Querida comerciante está "a punto de quedar inválida" por culpa de un examen extraviado
La vecina de Cartagena pasó tres años esperando que un análisis llegara desde Valparaíso a San Antonio. Ahora teme "quedar en una silla de ruedas" porque la demora produjo, según ella, un daño irreversible en su rodilla izquierda.
Las expresiones de dolor en el rostro de Claudia Villalobos (42) lo dicen todo. En su bazar de calle Pedro Montt pasa gran parte del día sentada porque apenas puede mantenerse en pie. Cuando lo hace no puede evitar quejarse y reflejar en su cara lo complejo que es para ella el simple hecho de dar un paso. Está "a punto de quedar inválida", asegura.
Estuvo tres años esperando el resultado de un examen a la rodilla que se practicó en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso, que, según ella, nunca llegó a su destino: el Claudio Vicuña de San Antonio.
Se trata, de acuerdo a su relato, de "una comedia de equivocaciones", que la tiene viviendo el peor momento de su vida y llena de miedos.
Mientras hablamos con ella, en su local de productos cosméticos, somos testigos de lo que debe experimentar todos los días, prácticamente las 24 horas: un intenso dolor en la pierna izquierda.
Cada vez que se desplaza para atender a un cliente el malestar vuelve con más fuerza. "Esto solo empeora", dice resignada a lo peor.
"Me imagino con la silla de ruedas. Ahí sí que no sé qué será de mi", agrega la comerciante, madre de tres hijos.
Vamos por parte. Hace tres años comenzó a sentir fuertes dolores en la rodilla izquierda y fue al médico en el hospital de San Antonio. Le advirtieron, siguiendo su versión, que se trataba de algo serio y la enviaron a Valparaíso para que le realizaran los exámenes necesarios. Los profesionales temían que se tratara de una artrosis severa... y así fue. Solo que demoraron tres años en asegurarse.
En el Van Buren le hicieron los estudios y se devolvió a la casa feliz. Sabía que tendría que esperar un buen tiempo, pero no imaginó que tanto. "Uno sabe que el sistema público es más lento, que las horas demoran, pero empezó a alargarse mucho todo el proceso", agrega la mujer.
Mientras confiaba en que en algún momento recibiría el llamado de algún centro asistencial, su rodilla izquierda siguió empeorando.
"Me dieron remedios para calmar el dolor, pero el examen no llegó nunca. Tuve que hacerme la enojada y explicarle a una señorita del hospital de acá (Claudio Vicuña), que se enojó tanto como yo y tramitó los informes, pero no la placa. A ella le respondieron de inmediato", cuenta.
"Me he sentido mal en algunos casos, por la demora, pero ahora entiendo que se perdió, que se extravió de alguna forma y eso es una pena, porque mientras tanto empeoré más. Yo no tengo los medios para hacerme las cosas de manera particular", agrega.
Claudia dice que desde el momento en que reclamó enfurecida, los profesionales del hospital de San Antonio la han ayudado en todo, pero que lamentablemente ya tiene un daño irreparable.
"Estoy condenada a la operación o a la silla de rueda", confiesa.
"No sé cómo lo voy a hacer con mi negocio, o cómo me las arreglaré para moverme hasta acá. No veo esto de buena forma. Igual tengo la tranquilidad de que me van a operar, pero no sé cuándo, espero que sea pronto y que salga bien", añade con desconfianza.
"Me sentí humillada en algún punto, pero no sé bien con quién. Tal vez ha sido solo mala suerte, pero es una pena que esto le pase siempre con los que menos tienen", finalizó.