"El Rey de la Cebolla", la gran estrella de la música que San Antonio olvidó
Ramón Aguilera, que nació en este puerto, fue entre 1963 y 1973 uno de los grandes referentes del bolero. Con la dictadura, tuvo que dejar los escenarios y, cuando llegó la democracia, las cosas no cambiaron y terminó cantando en las ferias.
Ni un edificio, plaza, o calle de San Antonio lleva el nombre del antiguo ídolo de la canción, Ramón Aguilera, un hombre que nació en este puerto. Probablemente solo unos pocos amantes de la nostalgia recuerdan su tono de voz, alguno de sus temas o conservan un vinilo de los años de gloria del bolero en Chile.
Hablamos de las década de los cuarenta y cincuenta, de cuando no habían muchas cámaras fotográficas y menos de video, tiempo en que los recuerdos solo se almacenaban en la mente. Por eso hay pocas imágenes y registros de audio de las cientos de canciones que interpretó "El Rey de la Cebolla", título que se ganó a lo largo de su carrera.
Según varios libros y publicaciones de la época, Aguilera comenzó a cantar a fines de los cincuenta. Alternaba su pasión artística con su trabajo de obrero soldador, en la localidad de El Monte.
Cantó en público por primera vez en 1963 en "El Show de la Nueva Ola" de Radio Portales, una de las emisoras más escuchadas. Miles de personas seguían a diario los informativos, los radioteatro y algunos programas que hasta hoy existen. "Portaleando la mañana" es uno de ellos.
En medio de todo ese apogeo musical y radiofónico, apareció un joven y tímido obrero que quería seguir los pasos de los entonces emergentes Palmenia Pizarro y Lucho Barrios.
La fama
El libro Historia Social de la Música Popular en Chile, agrega que en "La Portales", el orquestador Roberto Ingléz quedó impactado con el sentimiento que Ramón expresaba cuando se ponía frente al micrófono y lo llevó a un estudio de grabación, donde confeccionaron su primer disco: "La voz del corazón".
"Era una voz diferente, era emotivo. No tenía nada que ver con lo que habitualmente llega a un sello grabador", recuerda Inglez, pianista que junto a Lucho Gatica recorrió los escenarios más importantes de Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Cuba y Estados Unidos.
"De esa sociedad nacieron éxitos tempranos como "Cuatro paredes", "El viento entre las hojas" y "Sombras". Junto al dúo Los Playeros, Aguilera se acomodó con rapidez al formato tradicional de interpretación de trío de boleros entonces en boga, y consiguió con ello no pocas presentaciones en radios y festivales de Buenos Aires", consigna Música Popular, una enciclopedia virtual de música chilena.
Un éxito tras otro
En 1966, sacó un nuevo álbum "Cuando canta el corazón" y al año siguiente "Boleros". Se convirtió en un superventas. La canción "El día más hermoso" es recordada hasta la actualidad para el Día de la Madre.
"El día más hermoso es hoy el de mi madre. Y voy a saludarla con ansia y emoción. Perdonen si la suya tal vez haya partido. Pero una madre vive siempre en el corazón. Camino hacia su casa con un pequeño obsequio. Aunque ella se merece el mundo y mucho más. En este día hermoso yo quiero saludarla. Decirte con el alma: ¡felicidad, mamá!"
A diferencia de los artistas de la Nueva Ola, que acaparaban las portadas de las revistas, como Buddy Richard y Cecilia, Ramón Aguilera prefirió ser "quitado de bulla".
Los medios habían ignorado su éxito. Eso, hasta que el cineasta Raúl Ruiz lo invitó a participar de una de sus películas más conocidas, "Tres tristes tigres". Actuó y cantó varios temas de la banda sonora con éxito.
Pero, su golpe de suerte más grande aún estaba por venir.
Hit
En 1970, mientras el país se polarizaba de cara a las elecciones presidenciales en las que finalmente triunfó Salvador Allende, salió a la luz "Que me quemen tus ojos". Fue un hit instantáneo.
"Cuando te miré y cuando te hablé por vez primera. Y yo no sé por qué, por qué no olvidé tu mirada que quema. Desde aquella vez quisiera otra vez volver a mirarte. No sé qué tendrán solo al parpadear yo impresioné. Desde el día en que te conocí, me enamoré de ti. Sin causar tus enojos. Yo quisiera volver a mirarte de cerca otra vez. Y que me quemen tus ojos".
"Fue un single que vendió sobre 150 mil copias, y que consagró al cantante en los escenario de boites y quintas de recreo, donde hizo grande su nombre, como parte de una bohemia urbana que terminó con brusquedad con el golpe de Estado de 1973. De esas fechas datan numerosas entrevistas suyas en las que el cantante se queja de las dificultades para sobrevivir económicamente de la música", complementa su reseña de Música Popular.
El olvido
Si la fama fue ingrata, la decadencia fue aún peor. Con todos los centros nocturnos cerrados por orden de la dictadura, a el entonces denominado "Rey de la Cebolla" no le quedó más remedio que dejar el ambiente artístico.
Con el retorno a la democracia nada cambió. Para entonces su voz ya había desaparecido tiempo suficiente como para quedar en el olvido. Tuvo que salir a actuar a las ferias libres.
"Al principio me moría de vergüenza. Ya no, porque ahora siento el cariño de la gente. Ésta es una buena forma de cantarle al obrero, al trabajador, a la dueña de casa", dijo en una oportunidad al diario El Mercurio.
A principio de 2000 fue invitado a las primeras cumbres guachacas que se hicieron en Santiago. Su arte volvía a las masas cuando una crisis hepática acabó con su vida.
Murió el 31 de diciembre del 2003 a los 64 años. Su funeral fue con rancheras y boleros.