Raúl Abarca Pailamilla

Ella duerme sosteniendo a su hijo en el regazo de su pecho, a su lado, una amiga se acurruca en la única cama, de plaza y media: mientras que en el suelo descansa su esposo por las noches.

Así es como una familia haitiana vive en una deplorable vivienda del sector de Placilla: soportando el frío que se cuela por el techo y las paredes, el hambre y la desesperación de la cesantía. Como si fuera poco, cada 30 días deben cancelar 250 mil pesos por concepto de arriendo. Dinero, que por supuesto, no cuentan.

Sonia Colin (36) llegó a Chile junto a su esposo Lutes Dorneval (31) cuando tenía casi siete meses de embarazo. Ambos provenían de un aproblemado Haití.

"Tuve que dar a luz acá en la casa. En ese lugar", apunta Sonia al piso de cemento, de uno de los rincones de su lúgrebe habitación.

La mujer detalla que las paredes al igual que el techo falso de la vivienda sufrieron filtraciones de agua en las últimas lluvias que se registraron en la provincia de San Antonio. Incluso aún se puede apreciar la humedad en la delgada alfombra que cubre, en algunas partes, el piso de la habitación.

"Hay mucha humedad en esta casa. Todo estaba mojado. La casa no es buena para el niño y por lo mismo terminó enfermándose", dice en un trabado español esta haitiana que lleva cuatro meses en San Antonio junto a su pareja e hijo.

"Llegamos hasta acá porque un primo de mi esposo se vino antes. En Haití tengo cuatro hijos más y mi mamá que está enferma. Espero tenerlos pronto acá, porque la situación es mi país está muy mala", narra.

Como si fuera poco, el reciente miércoles Lutes quedó sin trabajo, por lo que pagar este irrisorio arriendo se le hace imposible a esta nueva familia de sanantoninos.

"Creemos que es muy alto el precio del arriendo para la casa. Nos pidieron que la dejáramos, porque no tenemos dinero para pagar", confiesa Sonia con su guagua entre sus manos y bastante preocupada por la situación que la aqueja.

Además, debido al destructivo huracán que azotó a este país del caribe, Sonia dejó producir leche para su hijo y ahora solo es alimentado con leche en polvo.

"Estábamos muy mal porque no sabía nada de mi familia. Muy nerviosa, histérica y eso hizo que no diera leche o muy poca", se lamenta.

A su lado se encuentran su amiga Ybeta Lebrum (36) con su pequeña hija de un mes y un par de días.

Ellos también viven una situación similar a un par de cuadras de Sonia. En un inmueble de material ligero vive Ybeta junto a su retoño y esposo, quienes hacen lo imposible por conseguir algún alimento.

Ambas familias se reúnen diariamente para ayudarse mutuamente en lo que necesitan, sobre todos, si se trata de la alimentación de los recién nacidos.

"La estamos pasando mal, pero la gente de acá nos ha ayudado mucho. Es muy buena y cariñosa con nosotros", aclara Lebrum.

Una de estas buenas personas, como dice Ybeta, es Karen Cerda, presidenta de la junta de vecinos Los Olivos de Placilla. La mujer, conmovida por las condiciones en las que "sobreviven" estas dos familias, comenzó a liderar una campaña para ir en ayuda de sus vecinos.

"Un caballero del sector, que les daba alimentos, me contó de lo que están viviendo. Aprovechando, hace un tiempo atrás, que se iba a realizar la Fiesta del Barrio decidimos reunir alimentos no perecibles para ayudarlos. Sobre todo por los niños, porque son los más afectados con las malas condiciones de su casa y los problemas económicos", resume.

Es por esta razón que un grupo de placillanos realizará una lota para ir en ayuda de estas dos familias.

La actividad se realizará hoy en la sede del club Unión Placilla, a contar de las 19.30 horas. El valor es de mil pesos con derecho a disputar 12 premios. "Tendremos comida para vender y esperamos que nos puedan cooperar", implora Cerda.

4 meses llevan estas dos familias en San Antonio. Ambas esperan que sus seres queridos dejen Haití para radicarse en Chile

1.000 pesos es el valor del cartón para esta lota a beneficio que se realizará hoy, en la sede del club Unión Placilla, a las 19.30 horas.