Estremecedor: así se preparan para la muerte las familias de los pacientes con cáncer terminal de San Antonio
El "Policlínico del dolor" es un programa del hospital Claudio Vicuña que atiende a más 140 pacientes con bajas probabilidades de sobrevida.
Perder a un ser querido debe ser uno de los dolores más grandes de la vida. Puede ser por sorpresa o largamente esperado, de igual forma, no hay manera de evitar la pena y la angustia de dejar partir a quien tanto queremos. Algunas veces queda el consuelo de que la persona fallecida no sufrió en sus últimos momentos, pero no en pocos casos somos testigos de prolongados episodios de dolor y agonía, que afectan al paciente y a sus familias.
En el hospital Claudio Vicuña de San Antonio trabaja desde 2002 un equipo dedicado especialmente a atender estas situaciones en que la medicina no ha encontrado la cura, o la dolencia se ha descubierto muy tarde.
Actualmente más de 140 pacientes con algún tipo de cáncer en etapa terminal son parte del Programa de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos.
Una gran misión
La unidad tiene como misión brindar asistencia integral al enfermo y su entorno más cercano. Está integrada por un médico, un técnico en enfermería, un sicólogo y una enfermera, que reciben usuarios derivados por un especialista u oncólogo.
En el "Poli del dolor", como es conocido, no sólo se entrega terapia analgésica, sino que además se enseña autocuidado al paciente y se entrega apoyo sicosocial a la familia durante la enfermedad o etapa de duelo.
No hay momento en que no se deje de entregar consuelo a la familia, aseguran desde el recinto.
Paula Romo, enfermera de esta repartición, informó que cada jueves se hace un taller de acompañamiento familiar y los viernes se efectúa visita domiciliaria a un promedio de cinco usuarios, oportunidad en que se educa a los beneficiarios y se entregan pautas de alimentación saludable.
"Si está postrado se les enseñan cuidados de la piel, entonces con este grado de contacto, es imposible que uno no se encariñe", dice la profesional.
Grave problema
La iniciativa partió a nivel nacional en 1994 en el marco del Plan Nacional del Cáncer que se creó en 1987 debido a una preocupante realidad: "los tumores malignos representan un grave problema de salud pública. En la actualidad, en el mundo ocurren 15 millones de casos nuevos de cáncer cada año y un 60% fallece por esta causa", según informa el Ministerio de Salud.
En Chile, de acuerdo a datos publicados por el Instituto Nacional del Cáncer, el 21% de las muertes es por culpa del cáncer, convirtiéndose así en la segunda causa de fallecimientos en nuestro país tras el infarto.
Pese a que el promedio de sobrevida de los pacientes es de 169 días desde el momento del diagnóstico, el médico de la unidad, Enrique Jiménez, destacó el rol social que cumplen.
"Podemos aliviar el dolor y los síntomas asociados como náuseas, vómitos, ascitis (acumulación de líquido), insomnio, calambres, todo dentro del contexto de un cuadro gravísimo como es el cáncer. Si hablamos de dignidad, no existe mejor forma de asegurarla que el acompañamiento que se realiza en el doloroso momento en que se le diagnostica un cáncer terminal", explica.
Dolor
Lamentablemente, una de las tareas principales de los profesionales es evitar que el paciente sea víctima de los intensos dolores que finalmente lo llevan hasta la muerte.
De acuerdo a las estadísticas del ministerio, "el dolor por cáncer en situación avanzada (terminal) llega a afectar entre el 70 y el 90 por ciento de los enfermos".
"Pueden coexistir varios tipos, pero el más frecuente es un dolor crónico. De forma simplificada esto quiere decir que el 80 por ciento del dolor es de causa tumoral y 20 por ciento debido al tratamiento", asegura la Guía Clínica de Alivio del Dolor creada por la cartera en 2011.
"Hay casi un 10 por ciento de otras causas, como los síndromes inducidos por el cáncer y causas no relacionadas con el cáncer (infarto miocardio, enfermedad isquémica, enfermedades reumáticas, entre otras", agrega.
"Las localizaciones anatómicas más frecuentes de dolor son la columna vertebral, abdomen y tórax", añade el texto.
Muerte
Llega un punto en que el cáncer no permite a las familias y al paciente seguir aferrándose a la vida, en que la muerte parece ser la única salvación. Cuando eso pasa, los profesionales del programa entregan una carta a los dolientes de parte del fallecido. Son sus últimas palabras.
"Querida familia comprendo su dolor y el vacío que dejé, pero aún así quiero que sepan que no importan los hechos que nos alejaron, que lo único importante es el tiempo que compartimos juntos, porque cuando estaba en vida me amaron y los amé", dice el texto.
"Lloramos y nos reímos en la enfermedad y en la salud, nos debilitamos, nos fortalecimos, nos resbalamos y nos levantamos. Cometimos errores y los corregimos, estuvimos juntos en momentos difíciles, malos y buenos, eso es lo único que deseo que recuerden con un sentimiento de alegría, porque aunque mi cuerpo dejó de existir, sigo con ustedes en alma y espíritu, que nunca morirán", prosigue.
"Gracias por respetar mis deseos y dignidad hasta el último momento y por ayudarme a aliviar el dolor físico y del alma", finaliza la misiva que reciben los familiares de los enfermos de cáncer.
Por supuesto, el deceso muchas veces es solo el comienzo. Los especialistas del programa continúan monitoreando a las familias semanas e incluso meses después de los funerales.
¿Cómo acceder?
Para ingresar al "Poli del dolor", el médico tratante debe confirmar al paciente para alivio del dolor y cuidados paliativos, entregando una constancia y un Informe de Proceso Diagnóstico, documentos que deben ser entregados en el GES.
Tras esta instancia, debe recibir atención médica en un plazo de cinco días hábiles para posteriormente iniciar su tratamiento farmacológico, que es entregado íntegramente por el hospital.
Solo pensar que en estos momentos hay 140 sanantoninos sufriendo a niveles inimaginables, que padres, madres, hijos, hermanos y nietos están siendo testigos de la agonía de un ser querido, debería hacernos más conscientes sobre la importancia del autocuidado.
Algunas alternativas están al alcance de la mano. Desde julio se están tomando exámenes preventivos de mamografías en el consultorio de Barrancas. Recuerde que siempre es mejor prevenir que curar.