La sahumadora que busca reunir a los cartageninos con la madre tierra
Lorena Prieto Dökala llegó a vivir hace más de un año a la casona de su infancia en Playa Grande, luego de que sintiera que debía convertirla en un lugar donde convergieran la cultura, el arte y la espiritualidad.
Cuando Lorena Prieto Dökala cruzó el umbral de la casa de veraneo de su familia en Cartagena supo de inmediato que debía recuperar el lugar para potenciarlo y convertirlo en un centro donde convergieran el arte, la cultura y la espiritualidad. La casona, construida en 1919, estaba bastante deteriorada, sin embargo, algo en ella la motivaba a echar raíces en el Litoral Central.
"En la entrada de la casa hay un cedro blanco y yo como que sentí el llamado de auxilio de ese árbol", confidencia Lorena con alegría.
El árbol -asegura- le transmitió la urgente necesidad de volver a levantar la casona y convertirla en lo que siempre fue: un lugar hecho para la tranquilidad, el descanso y el disfrute. "Le propuse a René (su pareja) que nos fuéramos a vivir a la playa, pero él me dijo que no era el momento. Luego de un año volvimos a entrar a la casa y esta vez, él también sintió el llamado".
Desde el momento que tomaron la decisión de mudarse con camas y petacas a "Casa Alta", ha pasado un año y medio, tiempo que ha estado lleno de bendiciones para ella y su pareja.
Casa Alta
Lorena fue criada en la capital pero desde que tiene memoria, visitaba junto a su numerosa familia la casona "Casa Alta" de calle Los Suspiros 360, en plena Playa Grande. La residencia, de seis espaciosas habitaciones, se llenaba de primos, tíos, abuelos y amigos que se reunían para disfrutar las vacaciones de verano en el Litoral Central, pero con el paso de los años todo fue cambiando. "Todos empezamos a crecer y ya no veníamos a Cartagena. La casa, después de haber congregado a más de sesenta personas en algunas jornadas, quedó vacía", comenta.
Los recuerdos de aquellos días quedaron guardados en un lugar especial de su corazón. Un día su mamá le pidió que la acompañara a ver en qué condiciones estaba la casona, que albergó su niñez por tantos veranos. Al llegar al inmueble notaron que el abandono lo convirtió en blanco de delincuentes que sustrajeron lo que había en su interior. El paso del tiempo también había deteriorado esta antigua casona que tiene una vista privilegiada del océano Pacífico.
"Tuvimos que arreglarla. Ahora la casa tiene comodidades básicas, pero cuando llegamos se lo habían robado todo, incluso en nuestro actual dormitorio habían hecho hasta una fogata", revela.
Espiritualidad
A pesar del mal estado de la vivienda, Lorena no perdía la fe ya que desde que llegó a vivir con su esposo a Cartagena pudo reunir a la comunidad con su lado espiritual. Empezó a realizar iniciaciones al Sagrado Sahumador, una tradición del origen tolteca (cultura precolombina) que busca equilibrar la madre tierra y todas las relaciones.
"Desde que llegamos empezó a llegar gente de regiones y de Cartagena. En el fondo lo que me interesa es que la gente del Litoral de los Poetas se active y que encuentre en 'Casa Alta' un espacio de convergencia donde estemos todos reunidos transversalmente".
Lorena es comunicadora audiovisual de profesión, y cuando se casó dejó su trabajo de productora en Canal 13 para dedicarse a contribuir al mundo de una manera diferente. Desde pequeña fue la terapeuta de sus compañeras de colegio y amigas. Era la que prestaba oreja, daba consejos y traía la agüita de hierbas si era necesario. "Tenía activadas unas cosas que aún no me daba cuenta, pero con el paso de los años noté que me podía dedicar de lleno a esto", confiesa.
Sagrado Sahumador
Lorena siempre estuvo cercana al fuego. La mujer que criaba a su madre era de origen mapuche y tenía la costumbre de trabajar con el fuego en el centro de la casa. Apenas ella ponía el bracero, toda la familia se ponía alrededor para escuchar sus historias.
"Mientras tejía, sacaba desde un cambucho hierba y la tiraba el bracero. También le ponía azúcar para endulzar la vida o cáscaras de naranja para vender las gallinas", recuerda.
Años después, la comunicadora audiovisual conoció el Sagrado Sahumador. Se inició y se convirtió en la "caminante de humo", la persona que guía a todos quienes quieran participar, sin importar su sexo. "Al iniciarte te conviertes en guardiana del fuego y en la segunda fase en mujer portadora del fuego, o sea, puedes iniciar a otras personas", explica.
Desde el momento mismo de su nacimiento, Lorena ha estado conectada con su lado espiritual, ya que considera que todos tenemos algo especial y que solo debemos tomar la decisión de ponerlo en acción. Es por eso que dejó su vida en Santiago y decidió refugiarse en Cartagena para transmitir sus conocimientos a quien lo solicite.
"No es necesario que se arme un grupo. La gente puede hablar conmigo y podemos coordinar una fecha para la iniciación porque todos los días se puede recibir. Lo más importante es querer".
-¿Cómo fue la acogida de los cartageninos a esta iniciación?
-Espectacular. Nosotros queremos rescatar a las personas comunes y extraordinarias, porque no son corrientes.
Taller del tambor
Lorena además es terapeuta floral, hace reiki y practica la gemoterapia (medicina a través de hierbas), pero como ella misma indica, "lo hago desde mi perspectiva. Hago una fusión con mis conocimientos".
Ella realiza diversos talleres, pero el que más encanta a sus visitantes es el del tambor, ya que deben participar activamente del ejercicio.
"Este taller es netamente terapéutico, ya que debemos elegir un cuero, hacer una estructura y tejer el tambor. Como tú empiezas a relacionarte con los elementos, yo voy observando y te voy a decir algunas cosas".
En el taller la terapeuta da la instrucción de construir el tambor, pero sin mayores detalles, lo que muchas veces molesta a los asistentes, ya que están acostumbrados a oír y a no seguir su propio instinto.
"Yo les entrego el armazón y eso lo relacionamos con nuestro cuerpo físico. Luego de que se seca el cuero, al tercer día deben resonar su tambor", detalla.
Asevera que con el sonido del tambor las personas pueden equilibrar su vida, ya que los golpes permiten cambiar hasta el estado anímico. "Si el ánimo está muy elevado pueden neutralizarlo tocando tierra, que son cuatro pulsos, y si estás muy depre hacemos la dualidad".
Lorena dice que este taller entrega una herramienta invaluable a quienes quieran mantenerse en plenitud, ya que pueden ser sus propios terapeutas. "Quizás nos podemos hacer los locos, pero en el fondo sabemos lo que sentimos y podemos hacer algo por nosotros mismos".
En los últimos años, las técnicas espirituales se han masificado y han generados espacios para que nuevas personas se replanteen su vida, es por eso que muchos cartageninos han decidido no perder el tiempo y contactar a esta terapeuta. "El domingo pasado realizamos el taller del tambor y el 15 de octubre iniciaremos el curso de reiki nivel uno", anuncia.
Contacto
Lorena abre las puertas de su casa a todos aquellos que quieran aprender un poco más sobre este mundo. Para coordinar una cita pueden mandar un mensaje a través de su perfil de Facebook "Lorena Prieto Dökala" o al fan page "Casa Alta 357".