La historia de amor de los dueños del nuevo restaurante peruano "Querida Lima"
Leny y Johan llegaron hace dos meses a San Antonio y se quedaron.
La ancha puerta se abre para dar paso al comedor lleno de mesas cubiertas por tejidos típicos de la cultura andina. De fondo suena un vals peruano que dice "cariño bonito por dónde andarás". Afuera, en el bullicio de los camiones que pasan por avenida Chile, nadie sabe que estoy frente al escenario de una maravillosa historia de amor. Sí, de amor, de esos amores que remecen y transforman la vida. Privilegiado quien ama y come rico, pienso. "Bienvenido a Querida Lima", se oye fuerte en el ingreso.
Hasta hace tres meses, en el recinto de avenida Chile 125 funcionaba el restaurante de D'Bórquez. Hoy el lugar se transformó en el restaurante "Querida Lima", la aventura comercial que iniciaron Johan Ochoa Rufasto (25) y Leny Díaz Terrones (31), una pareja nacida en Perú.
La historia de ambos partió así: hace 5 años, Johan llegó al restaurante Ají Seco, en la comuna Providencia, para pedir trabajo como barman. Frente a él estaba la mujer que lo entrevistaría. Leny, quien era la administradora del local, le hizo las preguntas de rigor para ver si le daba el puesto. "Yo la vi y me gustó, sentí el click desde el primer momento", cuenta él.
Tiempo después Johan invitó a su jefa a salir y conocerse. Él se la jugó por ese flechazo. Así nació el cariño, se hizo la unión, crecieron los besos.
Emprender juntos
En el restaurante Ají Seco de Providencia, Leny es socia junto a otra persona. Allí aprendió cómo tener éxito en este rubro. Mientras su relación con Johan se hacía más sólida, surgió la idea de emprender un rumbo juntos y abrir su propio negocio.
Ambos llegaron a Chile en busca de mejores oportunidades. Leny lo hizo hace 15 años y él hace 6 años.
Por varios años juntaron dinero y empezaron a buscar una zona donde instalarse. De esa manera, llegaron a San Antonio. Estuvieron a punto de comprar el local de las antiguas Parrilladas de Don Pepe, también en avenida Chile. Pero eso falló y cuando fueron a comer a D'Bórquez terminaron hablando con quien era el dueño, José Bórquez. Le ofrecieron comprarle el recinto después de que a una corredora de propiedades se le ocurriera esa idea. "Lo compramos con derecho a llave", afirma Leny.
La familia está instalada en un hospedaje en Llolleo, a la espera de encontrar una casa. Johan y Leny tuvieron un hijo, Matías, que se empina inquieto en su año y medio. Los dos tienen otro hijo cada uno con sus ex parejas. Karen Dayana y Fabricio se llaman. Todos son uno solo, son todos hermanos.
El restaurante "Querida Lima" se hizo realidad en octubre pasado. "Abrimos hace 15 días y hemos tenido una muy buena acogida", dice Leny, quien admite que la fama que logró D'Bórquez en 42 años de historia les ha servido a ellos para atraer clientes.
Con ellos trabajan otras siete personas con especialidad en preparar todo tipo de comida peruana. Son expertos en lomo saltado, ceviches, ají de gallina, pulpo al olivo, seco de vacuno, causas y lo que uno imagine. Y para beber, tienen el mejor pisco sour peruano."Atendemos a la gente como si fuera familia y se va contenta", sostiene Johan.
En Santiago, ellos tenían la vida casi hecha. "Vinimos a San Antonio a probar suerte, pero parece que nos está yendo bien y seguimos con mucha fe; estamos bien y por eso estoy agradecida de Dios y del ex dueño que nos está apoyando mucho", declara Leny.
Se ríe Leny al recordar el día en que vio por primera vez a Johan. El pudor le llena la expresión de la cara. "Sí, nos gustamos desde un principio", reconoció. Y confirma con ello que el amor nació en un lugar muy parecido al restaurante en que hoy anidan la esperanza y la grácil sensación de querer a alguien más allá de todo y de todos. Acá en el puerto viven el amor que en Perú jamás imaginaron. Y con un clima que ya adoran.
Privilegiado quien ama y come rico, ratifico mientras suena otro valsecito peruano de esos de amores que estremecen. Saboreo un suspiro limeño para endulzar la tarde. Y sueño.