los conceptos acerca de su enfermedad y los beneficios sociales a los que puede optar para poder ayudar a su madre. Y, aunque sabe que para él no será fácil, cree que todo logro se consigue a punta de esfuerzos.
"Mejorando mi vista voy a poder estudiar", añade. Y como ilustrando su futuro agrega que "en clases me tengo que sentar más adelante y leer con buena luz, pero sé que las cosas se van a dar y que puedo sacar una carrera para mejorar mi calidad de vida y la de mi mamá", dice convencido.