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Mujer afectada por el terremoto del 2010 denuncia "tremenda injusticia"

Mireya Maldonado era dueña de uno de los departamentos que fueron demolidos en Villa del Mar. Acusa que quedó sin indemnización.
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Jesús Farías Silva

Mireya Maldonado se las ha sufrido todas por culpa del terremoto del 27 de febrero de 2010. La mujer era propietaria de uno de los departamentos del conjunto habitacional Villa del Mar, en la parte alta de Barrancas, cuando el fuerte sismo 8,8 grados Richter azotó la zona central.

"Fue terrible", resume en solo dos palabras. Después de un largo transitar pensó que al fin tendría algo de justicia y que junto a decenas de vecinos sería beneficiaria de una indemnización económica por parte de la empresa constructora. Pero cuando comenzaron a entregar los cheques, ella no venía en la lista. No le habían asignado ni un solo peso y no le dieron respuesta alguna del porqué.

"Después de todo lo que pasé por culpa de esos departamentos que estaban mal hechos, pensé que la compensación nos iba a ayudar en algo, pero no pasó nada", asegura la mujer, quien agrega que al menos diez de los más de doscientos afectados quedaron de manos cruzadas por el mismo problema.

"Esto es algo extra a la reconstrucción de los departamentos, que ya se hizo. Esto era una demanda para la cual todos tuvimos que ir a firmar a una notaría. La cosa avanzó y nos citaron hace unos días a una sede de Alto Mirador. Varios se fueron con su plata y otros, muchos, no solo yo, nos quedamos sin nada. Empecé a preguntar, pero me dijeron que más adelante verían nuestros casos. Nadie nos ha dado una explicación", asegura con molestia.

"Es una lástima porque mi familia y yo tuvimos que pasar por muchas penurias para llegar a donde estamos. Es una injusticia tremenda lo que nos están haciendo", añade.

Mireya cuenta que a las 3.34 de la madrugada de ese 27 de febrero, cuando se desató la tragedia, ella estaba durmiendo con su marido, y que sus dos hijos, de entonces 12 y 18 años, hacían los mismo en sus respectivas habitaciones.

"Nos despertamos con el susto. Todo se empezó a caer y a romper, los vidrios, la loza, la tele y hasta las paredes se quebraron", recuerda con angustia.

Los días posteriores al sismo tuvieron que ingeniárselas para vivir en carpas, en una mediagua y finalmente en un albergue.

"Perder la casa es algo que no se lo doy a nadie, porque lo que no perdimos con el terremoto lo perdimos después. Todas nuestras cosas, como un comedor por ejemplo, estaban en la calle y se empezaron a romper", agregó.

"Lo único que pido es una respuesta, una explicación de por qué mi familia y yo nos quedamos sin la compensación. Después de todo lo que pasamos, nos correspondía. No quiero pensar que nos quisieron perjudicar. Ojalá que alguna autoridad nos ayude y nos guíe", finalizó.

Diario El Líder intentó ponerse en contacto con el abogado que se hizo cargo de la causa para confirmar la situación, y con el Serviu pasa saber si tenían conocimiento del problema. En ambas partes no tuvimos respuesta.

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la mujer, actual residente de placilla, vivía en los departamentos demolidos tras el terremoto de 2010.
mireya maldonado.
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